El final de ETA no afecta a las elecciones
La mayor¨ªa de los espa?oles asegura ser esc¨¦ptica sobre las intenciones de la banda Rechazo mayoritario a medidas de reinserci¨®n sin perd¨®n previo
ETA ha causado tanto da?o que su anuncio de cese definitivo de la actividad terrorista el pasado jueves provoca escepticismo entre los ciudadanos, recelos sobre posibles medidas de reinserci¨®n, oposici¨®n a un proceso de di¨¢logo y resistencia mayoritaria a que tenga reflejo en los resultados electorales del 20-N.
Seg¨²n una encuesta de Metroscopia para EL PA?S, realizada tras el anuncio de ETA, hasta un 53% de los espa?oles no cree que suponga realmente el final del terrorismo. La sucesi¨®n de anuncios de treguas parece haber provocado un cierto hartazgo entre los ciudadanos, que no impide que el 77% confiese su alegr¨ªa, aunque mantenga sus dudas sobre las verdaderas intenciones de la banda terrorista. Los m¨¢s satisfechos son los m¨¢s j¨®venes, lo que da idea de que hasta qu¨¦ punto se ha asumido el terrorismo como problema.
El sondeo arroja luz sobre dos inc¨®gnitas: la repercusi¨®n electoral del comunicado de ETA, conocido justo un mes antes del 20-N, y el margen de maniobra que tendr¨¢ el nuevo Gobierno para cerrar definitivamente el cap¨ªtulo de 43 a?os de asesinatos, secuestros y extorsiones en Espa?a.
Los m¨¢s satisfechos son los m¨¢s j¨®venes, lo que da idea de que hasta qu¨¦ punto se ha asumido el terrorismo como problema
Sobre la primera de ellas, se desarma la acusaci¨®n de que el Gobierno del PSOE y, por extensi¨®n Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, podr¨ªa haber maniobrado para acelerar el proceso para rentabilizarlo a su favor en las urnas. Esa estrategia no tendr¨ªa sentido, porque el 55% de los ciudadanos asegura que el m¨¦rito es de todos, es decir de los dos grandes partidos que han hecho frente al terrorismo. No hay apenas diferencia entre los votantes del PSOE y del PP al entender que el m¨¦rito no es atribuible a nadie en particular. La derrota de ETA no es un arma electoral, aunque Rubalcaba haya sido el ministro del Interior que mejor cuenta de resultados pueda presentar en la lucha contra el terrorismo y el que ha liderado la recta final.
Las excepciones del PP
La idea fuerza de la primera reacci¨®n del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, fue precisamente la de reconocimiento a todos sus antecesores sin distinci¨®n. Las ¨²nicas excepciones a ese clima de consenso han sido las que tienen que ver con dirigentes del PP que como Esperanza Aguirre y Jaime Mayor Oreja han aprovechado para descalificar al actual Gobierno, hablando m¨¢s o menos abiertamente de supuestos procesos ocultos de di¨¢logo del Ejecutivo con ETA.
No hay apenas diferencias respecto al resultado de hace dos semanas y el PP mantiene una ventaja de m¨¢s de 15 puntos
Entre los espa?oles ha calado, pese a los enfrentamientos de la anterior legislatura y alguna escaramuza pol¨ªtica de esta, que el terrorismo es un asunto de Estado, sin intereses partidistas.
Y el hecho de que ETA no est¨¦ entre las principales preocupaciones de los espa?oles en este momento (seg¨²n todas los sondeos), parece dar idea de que se da por amortizado el final de la banda y que las elecciones del 20-N tienen una l¨®gica que tiene m¨¢s que ver con la crisis econ¨®mica.
Por eso, en la encuesta no hay apenas diferencias respecto al resultado de hace dos semanas y el PP mantiene una ventaja de m¨¢s de 15 puntos (45,4% frente a 30,1%). Pase lo que pase, la diferencia no parece acortarse y se arruina la tesis de quienes consideran que Rubalcaba intenta exprimir su ¨²ltima baza electoral.
Ni siquiera la mayor¨ªa de los votantes del PSOE considera que el final del terrorismo vaya a beneficiar a Rubalcaba.
La movilizaci¨®n de los electores de la izquierda, los que han dado la espalda al PSOE, depende m¨¢s del malestar acumulado por decisiones vinculadas a la crisis, de tal forma que se mantiene la idea de que estas elecciones se disputan sobre los sentimientos, las impresiones y las se?as identitarias de cada partido y los votantes del PP no dejan de estar decididos a acudir a las urnas.
ETA ha conseguido, en todo caso, hacerse presente en la campa?a electoral. A falta de escrutinio detallado y territorializado de la estimaci¨®n de voto, el 57% asegura que sin violencia los resultados electorales en el Pa¨ªs Vasco no cambiar¨¢n. En la ¨²ltima cita electoral, la de las municipales, Bildu, la formaci¨®n que representa a la izquierda abertzale, lleg¨® al 25% en el Pa¨ªs Vasco y al 11% en Navarra. Con esos datos podr¨ªa llegar a tener grupo parlamentario propio en el Congreso como Amaiur, disputando al PNV ser el partido m¨¢s votado en ambas comunidades y con capacidad para presentar iniciativas sobre ETA y el Pa¨ªs Vasco.
De cara al futuro, la mayor¨ªa de los espa?oles s¨ª cree que Mariano Rajoy, favorito seg¨²n las encuestas, est¨¢ en condiciones de gestionar la situaci¨®n. Obviamente, en este caso s¨ª hay diferencias entre votantes del PSOE y del PP.
Rajoy, si llega a ser presidente, tendr¨¢ que torear con la presi¨®n de los sectores m¨¢s duros de su partido y de sus medios afines que consideran que no estamos ante el fin de ETA y que, por tanto, hay que ser inflexibles. Y, sobre todo, tendr¨¢ que lidiar con un rechazo mayoritario de la opini¨®n p¨²blica a realizar concesiones a una ETA residual.
El enorme da?o causado hace que la mayor¨ªa rechace todas las posibilidades de beneficios a ETA: el 49% no quiere que los gobiernos de Espa?a y Francia se sienten a hablar con la banda sobre el futuro de los presos y los huidos; el 72% rechaza medidas extraordinarias de reinserci¨®n para los que tengan delitos de sangre y un 47% se opone a un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco.
A lo m¨¢s que est¨¢n dispuestos a llegar los espa?oles es a la concesi¨®n de beneficios penitenciarios, pero siempre condicionados a que ETA pida antes perd¨®n.
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