Fidelidad y fuga
Cerca de 1.200.000 ciudadanos que en 2008 votaron al PSOE ahora han dado su apoyo al PP
El PP habr¨ªa captado en las reci¨¦n celebradas elecciones hasta 1,2 millones de los votos anteriormente socialistas. La fidelidad de voto del PSOE qued¨® finalmente en el 60% y la del PP en torno al 90%. Izquierda Unida absorbe 700.000 votantes socialistas, y UPyD confirma su car¨¢cter de partido bisagra en el terreno ideol¨®gico captando casi tanto voto popular (en torno a 350.000) como socialista (unos 450.000). Estas son las principales conclusiones que cabe extraer de la estimaci¨®n de los flujos electorales que aqu¨ª se detalla y que ha sido elaborada a partir de la informaci¨®n proporcionada por los sondeos preelectorales realizados por Metroscopia para EL PA?S.
Para empezar, ?qu¨¦ ha ocurrido en las elecciones del pasado domingo con los 11,3 millones de votantes que tuvo el PSOE en 2008? Lo primero que debe tenerse en cuenta es que no todos han sobrevivido hasta ese d¨ªa. Cabe estimar (partiendo de los datos globales sobre defunciones que proporcionan las estad¨ªsticas oficiales) que unos 430.000 han fallecido a lo largo de los casi cuatro a?os transcurridos. Por lo tanto, el dato de partida queda reducido a unos 10,9 millones de votantes. De estos, un 60% (es decir, 6,5 millones) decidi¨® finalmente volver a votar al PSOE. Esta cifra supone un apreciable incremento sobre la intenci¨®n de voto del electorado socialista que los sondeos ven¨ªan registrando desde hace meses y que rondaba el 45%-50%. O dicho de otro modo, la fracci¨®n del voto socialista que se mostraba reticente y que la campa?a electoral y la figura de Rubalcaba parecen haber logrado finalmente hacer volver al redil ronda el 10%-15%.
En 1996, el PP obtuvo el peor resultado de las ¨²ltimas cinco elecciones, pero bast¨® para formar su primer Gobierno
A estos 6,5 millones de votantes fieles hay que sumar los 240.000 nuevos votantes (que en 2008 no ten¨ªan edad de votar) y que han optado por dar en esta ocasi¨®n su voto al PSOE. La ¨²ltima partida del haber electoral socialista la componen los algo m¨¢s de 200.000 votos que el PSOE ha logrado atraer de otras formaciones pol¨ªticas. La cifra total resultante es as¨ª de casi 7 millones de votos (6.973.000 en n¨²meros redondos): los que logr¨® efectivamente el PSOE hace siete d¨ªas.
Seg¨²n estas cuentas, y en relaci¨®n con 2008, el PSOE ha perdido 4.350.000 votantes: 1,2 millones a favor del PP, 700.000 a favor de IU y 450.000 a favor de UPyD. Es decir, ha experimentado una fuga de votantes en todas direcciones, aunque no en la misma cantidad: claramente m¨¢s hacia lo que cabe considerar como centro y centro-derecha que hacia la izquierda. Estos flujos de salida concuerdan con lo que los sondeos han venido indicando desde mayo-junio de 2010: el desapego profundo, y a la postre irreversible, de una parte sustancial de dos sectores diferenciados de votantes socialistas. Por un lado, los m¨¢s pragm¨¢ticos y relativamente menos ideologizados, defraudados por los sucesivos paquetes de medidas adoptadas por el Gobierno, que consideraron tard¨ªas, impuestas desde fuera, injustas y, sobre todo, ineficaces. Por otro, los m¨¢s ideologizados, que han venido percibiendo esas medidas como frontalmente opuestas al ideario b¨¢sico de una formaci¨®n socialdem¨®crata. Al mismo tiempo, este desapego de una parte importante del electorado socialista se ha visto acompa?ada por una creciente indiferencia y aun agrado ante la perspectiva de una victoria del PP: el 51% de quienes en 2008 votaron por Rodr¨ªguez Zapatero indicaban, d¨ªas antes del 20-N, que la perspectiva de una victoria popular les produc¨ªa una sensaci¨®n de indiferencia o incluso de esperanza.
Tras las medidas anticrisis que Zapatero aprob¨® en 2010, el PSOE perdi¨® definitivamente a un 13% de su electorado
En el caso del PP, el balance que arroja este mismo tipo de partidas es radicalmente distinto. Descontados los votantes populares fallecidos desde marzo de 2008, cabe estimar en 9,9 millones la cifra de partida considerada para nuestros c¨¢lculos. Con una fidelidad de voto estimada en un 90% (lo que equivale a 8,9 millones de votantes), el Partido Popular consigue adem¨¢s 400.000 votos entre quienes pod¨ªan votar por primera vez y, sobre todo, 1.450.000 votos de electores que en 2008 votaron por otros partidos. Dentro de esta r¨²brica, la partida sin duda m¨¢s llamativa corresponde a ese mill¨®n y pico de votos que recibe de anteriores votantes socialistas. Al igual que el PSOE, tambi¨¦n el PP experimenta p¨¦rdidas de voto, si bien en cuant¨ªa muy inferior: unos 950.000, es decir, cuatro veces menos. El resultado es as¨ª un total de 10,8 millones. Esta cifra, que representa una ganancia neta respecto de 2008 de solo 550.000 votos, deriva de una serie de flujos de ganancias y p¨¦rdidas m¨¢s amplios y complejos de lo que a primera vista pod¨ªa parecer.
De todo este conjunto de datos parece posible extraer algunas conclusiones claras.
Estabilidad del voto popular y elasticidad del voto socialista
La distancia entre el suelo y el techo electoral del PP es muy reducida: poco m¨¢s de un mill¨®n de votos. En las ¨²ltimas cinco elecciones generales celebradas en nuestro pa¨ªs (1996, 2000, 2004, 2008 y estas de 2011), el PP obtuvo su peor resultado, en n¨²mero total de votos, en las de marzo de 1996: consigui¨® entonces unos 9,7 millones que, pese a todo, le bastaron para alzarse con su primera victoria electoral. Su mejor resultado lo ha obtenido en las elecciones del pasado domingo, con aproximadamente 10,8 millones, que le valieron una aplastante mayor¨ªa absoluta. Esta llamativa estabilidad en el n¨²mero total de votos del PP se debe, en gran medida, a la constante alta fidelidad de sus votantes: as¨ª, el porcentaje que vot¨® a Mariano Rajoy en 2008 y ahora ha vuelto a hacerlo puede estimarse en torno al 90%.
En la ¨²ltima semana de campa?a, Rubalcaba logr¨® recuperar entre un 10% y un 15% de votantes indecisos del PSOE
Por el contrario, la distancia que en las ¨²ltimas cinco elecciones generales ha separado el suelo y el techo electoral del PSOE es de cerca de 4,5 millones de votos. Su peor resultado es el obtenido este pasado domingo, con poco m¨¢s de 6,9 millones frente a los 11,3 de 2008. En las otras tres elecciones ha fluctuado entre los 9,4 millones de 1996, los 7,9 de 2000 y los 11 de 2008, conformando una especie de onda senoidal, reflejo de un electorado notablemente menos fiel y m¨¢s el¨¢stico que el popular. La estimaci¨®n de Metroscopia es que en estas reci¨¦n celebradas elecciones solo un 60% de quienes votaron al PSOE en 2008 lo volvieron a hacer ahora. Una fidelidad que, siendo muy baja, podr¨ªa haber sido incluso inferior con un cabeza de lista distinto de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba ¡ªel cual, seg¨²n los sondeos, era reiteradamente se?alado por la clara mayor¨ªa del electorado socialista como su mejor candidato posible¡ª.
Este gradual desplome de la fidelidad de voto socialista ha sido detectado por los sondeos desde 2009. Pero fue a partir de mayo-junio de 2010 ¡ªtras anunciar el presidente Rodr¨ªguez Zapatero las medidas anticrisis¡ª cuando se produjo el gran punto de ruptura entre el PSOE y su electorado. Por primera vez en seis a?os pasaron a ser m¨¢s los votantes socialistas que desaprobaban la gesti¨®n del Gobierno que quienes la aprobaban (57% frente a 38%). Durante la campa?a electoral, las encuestas de Metroscopia para EL PA?S detectaron la existencia de una fracci¨®n del electorado socialista perdida, al parecer, definitivamente: un 13% de quienes votaron por el PSOE en 2008 afirmaban reiteradamente que no lo volver¨ªan a hacer en ninguna circunstancia. Adem¨¢s, tres de cada diez ten¨ªan pensado depositar su confianza en otro partido, como as¨ª hicieron finalmente.
Durante el largo periodo preelectoral, la fidelidad del electorado socialista se situ¨®, de manera consistente, por debajo del 50%. No fue sino en la ¨²ltima semana cuando el candidato socialista parece haber logrado movilizar a una parte de ese electorado que se manten¨ªa indeciso (en concreto, recuper¨® entre el 10% y el 15% de los votantes socialistas de 2008). No pudo evitar, sin embargo, la enorme fuga de votos hacia otros partidos (en total casi 3,5 millones, con PP, IU y UPyD como m¨¢ximos beneficiarios) y hacia la abstenci¨®n (casi un mill¨®n).
La l¨ªnea divisoria entre los electorados popular y socialista se ha hecho m¨¢s d¨¦bil, lo que apunta que habr¨¢ m¨¢s trasvases
Hay que destacar que una buena parte de los votantes, tanto del PP como del PSOE, se autoposicionan ideol¨®gicamente en el mismo punto en que lo hace el mayor n¨²mero de espa?oles: el centro. No debe por tanto extra?ar que esta relativa cercan¨ªa ideol¨®gica haya facilitado que una parte relevante del electorado socialista haya optado en esta ocasi¨®n por votar al PP. Se trata del sector de (ex)votantes socialistas con una visi¨®n m¨¢s pragm¨¢tica de la econom¨ªa, cr¨ªticos con la gesti¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, muy preocupados por su propia econom¨ªa familiar ¡ªel 40% de ellos califica de mala o muy mala su situaci¨®n econ¨®mica familiar, 8 puntos por encima de la medida nacional¡ª y casi la mitad tiene entre 35 y 54 a?os. Este trasvase de votos ha convertido al Partido Popular en el mayor beneficiado de las fugas de votantes socialistas en estas pasadas elecciones y representa un significativo precedente. De alg¨²n modo, la l¨ªnea divisoria entre los electorados popular y socialista parece haberse ido haciendo m¨¢s tenue y porosa, lo que invita a pensar que en adelante los trasvases de votantes de uno a otro lado pueden llegar a ser m¨¢s habituales y m¨¢s significativos num¨¦ricamente.
IU: esta vez no hubo "voto ¨²til"
Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, la coalici¨®n que lidera Cayo Lara ha venido sufriendo en cada cita electoral el que cabe denominar mal del voto ¨²til, consistente en que un elevado porcentaje de electores, pese a sentirse m¨¢s cercanos a la coalici¨®n rojiverde, acababan finalmente votando al PSOE para tratar de evitar, o de mitigar, el triunfo del PP. La falta de competencia electoral que, en esta ocasi¨®n, anticipaban los sondeos preelectorales publicados ¡ªo, dicho de otro modo, la distancia tan abrumadora que separaba en las encuestas al PP del PSOE¡ª parece haber desactivado ese tradicional voto ¨²til: 700.000 personas que en 2008 votaron al PSOE han decidido, el pasado domingo, votar a IU. Por el contrario, no llegan a 100.000 los votantes que habiendo votado a esta coalici¨®n en 2008 han optado ahora por dar su voto a los socialistas.
La confirmaci¨®n de UPyD
En el espacio centrista ha emergido un tercer partido, todav¨ªa muy alejado de los dos grupos mayoritarios, pero que habr¨ªa absorbido una parte significativa de los votantes insatisfechos del PP y del PSOE. Un total de 350.000 votantes populares y 450.000 socialistas habr¨ªan votado en esta ocasi¨®n por la lista encabezada por Rosa D¨ªez ¡ªun tercio de los cuales son menores de 35 a?os¡ª, principalmente residentes en la Comunidad de Madrid (28%) y Andaluc¨ªa (25%). El resultado logrado por la formaci¨®n liderada por Rosa D¨ªez ha confirmado su tendencia ascendente desde que se present¨® en sociedad en las elecciones generales de 2008: entonces logr¨® cerca de 300.000 votos; en las elecciones europeas de 2009, alrededor de 450.000; en las municipales de 2011, aproximadamente 460.000, y el pasado domingo super¨® el mill¨®n de sufragios. Su fuerza parece residir en el hecho de haberse convertido en refugio (?temporal o permanente?) de los votantes del PSOE y del PP desencantados con sus respectivos partidos.
Aumento del voto a otras formaciones minoritarias?
La debacle socialista ha dado lugar ¡ªcomo suele ocurrir cuando uno de los dos grandes partidos pierde una parte sustancial de su electorado¡ª a una mayor dispersi¨®n del voto entre formaciones minoritarias (es decir, entre partidos distintos de PP, PSOE, IU, UPyD y CIU). El voto a estos otros partidos casi se ha duplicado, en conjunto, con respecto a 2008.
Para concluir, una nota de cautela. Es pr¨¢cticamente imposible saber con total certeza cu¨¢les son, en cada elecci¨®n, los trasvases reales de voto. Es decir, a qui¨¦n acaban votando en cada nueva cita electoral aquellos que en la anterior votaron por cada uno de los distintos partidos en liza. La ¨²nica certidumbre es que, por estables y fidelizados que sean los electorados, siempre se dan (en medida sin duda variable seg¨²n los casos o la ocasi¨®n) intercambios de votos entre ellos y que estos intercambios no son perceptibles con total nitidez a simple vista. La estimaci¨®n que aqu¨ª se ofrece trata de ir m¨¢s all¨¢ de especulaciones basadas en meras apariencias, y se basa en la informaci¨®n proporcionada por la secuencia de encuestas preelectorales efectuadas por Metroscopia para EL PA?S sobre una amplia muestra total de poblaci¨®n (9.675 entrevistas) y cuyos resultados globales fueron publicados el pasado 13 de noviembre. Se trata, ciertamente, de una estimaci¨®n de trazo grueso, aunque en realidad no muy distinta de los c¨¢lculos que suelen elaborarse a partir de encuestas poselectorales.
Por ¨²ltimo, ambos tipos de prospecciones (preelectorales y poselectorales) se basan en datos de solidez (o endeblez) muy similar: lo que las personas entrevistadas dicen que van a hacer, en un caso, o lo que dicen que han hecho, en el otro. Y est¨¢ por ver cu¨¢l de estos dos tipos de declaraciones contiene menos sesgos y puede por tanto ser considerado como relativamente m¨¢s fiable para tratar de deducir los comportamientos reales.?
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