Las trampas de una promesa
El sistema de transferencias a las autonom¨ªas fue completado en 2002 por Ana Pastor No permite que alguien desde fuera decida qu¨¦ servicios se prestan
Es una promesa f¨¢cil y efectiva: todos los espa?oles tienen derecho a recibir los mismos servicios por parte del sistema nacional de salud independientemente de la comunidad en la que vivan. La acaba de mencionar Ana Pastor. Pero ella misma ¨Cm¨¦dico y ministra de Sanidad entre 2000 y 2004- sabe que esa promesa tiene varias trampas. La primera, que no hay herramientas para imponerla. El sistema de transferencias a las autonom¨ªas, que la propia Pastor se encarg¨® de completar en 2002 (aun a pesar de algunos gobernantes territoriales de su partido, como los de La Rioja y Murcia), no permite que alguien desde fuera decida qu¨¦ servicios se van a dar. Lo ¨²nico que est¨¢ establecido es cu¨¢les son las prestaciones m¨ªnimas que todas las comunidades deben ofrecer. A partir de ah¨ª, cada una, con sus propios fondos, puede hacer lo que quiera.
Para que eso quedara claro, en 2005 ¨Cya con Gobierno del PSOE- se aprob¨® la cartera de servicios m¨ªnimos, que son las prestaciones que todos deben ofertar. Claro que hablar de ¡°m¨ªnimos¡± en Espa?a es una exageraci¨®n. Para la inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses de nuestro entorno, esta lista de prestaciones p¨²blicas, la inmensa mayor¨ªa de ellas gratuitas, ser¨ªa un cat¨¢logo de m¨¢ximos. Por eso a las comunidades, siempre deseosas de marcar la diferencia con las vecinas, les ha costado tanto sacar pecho y encontrar algo que ofrecer que no hagan las dem¨¢s.
Uno de los campos en los que hab¨ªa m¨¢s terreno para ser original era el de la prestaciones bucodentales. Pero un acuerdo del Consejo Interterritorial de 2007 ¨Cque es el encargado de acordar las prestaciones comunes- estableci¨® tambi¨¦n los m¨ªnimos para todos, sobre todo en lo que se refiere a los menores. Tambi¨¦n en el campo de la atenci¨®n socio-sanitaria hay diferencias, o en el de la financiaci¨®n p¨²blica de productos sanitarios (pa?ales, pr¨®tesis).
De hecho, cada vez que una comunidad ha tenido una buena idea en ese sentido ¨Cla primera unidad de identidad de g¨¦nero de Andaluc¨ªa, por ejemplo-, lo que ha sucedido es que el resto la ha asumido y se han creado centros de referencia para atender a toda la poblaci¨®n espa?ola que lo necesitara.
La segunda trampa de esta promesa es que, aceptando que hay algunas diferencias entre comunidades, no se dice c¨®mo se va a unificar la oferta. ?Se va a restringir el programa de atenci¨®n bucodental que ya disfrutan en el Pa¨ªs Vasco o los cuidados paliativos domiciliarios de Catalu?a, por ejemplo? ?O se va a forzar a las dem¨¢s comunidades a ponerse a la par que las m¨¢s generosas ¨Cse supone que d¨¢ndoles el dinero para ello-?
Y queda una tercera trampa. O una llamada de atenci¨®n. Porque si tan claro lo tienen, pod¨ªan empezar por unificar la oferta en las comunidades gobernadas por el PP. Para eso no necesitan elecciones. Que todas den la vacuna de la neumon¨ªa, como Madrid y Galicia. O que estas la retiren e igualen la cartera vacunal de Murcia, por ejemplo. O que todas den todos los medicamentos subvencionados por la sanidad p¨²blica, o que los restrinjan igual que Galicia.
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