Bandr¨¦s supo que la batalla en Euskadi era tambi¨¦n por la libertad
Ha muerto cuando se abre un tiempo de silencio para las pistolas por el que tanto luch¨® y sufri¨®
?ltimamente solo hablaba por los ojos, por los ojos y por las manos con que nos atra¨ªa hacia s¨ª y nos abrazaba y besaba cuando nos lo encontr¨¢bamos por la calle en su silla de ruedas, conducido y tambi¨¦n escoltado. Quer¨ªa decirnos que aunque se encontraba al otro lado de la frontera marcada por su enfermedad, en un territorio nebuloso invisible para nosotros, no hab¨ªa perdido la memoria, que reconoc¨ªa perfectamente nuestros rostros y voces y necesitaba de nuestro contacto, nuestro roce, que le transmiti¨¦ramos cari?o. Hablaba por los ojos, con la sonrisa puesta, mientras nos apretaba muy fuerte las manos, sin prisa, detenido en cualquier punto del centro de la ciudad, pero con sus escoltas atentos. Y es que en esta Euskadi-Saturno tan capaz de comerse a sus hijos, ni siquiera ¨¦l, en su estado, pod¨ªa sentirse libre de la vesania asesina cuando paseaba por San Sebasti¨¢n, entre el Boulevard y la avenida de la Libertad, preferentemente, y recog¨ªa muestras de afecto de amigos y conocidos.
Bandr¨¦s hab¨ªa perdido el habla a resultas de un derrame cerebral, pero antes de eso ya hab¨ªa apagado pr¨¢cticamente su voz pol¨ªtica, decepcionado por la evoluci¨®n y divisi¨®n del pa¨ªs, dolido tambi¨¦n por aquellos de sus compatriotas que le hab¨ªan retirado la palabra. El abogado antifranquista, clave en la estrategia del Proceso de Burgos a los primeros militantes de ETA que puso al r¨¦gimen de Franco contra las cuerdas en la esfera internacional, el pol¨ªtico que junto a Mario Onaindia m¨¢s empuj¨® para que ETA pol¨ªtico-militar se disolviera, el diputado que traz¨® en el Congreso la raya entre quienes consent¨ªan y no consent¨ªan la tortura y soport¨® un 23-F particularmente amenazante, acaba de morir justo cuando en Euskadi se abre el tiempo de silencio para las pistolas por el que tanto luch¨® y sufri¨®. Porque, cargada de amenazas, de la extrema derecha y de ETA, y de descalificaciones de los nacionalistas espa?oles y vascos, su vida estuvo demasiado marcada por el desgarro de una sociedad vasca violenta y violentada.
Le qued¨® siempre el alivio reconfortante de haber peleado honestamente contra el fundamentalismo totalitario y la violencia terrorista, de no haber sucumbido a la visi¨®n estrecha y criminal de un nacionalismo que justificaba el exterminio del adversario o la limpieza ¨¦tnica. Frente a los personajes nefastos que determinaron la deriva del pa¨ªs, Bandr¨¦s fue de los pol¨ªticos responsables que en los tiempos m¨¢s convulsos tir¨® del carro de la democracia y el autogobierno cuando los aventureros locos empujaban hacia el despe?adero y los expendedores de carn¨¦s de la autenticidad vasca trabajaban a pleno rendimiento.
Brillante, inteligente, afable, educado, la ¡°corbata de Euskadiko Ezkerra¡± fue un hombre bueno y un pol¨ªtico de bien que contribuy¨® a hacer mejores a los vascos que lucharon contra el ¨²ltimo franquismo. Desde su compromiso militante con las libertades y los derechos humanos supo ennoblecer y encauzar las alborotadas luchas de buena parte de la juventud vasca durante la Transici¨®n pol¨ªtica y ayud¨® a vencer las inercias del pasado, a practicar la democracia y a guiarse de la moral y la ¨¦tica a la hora de contener la violencia. A sus esfuerzos se debieron en gran medida la desarticulaci¨®n de los grupos de extrema derecha del Batall¨®n Vasco Espa?ol y dem¨¢s que empezaron a practicar un terrorismo de respuesta al de ETA.
Fue de los primeros en comprender que los perros guardianes del caser¨ªo pueden convertirse en nuestros carceleros y asesinos y que la batalla que se libraba en Euskadi no era solo por la paz, sino tambi¨¦n por la libertad. Al igual que Mario Onaind¨ªa, a quien defendi¨® en el Proceso de Burgos y con quien comparti¨® el liderazgo en Euskadiko Ezkerra, Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s sostuvo que la patria no es el lugar donde se nace sino donde se es libre. Ha muerto cuando se retira la amenaza sobre la paz y la libertad, aunque sin tiempo de haberla disfrutado. Descanse en paz, Bandr¨¦s, siempre libre.
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