¡°Ford no cerr¨® en Almussafes porque no nos rendimos¡±
Gonzalo Pino, sindicalista de UGT, encabez¨® el equipo que impidi¨® que 6.000 trabajadores se quedaran en la calle
Gonzalo Pino es sindicalista de UGT y fue cabeza del equipo que evit¨®, como ¨¦l dice, que ¡°Almussafes se quedara sin Ford¡±. Se hubieran quedado en la calle 6.000 trabajadores, adem¨¢s de los 20.000 que dependen de la planta de Ford en esta localidad valenciana.
Lo cuenta en su despacho como secretario de Pol¨ªtica Sindical de la UGT, y como miembro del comit¨¦ de empresa que convenci¨® a la presidencia de Ford (en Detroit, EE UU) de que lo que se pensaba que era una ruina ¡ª¡°y no lo pensaban los trabajadores, lo pensaba la direcci¨®n de la empresa en Almussafes¡±¡ª era en realidad, dice, ¡°una oportunidad que nosotros ¨ªbamos a demostrar¡±.
¡°Logramos convencerles con datos y con convicci¨®n. Y porque no nos rendimos¡±, dice Pino, un hombre de 57 a?os que tiene dos hijos, que tambi¨¦n trabajan en Ford, y que, desde los 31 a?os, es empleado en esa factor¨ªa. Era, al empezar, pintor. Dos a?os despu¨¦s, dice con orgullo, ¡°ya disfrutaba de la confianza de los compa?eros, y los representaba¡±. Su sindicato es mayoritario en Almussafes. ?Y c¨®mo lo consigui¨®? ¡°No lo consegu¨ª yo. Lo conseguimos. Un equipo. En 2005 supimos que aqu¨ª se pod¨ªan perder productos, que Ford podr¨ªa terminar llev¨¢ndose la planta a Ruman¨ªa o a China¡±. Iban a perder modelos, ¡°se iba a quedar reducida a la m¨ªnima expresi¨®n¡±.
¡ªY ustedes se iban a quedar a la luna de Valencia.
¡ªExactamente.
Entonces, los sindicalistas se pusieron a trabajar. ¡°Quer¨ªamos que se quedara aqu¨ª toda la familia de motores y no ten¨ªamos la solidaridad de nuestra propia empresa, por cuya planta nos hab¨ªamos comprometido a pelear...¡±. La lucha empez¨® con la planta deprimida. ¡°Cortaron los ¨¢rboles lateralmente para que las hojas no cayeran sobre los tejados, los jardines se fueron abandonando. La sensaci¨®n que se quer¨ªa transmitir era la de que, en efecto, est¨¢bamos en periodo de derribo, como si la planta se fuera quedando obsoleta¡±.
Entonces Pino y su gente decidieron ¡°salir de aqu¨ª, ir a Europa, ir a Detroit, contar que Almussafes era posible. Que Almussafes no se rinde, exactamente¡±. Hicieron una campa?a: llevaron fotograf¨ªas, datos. ¡°Mostramos la realidad que no se ve¨ªa; en un momento determinado conseguimos la complicidad de la gerencia de Ford aqu¨ª, y con ese material demostramos que aquello no se pod¨ªa cerrar por abandono, que hab¨ªa mucho que hacer en la planta. Que se pod¨ªa salvar¡±.
Cuando estaban tocando los primeros clarines de la crisis, en medio de la negociaci¨®n complicada de un convenio que a¨²n colear¨ªa, acudieron al presidente de la compa?¨ªa, ¡°a lo m¨¢s alto¡±, y este mand¨® a un enviado especial cuya informaci¨®n aclar¨® las cosas: ¡°Y nos puso otra vez bajo la claridad de la luna¡±.
Hab¨ªan planteado ¡°primero, ser un centro de productos de futuro [para Ford]; segundo, continuidad en el empleo; tercero, planes adecuados de jubilaci¨®n anticipada y m¨¢s contratos para gente joven a partir de las jubilaciones; cuarto, m¨¢s inversiones en maquinaria e infraestructura...¡±. En 2007 se lleg¨® a un acuerdo. ¡°Y no solo atamos la producci¨®n de los motores, sino que conseguimos todos los dem¨¢s prop¨®sitos, incluidos los aspectos t¨¦cnicos que hacen que Ford Europa tenga en Almussafes un centro imprescindible¡±.
¡°Ahora ya nadie teme por Almussafes. La hemos salvado¡±, dice Pino. ¡°Cost¨® cuatro a?os, miles de kil¨®metros. Y mucha fe. Por la fe no nos rendimos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.