Yo no he sido y otras reliquias
Francisco Camps se enfrenta este mes al juicio de los trajes con la presunci¨®n de inocencia maltrecha
No conozco un silogismo m¨¢s pesimista que el que contaba hace a?os, entre perplejo y divertido, Patxo Unzueta. Un editorialista de este peri¨®dico le hab¨ªa hecho part¨ªcipe de sus preocupaciones casi entre susurros y con suma cautela.
¡ª ¡°Algo est¨¢ pasando¡±, le confi¨® atribulado.
Como Unzueta no reaccionara, prosigui¨®: ¡°No sabemos qu¨¦ est¨¢ pasando¡±.
Y ante el asombro del vizca¨ªno, que segu¨ªa expectante, concluy¨®: ¡°En cualquier caso nos perjudica¡±.
Algo parecido debe de pasar estos d¨ªas por la cabeza de Francisco Camps que se enfrenta a un juicio con jurado por el famoso asunto de los trajes a partir del d¨ªa 12 de diciembre. Todo le perjudica. Pero, ?c¨®mo remontar el ¨¢nimo cuando tras resistir varios a?os como un jabato, finalmente, has tenido que abandonar el cargo, cuando el l¨ªder de tu partido al que hab¨ªas sostenido en sus momentos de debilidad te ha dejado caer con la excusa de que te puedes defender mejor, y cuando se te considera ya pol¨ªticamente amortizado?
La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n pide para Camps y el ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa multas de 41.250 euros por delito continuado de cohecho impropio. Seg¨²n la acusaci¨®n, Camps recibi¨® ¡°trajes confeccionados a medida, calzado y otras prendas de vestir¡± por importe superior a 14.000 euros, mientras que Costa super¨® los 7.000.
Entre las pruebas que figuran en la causa, destaca la declaraci¨®n del sastre Jos¨¦ Tom¨¢s, que tom¨® las medidas al expresidente valenciano y a sus otros tres compa?eros de partido, que confeccion¨® los trajes y que pas¨® el cargo a las empresas de ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, presidente de Orange Market, la delegaci¨®n valenciana de la trama G¨¹rtel.
Algunos de los trajes fueron encargados en enero de 2006 en la tienda que la firma Milano ten¨ªa en la calle Serrano, de Madrid, coincidiendo con la celebraci¨®n de la feria de turismo Fitur, de ese a?o. En aquel evento, la Generalitat valenciana dispuso de un estand instalado por Orange Market que supuso al erario p¨²blico un desembolso de 1.083.925 euros. Los trajes pagados por Orange Market a los cargos valencianos entre el 24 y 28 de enero de 2006 costaron 15.200 euros. La relaci¨®n de Camps y los otros imputados con la trama se mantuvo hasta 2008 y el precio total pagado por las prendas de ropa se elev¨® hasta los 34.908 euros.
El expresidente valenciano, como cualquier otro acusado, tiene derecho a la presunci¨®n de inocencia, pero hay que reconocer que la suya parece un tanto maltrecha. Primero dijo que no hab¨ªa encargado trajes, luego reconoci¨® que los hab¨ªa encargado pero que los hab¨ªa devuelto, despu¨¦s que los pag¨® en met¨¢lico con el dinero procedente de la farmacia de su esposa. En fin, nada que pudiera acreditar. Adem¨¢s, toda Espa?a ley¨® sus conversaciones con El Bigotes en las que le llamaba ¡°amiguito del alma¡±. Y dos de sus compa?eros, V¨ªctor Campos, exvicepresidente de la Generalitat, y Rafael Betoret, ex jefe de gabinete de la consejer¨ªa de Turismo de la Generalitat, que por el mismo procedimiento fueron recompensados con otras prendas, reconocieron su culpabilidad y fueron condenados al pago de una multa de 9.600 euros y a la devoluci¨®n de los trajes, lo que ya han hecho.
Camps y Costa han preferido que les juzgue un jurado. El expresidente valenciano podr¨ªa negar la evidencia y decir ¡°no es lo que parece¡±, como el marido pillado en la cama con otra, pero la experiencia indica que para casos desesperados, solo queda la fe. Camps podr¨ªa encomendarse a la fuerza del Santo Prepucio, el pedazo de piel que sobr¨® de la circuncisi¨®n de Jes¨²s, pero como hace un a?o cont¨® Paco Cerd¨¢, en Levante, su culto fue derogado por el Vaticano en 1900. Probablemente ser¨ªa mejor alguna reliquia local, como el brazo izquierdo momificado e incorrupto de Sant Vicent M¨¤rtir, o el supuesto Santo C¨¢liz que utiliz¨® Jes¨²s en la ?ltima Cena, que se conservan en la catedral de Valencia. Aunque, si no fuera suficiente, siempre podr¨ªa encomendarse a otras reliquias que tambi¨¦n se custodian en la seo valenciana como una astilla de la Vera Cruz en la que muri¨® Jesucristo; una espina de su corona; dos fragmentos del velo de la Virgen Mar¨ªa; un trozo de la camisa del Ni?o Jes¨²s, o peque?os pedazos del pesebre.
Y, quiz¨¢, ni con eso.
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