El PSOE aspira a tener fuerza para ser contrapoder
Rubalcaba se ha movido entre las propuestas y la advertencia de que solo los socialistas pueden frenar al PP


Quienes criticaron que el candidato del PSOE a La Moncloa, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, afrontara el ¨²nico debate en televisi¨®n con el tratamiento a su adversario, Mariano Rajoy, de presidente del Gobierno no ten¨ªan raz¨®n. En esta campa?a, bastante extra?a y distinta a todas las anteriores seg¨²n los expertos electorales del PSOE, el candidato socialista no se ha dirigido a todos los espa?oles en busca de voto transversal, de caladeros propios y ajenos. Hubiera sido una p¨¦rdida de tiempo y de energ¨ªa.
Desde el primer momento, Rubalcaba se ha dirigido al bloque electoral que puede hacer que salve los muebles. Ha sido una campa?a realista, pr¨¢ctica, tras constatar que todos los estudios electorales, todas las encuestas, cuantitativas y cualitativas, no se han apeado del vaticinio de la mayor¨ªa absoluta del PP. Los an¨¢lisis demosc¨®picos han reflejado la fidelidad del voto del electorado del Partido Popular, unido a los que ha ganado del partido socialista en los ¨²ltimos meses. Por el contrario, el votante socialista despegado de este partido ha mantenido su distancia durante toda la campa?a. Eso s¨ª, cientos de miles de ciudadanos mantienen que contin¨²an indecisos. A ellos ha apelado el PSOE hasta el ¨²ltimo momento para que recapacite y hoy no les vuelva la espalda.
A ellos se ha dirigido Rubalcaba y toda la organizaci¨®n en las diversas fases de la campa?a. Discutible o no, el candidato opt¨® por aguijonear a Rajoy por la v¨ªa de las preguntas. Se reafirm¨® en lo hecho porque puso de manifiesto que el l¨ªder del PP no quer¨ªa aclarar sus intenciones sobre temas especialmente sensibles, como el subsidio de desempleo, las pensiones, la despenalizaci¨®n del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Esos silencios no afectan en absoluto al electorado del PP, seg¨²n constatan las encuestas, pero eso ya lo sab¨ªa el candidato. Ese bloque no ha sido nunca el destinatario de los mensajes de Rubalcaba.
El partido reconoce a Rubalcaba su "coraje y dignidad" en esta campa?a
El candidato qued¨® satisfecho porque sus advertencias sobre los eventuales recortes del PP tomaban cuerpo en la deliberada ambig¨¹edad de Rajoy. Y de nuevo la esperanza de que los indecisos tomaran conciencia de que el PP puede utilizar su mayor¨ªa absoluta para una pol¨ªtica ¡°de recortes duros con la filosof¨ªa de que a quien Dios se la d¨¦ San Pedro se la bendiga¡±, como ha repetido Rubalcaba por toda Espa?a a un ritmo de tres a seis actos diarios.
El recorrido empez¨® con el programa electoral, muy elaborado, con algunas propuestas arriesgadas en materia de impuestos, de nuevos derechos, en reformas educativas y de pol¨ªticas de empleo. Y ya se vio su dificultad para presentar propuestas que el adversario rebat¨ªa con el reproche de por qu¨¦ no las propuso en el Gobierno, o incluso que resultaban contradictorias con las actuales.
El ataque result¨® f¨¢cil pero tambi¨¦n la respuesta ya que el candidato enmarc¨® su proyecto en una nueva etapa en la que las recetas de hoy resultaban ineficaces: en Espa?a y en toda la zona euro. Austeridad y ajustes s¨ª, pero tambi¨¦n incentivos y pol¨ªticas de inversi¨®n para sacar del estancamiento a la econom¨ªa.
Hasta la mera exposici¨®n de propuestas tambi¨¦n ha revestido problemas. La necesidad de presentar un proyecto nuevo pero sin desairar al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, le ha mantenido en un dif¨ªcil equilibrio. No pod¨ªa resultar desleal y tampoco incoherente al renegar de un proyecto y un equipo al que ha pertenecido hasta hace un trimestre.
La lucha contra el veredicto social, reflejado en las encuestas, le hizo pasar perceptiblemente a otras fases de campa?a, con alguna ayuda indirecta del PP. Presidentes auton¨®micos populares apuntaron a posibles recortes. ¡°?Lo veis?¡±, espoleaba a sus votantes potenciales. El ahondamiento de la crisis en pa¨ªses en los que hab¨ªa habido elecciones y cambio de la izquierda a la derecha ¡ªReino Unido y Portugal¡ª le sirvi¨® al candidato socialista para incluir en su campa?a otra realidad: el cambio de Gobierno no es la soluci¨®n a la crisis. Esta situaci¨®n incluso ha servido para que en la ¨²ltima fase de la campa?a se empezara a hablar de los ajustes del Gobierno socialista, causa fundamental del desafecto del electorado. ¡°Por las medidas llevadas a cabo por Zapatero, Espa?a no est¨¢ como Grecia ni como Italia; gracias a los ajustes, Espa?a no est¨¢ intervenida¡±, han repetido los socialistas hasta anteayer, cuando de nuevo Espa?a volvi¨® a estar acorralada por la prima de riesgo.
El candidato ha tratado sobre todo de movilizar a su favor a los indecisos
Con estos mimbres era de esperar que toda la historia del PSOE apareciera en escena. Con orgullo, Rubalcaba se pase¨® con Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra en un mitin espectacular celebrado en la sevillana Dos Hermanas. Y, de nuevo, la exhibici¨®n de partido en M¨¢laga con socialistas de todas las generaciones desde la Transici¨®n. Y se ha llegado a las ¨²ltimas setenta y dos horas de campa?a en las que directamente el PSOE se sit¨²a en la oposici¨®n pero pide al electorado progresista que no les convierta en una fuerza irrelevante; que tenga el peso suficiente para hacer de contrapoder ante una rotunda mayor¨ªa absoluta del PP. Ha esperado al ¨²ltimo momento para solicitar el voto ¨²til, a sabiendas de que tambi¨¦n pierde a favor de IU.
A la espera de la apertura de las urnas, Rubalcaba ha ganado en esta campa?a el reconocimiento del partido, como se ha apreciado en la calidez y el afecto que le han demostrado los militantes. Quienes le han visto resaltan ¡°el coraje y la dignidad¡± de su campa?a, seg¨²n expresiones reiteradas por los dirigentes de las federaciones socialistas. Pero ¨¦l ha pretendido mover y convencer a la izquierda enfadada y distanciada en sus 41 actos a lo largo de 23.000 kil¨®metros.
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