La Audiencia desmonta la instrucci¨®n de Ruz sobre el chivatazo del Fais¨¢n
Elosua pudo estar en una perfumer¨ªa y no en su bar en el momento del soplo
¡°Si el cimiento falla, se desmorona el resto del edificio¡±. Esa es la l¨®gica que ha seguido el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para desmontar la investigaci¨®n del juez Pablo Ruz sobre el chivatazo a ETA en el bar Fais¨¢n de Ir¨²n. Los 14 magistrados que han estudiado el caso, encuentran ¡°inconsistencias relevantes¡± en la instrucci¨®n del caso. Por unanimidad. La primera, encargar las pesquisas sobre el soplo a los mismos polic¨ªas responsables de la operaci¨®n contra el aparato de extorsi¨®n de la banda frustrada por la delaci¨®n. A partir de ah¨ª, la sala pone en duda el momento del chivatazo se?alado por el juez y la identidad de la persona a la que Ruz lo atribuye, el inspector Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros, los elementos b¨¢sicos que sostienen el caso. Sin ellos, la instrucci¨®n cae como un castillo de naipes.
Los magistrados critican que Ruz se haya apoyado casi ¨²nicamente en la hip¨®tesis defendida por el equipo policial al que se encarg¨® la investigaci¨®n: que el chivatazo, ocurrido en plena tregua de ETA, fue ordenado por el exdirector general de la Polic¨ªa V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo al jefe superior del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pamies. Este se habr¨ªa servido del inspector de Vitoria Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros, que el 4 de mayo de 2006 viaj¨® hasta Ir¨²n para entregar al miembro del aparato de extorsi¨®n Joseba Elosua el tel¨¦fono desde el que se le dio el soplo en su bar, el Fais¨¢n.
El juez, seg¨²n la sala, acepta ese relato de hechos sin tener en cuenta otros elementos del sumario que lo contradicen. Por ejemplo, el acta de vigilancia policial del bar Fais¨¢n que se realiz¨® el d¨ªa del chivatazo y que pone en cuesti¨®n el momento en que se produjo el soplo. Ruz lo sit¨²a a las 11.20 de la ma?ana. Ese fue, seg¨²n el juez, el instante en que Ballesteros pas¨® a Elosua el m¨®vil desde el que le avisaron de la operaci¨®n antiterrorista que se preparaba contra ¨¦l. Sin embargo, seg¨²n el relato de los polic¨ªas que vigilaban al miembro del aparato de extorsi¨®n, cinco minutos antes, a las 11.15, Elosua se encontraba en una perfumer¨ªa en compa?¨ªa de su hijo, su esposa y su yerno, y no en el bar, donde seg¨²n Ruz se produjo la delaci¨®n.
La sala encuentra ¡°inconsistencias relevantes¡± en la investigaci¨®n
Las dudas sobre el lugar en que se encontraba Elosua en el momento en que el juez sit¨²a el chivatazo desvirt¨²an tambi¨¦n la implicaci¨®n de Pamies. As¨ª, la llamada de este a Ballesteros a las 11.20 de ese d¨ªa ¡°no es un elemento de verificaci¨®n o corroboraci¨®n¡± de la hip¨®tesis que mantienen tanto Ruz como el equipo policial, sino una posibilidad que debe contrastarse con otros indicios, ¡°como que Elosua no se encontrara en el bar Fais¨¢n a esa hora¡±, tal y como recoge el acta policial de vigilancia.
El hecho de que la persona que le entreg¨® el tel¨¦fono fuera Ballesteros tampoco est¨¢ claro, seg¨²n el pleno de la Sala Penal. En primera declaraci¨®n ante el juez, Elosua asegur¨® que la persona que se lo dio llevaba traje. No un traje cl¨¢sico o de calidad, sino m¨¢s moderno o informal. Pero en el v¨ªdeo en que se ve entrar a Ballesteros al bar Fais¨¢n el d¨ªa del chivatazo, este aparece vestido con un polo de manga corta con un llamativo logotipo a la altura del pecho. Ese atuendo, seg¨²n la sala, ¡°nunca hubiera permitido a nadie tenerlo o recordarlo como integrante de una vestimenta m¨¢s o menos formal, y menos ser confundido con un traje¡±. En otra declaraci¨®n posterior, Elosua asegur¨® que solo conoc¨ªa a Ballesteros de haber visto su foto en los peri¨®dicos, pero neg¨® que fuera ¨¦l quien le entreg¨® el m¨®vil. ¡°Que esa persona no es, seguro que no es¡±, asegur¨®.
Los magistrados llegan a poner en duda, incluso, que el chivatazo fuera urdido y ejecutado por polic¨ªas. Fue el propio Elosua, en la conversaci¨®n con su yerno, Carmelo Luquin, grabada gracias a un micr¨®fono instalado en su coche, el que llega a la conclusi¨®n de que la persona que le avis¨® de la operaci¨®n antiterrorista contra el aparato de extorsi¨®n, era un polic¨ªa. Para los magistrados, esas afirmaciones son ¨²nicamente ¡°deducciones m¨¢s o menos fundadas¡±.
El tribunal valora que Elosua no haya identificado a quien le dio el soplo
Por ¨²ltimo, la sala plantea la posibilidad de que la llamada con la que se dio el soplo fuera realizada desde una antena de telefon¨ªa m¨®vil francesa y no de las espa?olas, las ¨²nicas indagadas por el juez. Ruz trat¨® de obtener datos de las compa?¨ªas de ese pa¨ªs, pero ya no estaban disponibles. Despu¨¦s, en sus conclusiones, desech¨® la posibilidad de que el chivatazo se hubiera producido a trav¨¦s del alguna de estas como una hip¨®tesis poco relevante. ¡°Puede ser menos probable, pero de ninguna manera imposible¡±, sostienen los magistrados, que afirman que ¡°debi¨® ser investigada¡±.
El tribunal concluye con una cr¨ªtica general al m¨¦todo de investigaci¨®n seguido por Ruz. ¡°Se parte de una hip¨®tesis, quiz¨¢ la m¨¢s probable, pero en cualquier caso no de una certeza¡±, para construir ¡°hip¨®tesis sobre otra hip¨®tesis con un resultado siempre inseguro¡±.
Un equipo investigador bajo sospecha
La investigaci¨®n sobre el chivatazo del bar Fais¨¢n de Ir¨²n la inici¨® Fernando Grande-Marlaska, por aquel tiempo (mayo de 2006) sustituto del juez Baltasar Garz¨®n durante la estancia de este como profesor en la Universidad de Nueva York. Fue Grande-Marlaska el que decidi¨® encargar la investigaci¨®n de la delaci¨®n al equipo policial encabezado por el comisario Carlos Germ¨¢n, el mismo que hab¨ªa organizado la operaci¨®n antiterrorista hispano-francesa contra el aparato de extorsi¨®n de ETA, en la que Joseba Elosua, entre otros de sus integrantes, deb¨ªa resultar detenido.
Esa decisi¨®n, ratificada despu¨¦s por Garz¨®n a su vuelta y m¨¢s tarde por Pablo Ruz, cuando se hizo cargo del caso, es duramente criticada por el pleno de la Sala de lo Penal, que en su resoluci¨®n de ayer sugiere, sin decirlo, que esos agentes pudieron estar implicados en el soplo. Los 14 magistrados que se han encargado del caso consideran que los miembros de ese equipo se encuentran ¡°objetivamente afectados por la circunstancia muy relevante de su proximidad a los hechos, o incluso, de alguna manera, de estar incursos en los mismos¡±. Esa es la raz¨®n por la que, seg¨²n el tribunal, ¡°los resultados de sus investigaciones han sido continuamente cuestionados¡± y ¡°tachados de parciales o interesados¡± por las defensas del exdirector de la Polic¨ªa, V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo, el jefe superior del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pamies, y el inspector de Vitoria Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros, los tres procesados en la causa. El juez, seg¨²n los magistrados, no ha dado una ¡°respuesta suficientemente razonable¡± a sus advertencias al respecto.
La sala admite que corresponde al instructor ¡ªGrande-Marlaska en un principio, despu¨¦s Garz¨®n y Ruz¡ª designar a las personas que le deben auxiliar en la investigaci¨®n. Pero tambi¨¦n advierte de que el juzgado debi¨® adoptar cautelas para que esa ¡°cercan¨ªa a los hechos¡± del equipo investigador no llegara a tener ¡°efectos contaminantes que afecten al resultado final de la investigaci¨®n¡±. Ese equipo, seg¨²n los magistrados, ¡°construye¡± una hip¨®tesis que se presenta como ¡°la m¨¢s razonable¡±. Sin embargo, sus circunstancias hacen que ¡°surjan dudas razonables¡± sobre si su metodolog¨ªa ha sido verdaderamente ¡°la correcta¡±, si su hip¨®tesis era la ¨²nica posible y si el descarte de otras posibilidades se ha llevado a cabo ¡°de forma imparcial¡±.
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