Un rastro de balas permite hallar una gran fosa en Jerez
El Foro por la Memoria cree que puede contener entre 300 y 600 cuerpos
Hasta ahora hab¨ªa sido un rumor macabro. La gente de los pueblos cercanos (Cortes de la Frontera, en M¨¢laga, y Jimena de la Frontera y Ubrique, en C¨¢diz) hablaba de que en el cortijo de El Marrufo (Jerez de la Frontera) hab¨ªa enterrados cientos de fusilados del franquismo. Las catas que arque¨®logos del foro por la memoria realizaron este verano sobre unas cinco hect¨¢reas de este paraje, el equivalente a 10 campos de f¨²tbol, han probado que ten¨ªan raz¨®n. El detector de metales se volvi¨® loco. Hab¨ªa tantas balas y casquillos que parec¨ªa que alguien las hab¨ªa arrojado como si fueran semillas. Recogieron hasta 70 en dos prospecciones, con fecha y firma: Pirot¨¦cnica sevillana, 1936. Junto a los proyectiles, relat¨® el arque¨®logo Jes¨²s Rom¨¢n, tambi¨¦n encontraron cr¨¢neos agujereados por tiros de gracia.
¡°Creemos que aqu¨ª puede estar una de las mayores fosas comunes de Espa?a en campo abierto, fuera de un cementerio: entre 300 y 600 personas¡±, afirma Andr¨¦s Rebolledo, presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar y nieto y sobrino de dos fusilados en la zona. El cortijo de El Marrufo fue, entre noviembre de 1936 y marzo de 1937, ¡°un centro de detenci¨®n, tortura y ejecuci¨®n equivalente a la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA) en Argentina¡±, asegura Jos¨¦ Mar¨ªa Pedre?o, presidente de la Federaci¨®n Estatal de Foros por la Memoria. ¡°Durante esos meses fueron detenidas una media de entre ocho y diez personas al d¨ªa¡±, corrobora Fernando Sigler, coordinador de la investigaci¨®n, que ha tenido una subvenci¨®n de 55.900 euros del Ministerio de la Presidencia. ¡°En todo el valle del Sauceda viv¨ªan por aquel entonces unas 2.000 personas¡±.
Los asesinos, seg¨²n les han contado testigos y descendientes de las v¨ªctimas durante el ¨²ltimo a?o, mataron a hombres y tambi¨¦n a mujeres y ni?os, a los que reten¨ªan en la ermita del cortijo.
Adem¨¢s de los testimonios recogidos entre la gente mayor de los pueblos pr¨®ximos, Sigler consult¨® archivos municipales, provinciales y nacionales, para documentar los consejos de guerra celebrados en la zona y el n¨²mero de viudas y hu¨¦rfanos de entonces. La documentaci¨®n oficial de la ¨¦poca reconoce ¡°una limpieza¡± de 50 muertos en los primeros d¨ªas de noviembre en el Valle de la Sauceda y de otros 20 en el cortijo del El Marrufo.
¡°Mi abuelo, Andr¨¦s Barrero, era arriero. Ten¨ªa un burro y unas pocas cabras. Cuando le mataron ten¨ªa 36 a?os y cuatro hijos: la peque?a, mi madre, de a?o y medio, y el mayor, de siete. Tambi¨¦n fueron a por mi t¨ªo abuelo. Mi abuela huy¨® al monte con los ni?os y los sublevados la detuvieron durante cuatro d¨ªas¡±, relata Andr¨¦s Rebolledo. ¡°Por eso estoy en esta lucha. No vamos a parar hasta que en este lugar se haga una exhumaci¨®n. Es una responsabilidad del Gobierno, sea cual sea, llevarla a cabo¡±.
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