Carnaval sin m¨¢scaras
Parec¨ªa que con las encuestas abrumadoramente en contra el Partido Socialista no pod¨ªa perder durante la campa?a electoral mucho m¨¢s de lo que ya perdi¨® durante los a?os de Gobierno. El mitin del pasado s¨¢bado en Dos Hermanas ha demostrado, sin embargo, lo contrario. Echar al ruedo la lucha antiterrorista era una iniquidad que solo hab¨ªa cometido el Partido Popular; ahora tambi¨¦n ha incurrido en ella el Partido Socialista. En ese mitin del s¨¢bado, dos l¨ªderes hist¨®ricos del socialismo espa?ol dijeron para favorecer al candidato de su partido algo que jam¨¢s habr¨ªan dicho para favorecerse ellos mismos. Y, adem¨¢s, lo dijeron ampar¨¢ndose en la coartada que aquel Gobierno popular de las Azores nos hizo aborrecer; la coartada, la zafia coartada de desafiar la correcci¨®n pol¨ªtica y de hablar sin complejos.
Qu¨¦ extra?a cultura se habr¨¢ impuesto en el Partido Socialista a la hora de enfrentar esta campa?a como para que dos l¨ªderes que tanto hicieron mientras estuvieron en el poder por poner a resguardo los asuntos que exig¨ªan unidad democr¨¢tica, por promover la lealtad institucional, hayan considerado aceptable subirse a un estrado en Dos Hermanas para decir lo que dijeron y c¨®mo lo dijeron. Qu¨¦ extra?a cultura se habr¨¢ impuesto como para que incluso ellos, que tanta inteligencia y sensibilidad demostraron en su d¨ªa, prefiriesen ahora ignorar que echar al ruedo la lucha antiterrorista no va a beneficiar al candidato socialista, sino que va a arruinar el capital pol¨ªtico de su partido para recomponer los restos del naufragio.
Urge apuntarse el tanto del fin de ETA, aunque sea a costa de arruinar la trayectoria del PSOE"
Hasta el mitin de Dos Hermanas, el aparato de campa?a socialista se conformaba con que voces d¨®ciles o amigas insinuaran en p¨²blico: "S¨ª, claro, el final del terrorismo es una victoria de todos, pero un poquito m¨¢s de quienes ustedes ya saben; alguien que, mira por d¨®nde, se presenta a las elecciones". Al parecer esas sutilezas no bastan ya porque las encuestas no se han dado por enteradas, y lo que urge entonces es intentar apuntarse el tanto de cualquier manera, abajo las m¨¢scaras; apuntarse el tanto aunque sea al coste de arruinar la trayectoria del Partido Socialista durante los a?os del terror, dilapidar el capital pol¨ªtico que tanto va a necesitar a partir del d¨ªa 20 y colocar a dos l¨ªderes hist¨®ricos del socialismo espa?ol a la altura de aquel otro que se present¨® en las Azores, jact¨¢ndose tambi¨¦n de desafiar la correcci¨®n pol¨ªtica y de hablar sin complejos.
Haber sido el ¨²ltimo ministro del Interior que tuvo que combatir el terrorismo no es lo mismo que ser el que m¨¢s luch¨® contra ¨¦l, y m¨¢s vale que no se declare abierto ning¨²n campeonato al respecto y que esta irrelevante cuesti¨®n se quede ah¨ª. Que se quede ah¨ª porque lo que importa en ella no es el fondo, sino la forma. En concreto, ese indisimulado intento del equipo de campa?a socialista de establecer, de inducir subrepticiamente una relaci¨®n entre lo ¨²ltimo y lo m¨¢s, imaginando que el equ¨ªvoco forzado favorece a su candidato. El p¨²dico nombre que han recibido intentos parecidos durante los ¨²ltimos a?os ha sido el de pol¨ªtica de imagen; el nombre verdadero es el de manipulaci¨®n. Y es por haber intentado la manipulaci¨®n, por haberla intentado como en otras circunstancias la intent¨® el Partido Popular, por lo que el Partido Socialista ha llegado al punto en que se encuentra, sin credibilidad ni expectativas.
Por extra?a que sea la cultura que se ha impuesto en el Partido Socialista a la hora de enfrentar esta campa?a, es de esperar que, en su interior, no todos hayan olvidado que est¨¢n viviendo un experimento. No el de presentar un candidato salido de unas primarias, por lo dem¨¢s frustradas, sino el de saber si puede reconvertirse en l¨ªder que a¨²ne voluntades un dirigente que ha dado lo mejor de s¨ª en un empe?o, por as¨ª decir, distinto, maniobrando e imponi¨¦ndose mediante argucias. La ¨²nica que no se le deber¨ªa consentir es la de que, en relaci¨®n con la lucha antiterrorista, otros digan por ¨¦l lo que ¨¦l por s¨ª mismo no se atreve, con el riesgo de arruinar el capital pol¨ªtico de un partido cuya posici¨®n en este campo ha sido ejemplar. Pero no es eso lo que se pudo comprobar en el mitin de Dos Hermanas, el mitin con el que el Partido Socialista abr¨ªa una campa?a que ojal¨¢ no contin¨²e por esos derroteros. En ¨¦l, dos dirigentes hist¨®ricos del socialismo espa?ol dijeron sobre la lucha antiterrorista lo que no deber¨ªan haber dicho, y provocaron en su electorado la m¨¢s descorazonadora de las sensaciones: cuando las m¨¢scaras han ca¨ªdo, en el carnaval no se distingue a este Partido Socialista del Partido Popular de siempre.?
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