Votos contra irresponsables
¡°?Campa?a, qu¨¦ campa?a? ?Las campa?as se hacen a lo largo de cuatro a?os!¡±, dice el experto
¡°?Campa?a, qu¨¦ campa?a? ?Las campa?as se hacen a lo largo de cuatro a?os!¡±, dice el experto. Cierto: Zapatero, el presidente socialista, ha fabricado su propio fracaso durante toda la legislatura a base de demagogia, ingenuidad y, al fin, siendo abducido por la marea de la crisis y sus oscuros poderes financieros. No es una novedad. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en contra de lo que se dijo entonces sobre la tragedia del 11 de marzo, fabric¨® a conciencia su debacle de 2004 con fotos con Bush, bodas del siglo y otros excesos. ?Qu¨¦ tienen las segundas legislaturas espa?olas que condenan a qui¨¦n las preside? Solo Felipe Gonz¨¢lez resisti¨® el maleficio, pero, al fin tambi¨¦n sucumbi¨® a los excesos.
Los pol¨ªticos, por suerte, no son perfectos. Lo digo por si alguien cree que de estas urnas ha de salir un ser celeste capaz de solucionar todos los problemas. Esta es la grandeza de la democracia: su funci¨®n es enmendar los errores de todos, tambi¨¦n los de aquellos a quienes votamos. No existe, pues, el pol¨ªtico perfecto, por mucho que hoy las encuestas se?alen a Mariano Rajoy como primum inter pares, dando la sensaci¨®n de que todo el pescado est¨¢ vendido. Ni mucho menos.
Lo que se cuestiona es la misma idea de democracia. Sucumbir a este canto de sirenas es lo peor que podr¨ªa pasar
Es divertido observar c¨®mo las encuestas corren un piadoso velo sobre la trayectoria de los candidatos. En el caso del se?or Rajoy hay que convenir que su principal m¨¦rito ha sido el de sentarse en la puerta de su casa y ver pasar el cad¨¢ver del enemigo: la crisis ha hecho el resto. ?Una gran carrera! Y no hay que olvidar que su partido, el PP, nunca reconoci¨® lo que en 2004 y en 2008 votaron una mayor¨ªa de espa?oles: estuvieron ocho a?os pidiendo elecciones anticipadas y a los catalanes nos difamaron a placer. Si ellos ganan el d¨ªa 20, en cambio, saben de sobras que todos los dem¨¢s grupos pol¨ªticos respetar¨¢n lo que decidan los votos. Esto s¨ª que es democracia. El PSOE, como el PSC, tuvieron su oportunidad y la desaprovecharon lamentablemente. La gente pasa factura: el enfado parece monumental. Est¨¢ claro.
Los equ¨ªvocos electorales son el pan nuestro de cada d¨ªa. ?Sab¨ªan ustedes que votamos partidos y no presidentes de Gobierno? ?Claro que lo sabemos todos! Pero ah¨ª estamos hablando de Rajoy, de Rubalcaba, de Dur¨¢n, de Chac¨®n y tutti quanti, fascinados por el l¨ªder, la cara, el personaje convertido en h¨¦roe electoral, en el santo de la religi¨®n comunicativa. Vaya por Dios: aqu¨ª s¨ª que podemos equivocarnos de medio a medio. Estos individuos y sus partidos tienen historia, viven (algunos) en pura contradicci¨®n entre lo que dicen y lo que hacen: ?es que alguien va a solucionar el paro? ?Se arregla el desempleo con recortes presupuestarios? Y a¨²n m¨¢s, ?corresponde a los pol¨ªticos solucionar este problema? El candidato Dura n, por si acaso, ya lo ha dicho: ¡°El paro en Catalu?a no es culpa de Mas¡±. Claro. Pero ?no se transforman los recortes en m¨¢s paro? ?Es que hay alg¨²n culpable del paro salvo Angela Merkel, Obama o los chinos?
Esto nos lleva a una terrible pregunta de complicada respuesta: ?de qu¨¦ son responsables los pol¨ªticos? Solo faltaba la crisis econ¨®mica global para que todo el planeta se inserte en la era de la irresponsabilidad, seg¨²n la cual ¡°todos somos responsables de los errores de nuestros dirigentes excepto los propios dirigentes¡±. ?No es eso lo que denuncian los ciudadanos del 15-M? El v¨¦rtigo de esta espiral diab¨®lica lleva a sentir una impotencia letal que se plasma en la pregunta: ?Vale la pena votar?
La subida de la abstenci¨®n y del voto en blanco el 20-N es algo que se da por hecho. ?Qu¨¦ f¨¢cil es abstenerse de tanta complicaci¨®n! Los candidatos, cierto, no son los mejores, ?para qu¨¦ votarles? Y tampoco van a poder hacer gran cosa: Europa nos manda, los mercados nos mandan, ?qu¨¦ broma es esta? Cierto: la tendencia a romper la baraja (por la extrema derecha o la extrema izquierda) est¨¢ ah¨ª. Lo que se cuestiona en cuesti¨®n es la misma idea de la democracia. Sucumbir a este canto de sirenas es lo peor que podr¨ªa pasar: la historia nos lo muestra. Esta es la gran batalla de estas elecciones: dar fe de nuestra existencia con el voto. Hay que votar para mejorar la democracia y contra la era de los irresponsables que abominan de ella.
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
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