?Vivan las cadenas!
?Por qu¨¦ no ha habido ninguna reacci¨®n positiva por parte de los mercados al nuevo Gobierno de Espa?a? En principio, el resultado era el id¨®neo para calmarlos. Todos pens¨¢bamos que era el mensaje que necesitaban para no seguir ceb¨¢ndose (literalmente) con nuestra deuda. Pocos pa¨ªses de los que todav¨ªa no hab¨ªan sido rescatados se hab¨ªan plegado con tanta intensidad a sus disciplinas. ?ramos el disc¨ªpulo dilecto de la nueva ortodoxia, y con un mensaje por parte del partido ganador de que, adem¨¢s, nos iba a aplicar una nueva vuelta de tuerca. Est¨¢bamos dispuestos a volver a los cilicios, a la austeridad castellana de toda la vida, a hacer la penitencia de quienes se saben pecadores. Hab¨ªamos interiorizado de tal manera nuestros pasados excesos que hasta nos hab¨ªamos cre¨ªdo el mensaje de Merkel de que ya se hab¨ªa acabado la org¨ªa, el carnaval que nos hemos corrido a su costa, y que ahora tocaba la cuaresma. Y hasta lo hemos hecho a trav¨¦s de las urnas. Hemos ido todos (bueno, una buena mayor¨ªa) a certificar que queremos que nos pongan las cadenas, como cuando Fernando VII. Solo nos quedaba hacernos luteranos. ?Qu¨¦ m¨¢s quieren?
No creo que se echaran en falta gestos m¨¢s concluyentes por parte de Rajoy ¡ªel discurso, ¡°responsable¡±, de celebraci¨®n de la victoria electoral lo dec¨ªa todo¡ª, o que les preocupe nuestro largo proceso de transici¨®n hasta la adopci¨®n de decisiones por parte del nuevo Gobierno. Entonces, o bien la pol¨ªtica en el fondo les importa un r¨¢bano, o ya no es cre¨ªble el sistema de financiaci¨®n del gasto p¨²blico a trav¨¦s de la deuda si no hay un respaldo expl¨ªcito por parte de los m¨¢s solventes econ¨®micamente. O si no existe una alternativa a la unidimensionalidad de la ortodoxia de las pol¨ªticas de recorte del gasto. Y hay signos de que es ah¨ª donde reside el problema. Rajoy podr¨¢ hacer todas las piruetas que quiera, prometer el haircut que m¨¢s les satisfaga, adelgazar las cuentas p¨²blicas hasta la anorexia, si no hay credibilidad en la sostenibilidad de unas pol¨ªticas econ¨®micas que no garantizan el crecimiento o en una deuda soberana avalada por bonos europeos seguiremos en esta espiral diab¨®lica.
Lo que explica la no reacci¨®n al triunfo de Rajoy no tiene que ver con ¨¦l, obedece al hecho de que las grandes instituciones financieras internacionales, incluyendo a las principales europeas, se est¨¢n desprendiendo de la deuda de los pa¨ªses de riesgo. Seg¨²n datos de Goldman Sachs ¡ªesperemos que sean cre¨ªbles¡ª, solo las 55 m¨¢s grandes de Europa se han liberado ya de cerca de un tercio de sus bonos italianos y espa?oles entre finales de junio y septiembre, y las americanas llevan haci¨¦ndolo en mucha mayor cuant¨ªa desde hace tiempo. Ante esta situaci¨®n, la capacidad de maniobra de un solo pa¨ªs es cada vez m¨¢s escasa, y sus necesidades de financiaci¨®n a tipos tan elevados pueden conducirlo a la ruina. En realidad, esta pol¨ªtica solo sirve para satisfacer las ansias de disciplina del nuevo hegem¨®n, tozudamente fijado sobre las pol¨ªticas de ahorro como ¨²nica cura. Todo antes de dar un golpe encima de la mesa y coger el toro por los cuernos. Pero eso significa ejercer el liderazgo pol¨ªtico de la zona euro, ir decididamente a recuperar la confianza en las deudas soberanas aval¨¢ndolas a trav¨¦s de compras masivas del BCE o adoptando ya los ansiados eurobonos. En una palabra, ofrecer respuestas pol¨ªticas europeas a los desaf¨ªos comunes.
Como es obvio, eso no nos va a salvar de las pol¨ªticas de austeridad o de restricci¨®n del gasto p¨²blico, pero al menos no ser¨¢n in¨²tiles. Ya que estamos unidos mediante un cord¨®n umbilical a la econom¨ªa de los dem¨¢s pa¨ªses de la Eurozona, en principio, tenemos el derecho de hacernos o¨ªr, de no ser meros receptores de ¨®rdenes ¡°desde arriba¡±. Debemos exigir que quienes nos impongan las cadenas nos expliquen si hay una equitativa distribuci¨®n de las cargas, saber qui¨¦n se beneficia de qu¨¦ decisiones y en qu¨¦ medida, y la razonabilidad de las mismas. Exigimos un rendimiento de cuentas europeo. No deja de ser una iron¨ªa que este valor de la accountability solo tenga sentido de puertas adentro, en el interior de los espacios democr¨¢ticos nacionales, pero no hacia afuera. Se dir¨¢ que los deudores siempre han de responder ante sus acreedores. Cierto, pero los Estados no son meras empresas en las que sus l¨ªderes responden como los gestores ante un Consejo de Administraci¨®n. Deben responder tambi¨¦n ante sus ciudadanos y presentarse ante ellos como los verdaderos garantes de su seguridad y libertad, algo que hoy por hoy tienen secuestrado.
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