A una semana del 20-N

El sondeo que hoy publica EL PA?S, a una semana del 20-N, confirma la previsi¨®n de mayor¨ªa absoluta del PP, con unos 15 puntos de diferencia sobre el PSOE, que retrocede en todas las comunidades, y un aumento de la presencia del resto de formaciones, que pasar¨ªan de 27 a 44 o 45 esca?os. Un panorama similar al de 2000, cuando Aznar obtuvo la mayor¨ªa absoluta, pero ahora reforzada: con una ventaja de 79 esca?os, frente a los 58 de hace 11 a?os. Y tambi¨¦n entonces los partidos menores obtuvieron una representaci¨®n de m¨¢s de 40 esca?os.

Este desenlace, si se confirma, demostrar¨ªa el fracaso del af¨¢n de Rubalcaba por reducir su desventaja de salida mediante su intento de atraer a un sector del electorado de izquierda, en particular de IU, a trav¨¦s del mensaje de que si ganaba Rajoy no solo har¨ªa recortes m¨¢s perjudiciales para la mayor¨ªa que los que ha tenido que hacer Zapatero, sino que pondr¨ªa en riesgo la continuidad del Estado de bienestar construido en los ¨²ltimos 30 a?os.

El intento de Rubalcaba part¨ªa de la constataci¨®n de que el centro-izquierda gana cuando concentra su voto, y pierde cuando se dispersa, incluso si, como en 2000, IU y PSOE se presentan con un programa com¨²n. Ha fracasado por varias razones, pero una decisiva ha sido que en el elector medio ha primado m¨¢s el valor dado a la alternancia en el poder que el argumento de que el PP lo har¨¢ peor. Solo al final Rajoy ha superado a Rubalcaba en valoraci¨®n, pero hace muchos sondeos que una mayor¨ªa consideraba a su partido mejor preparado para hacer frente a la crisis. Aunque no para paliar sus efectos.

Hasta el momento, el discurso de Rubalcaba no ha resultado eficaz para contrarrestar esa tendencia, que hace que el 16% de los anteriores votantes socialistas digan que prefieren que gane el PP y un 17% que les da igual. Rubalcaba tiene una semana para intentar vencer ese escepticismo, agravado por la evidencia del escaso margen que las decisiones exteriores (de Merkel-Sarkozy, del BCE) dejan para las pol¨ªticas nacionales.

La situaci¨®n italiana podr¨ªa sin embargo servir al candidato socialista de percha para reivindicar a la vez las decisiones de Zapatero en 2010 que han evitado a Espa?a un rescate dram¨¢tico, y la defensa de un equilibrio entre austeridad e incentivos a la reactivaci¨®n que evite el c¨ªrculo vicioso que ha hundido y desmoralizado a Grecia. Ser¨ªa la forma de escapar del lazo de quienes le reprochan no haber hecho desde el Gobierno lo que ahora propone.

El sondeo ofrece datos interesantes sobre la distribuci¨®n territorial del ¨¦xito y el fracaso de los dos principales partidos. El vuelco m¨¢s espectacular es el de Andaluc¨ªa, donde PSOE y PP pr¨¢cticamente invierten sus posiciones (de 36 esca?os a 23 y de 25 a 35), lo que augura la probable p¨¦rdida en las elecciones auton¨®micas de 2012 del principal reducto de poder auton¨®mico que conserva el PSOE.

En Catalu?a, el PSC, aun perdiendo 10 esca?os, conservar¨ªa el primer lugar que viene obteniendo en todas las elecciones generales desde 1977, y el porcentaje previsto, del 30%, casi dobla el 18% de las auton¨®micas del a?o pasado. Lo cual, teniendo en cuenta que la participaci¨®n es en esa comunidad bastante mayor en las generales que en las auton¨®micas, y que el PP ganar¨ªa cinco esca?os, prueba que se mantiene la resistencia de la sociedad catalana a la uniformidad nacionalista.

Algo similar a lo que la encuesta augura en el Pa¨ªs Vasco: la habitual mayor¨ªa nacionalista en las auton¨®micas tiende a equilibrarse en las generales, con un probable empate entre PNV, PSOE y PP y la entrada del bloque soberanista, ahora agrupado en Amaiur al amparo de la retirada de ETA. En las dem¨¢s comunidades, mayor¨ªa clara del PP y ascenso importante (de cinco puntos y nueve esca?os) de IU.