Mensaje de Navidad del Rey
Buenas noches. En Nochebuena, como cada a?o, me dirijo a todos vosotros para transmitiros mis mejores deseos de paz y felicidad.
Al t¨¦rmino de este a?o dif¨ªcil y complicado para todos, quiero hablaros con sinceridad y realismo, sin rehuir los problemas que nos aquejan como sociedad.
Quiero hacerlo con la confianza y el optimismo que me inspiran las virtudes del pueblo espa?ol, al que quiero con todo mi coraz¨®n y al que a lo largo de estos treinta y seis a?os de reinado he aprendido a conocer a fondo y a admirar con orgullo.
Llevamos varios a?os sumidos en una severa crisis econ¨®mica y financiera cuyas causas complejas no son siempre f¨¢ciles de entender, pero cuyos efectos negativos son para todos evidentes. Para muchos, tristemente demasiado evidentes por su dureza.
Es una crisis que est¨¢ llamada seguramente a modificar h¨¢bitos y comportamientos econ¨®micos y sociales.
Si Espa?a ha alcanzado en los ¨²ltimos decenios las m¨¢s altas cotas de progreso y bienestar de su historia, ahora hemos de saber reconocer con humildad cu¨¢les han sido los comportamientos en los que, como individuos y como grupo, hayamos podido equivocarnos.
S¨®lo a partir de este reconocimiento, y con los mejores valores de nuestra sociedad por delante, podremos comenzar a superar esta crisis.
Ser¨¢ necesario para ello un planteamiento global, un enfoque de conjunto cuyas l¨ªneas maestras y medidas concretas corresponde dise?ar, desarrollar y aplicar a los responsables pol¨ªticos y a los agentes econ¨®micos y sociales.
En este ¨¢mbito a m¨ª me corresponde, como Jefe del Estado, animar a esas instancias a trabajar sumando voluntades, no rest¨¢ndolas; acercando posiciones, no distanci¨¢ndolas; buscando avenencias, no rechaz¨¢ndolas. Animarles a trabajar con di¨¢logo y altura de miras, con rigor y convicci¨®n.
S¨¦, sabemos todos, que el camino de la recuperaci¨®n no ser¨¢ corto ni tampoco f¨¢cil, que exigir¨¢ sacrificios.
Por eso resulta tan importante que la sociedad en su conjunto asuma la trascendencia del momento y sepa responder a los desaf¨ªos de una situaci¨®n tan dif¨ªcil como la que vivimos con el necesario realismo, pero tambi¨¦n con mucha generosidad, con mucha solidaridad hacia quienes por sus circunstancias econ¨®micas o familiares son m¨¢s vulnerables.
Vivimos una crisis de naturaleza global que ha puesto de manifiesto la dificultad de que cada pa¨ªs pueda afrontarla aisladamente. Las soluciones exigen establecer de forma coordinada medidas efectivas.
En ese empe?o se encuentra la Uni¨®n Europea y en ¨¦l Europa encontrar¨¢ a Espa?a en la vanguardia, como actor destacado que desea seguir jugando un papel relevante. La vocaci¨®n europe¨ªsta de Espa?a se hunde en las ra¨ªces de la historia de nuestro continente, y nuestro compromiso es tan fuerte e intenso con su futuro como lo es hoy con su presente.
Una vocaci¨®n europe¨ªsta que gana valor y peso con la solidez de los lazos que nos unen con las naciones iberoamericanas y con nuestros vecinos de la orilla sur del Mediterr¨¢neo.
La crisis es internacional pero tambi¨¦n tiene perfiles nacionales propios. El m¨¢s doloroso de todos es, desde luego, la elevada tasa de desempleo que sufrimos, moralmente inasumible para un pa¨ªs vertebrado, moderno y solidario como el nuestro.
Es cierto que, en una coyuntura como la que vivimos, los temas que requieren una soluci¨®n prioritaria se agolpan ante nuestra puerta, pero si tuvi¨¦ramos que destacar la m¨¢xima prioridad creo que ninguno dudar¨ªamos en se?alar la lucha contra el desempleo como objetivo ¨²ltimo y cierto.
Ciudadanos, instituciones y Administraciones p¨²blicas debemos volcar nuestros mejores esfuerzos y energ¨ªas en apoyo de los desempleados y de sus familias.
Con una cifra de parados inaceptable, y que lo es todav¨ªa m¨¢s entre los j¨®venes que buscan su primer empleo, quiero rendir un hondo homenaje de agradecimiento y admiraci¨®n a las familias, cuya generosidad y entrega est¨¢ siendo clave para que nuestro pa¨ªs mantenga los actuales niveles de estabilidad social. Todas las medidas que se adopten deben tener como objetivo final la recuperaci¨®n del empleo, pues esta es la principal palanca que puede dar a cada individuo un horizonte de dignidad y estabilidad, y al conjunto de la sociedad una expectativa de prosperidad.
Estabilidad y prosperidad, en el marco de nuestra Constituci¨®n, es lo que esta gran naci¨®n espa?ola ha sabido construir en paz y libertad a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas, junto con un Estado de Bienestar necesario para mantener la indispensable cohesi¨®n social que la justicia distributiva reclama.
Estos son tambi¨¦n nuestros desaf¨ªos de hoy. Las herramientas para enfrentarlos con ¨¦xito son los valores que han hecho siempre grandes a los pueblos: educaci¨®n, trabajo, esfuerzo, iniciativa, compromiso, solidaridad, entre otros.
Son los que necesitamos potenciar, tanto colectiva como individualmente, m¨¢s que nunca en la coyuntura actual.
Junto a la crisis econ¨®mica, me preocupa tambi¨¦n enormemente la desconfianza que parece estar extendi¨¦ndose en algunos sectores de la opini¨®n p¨²blica respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades p¨²blicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar.
Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ¨¦tica, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuaci¨®n censurable deber¨¢ ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos.
No debemos, sin embargo, generalizar los comportamientos individuales, so pena de cometer una gran injusticia con la inmensa mayor¨ªa de servidores p¨²blicos, y tambi¨¦n de empresarios o trabajadores del sector privado, que desarrollan su labor de forma ejemplar y honesta.
De lo contrario, se podr¨ªa causar un grave da?o a instituciones y organizaciones que son necesarias para la vertebraci¨®n de nuestra sociedad.
La unidad de las fuerzas democr¨¢ticas y la firmeza de los espa?oles en la defensa de nuestro Estado de Derecho frente al terrorismo, han demostrado que los proyectos totalitarios no tienen cabida en la Espa?a democr¨¢tica.
Frente a la intolerable pretensi¨®n de los terroristas de tratar de conseguir objetivos pol¨ªticos mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intimidaci¨®n o la extorsi¨®n, la sociedad vasca y el conjunto de la sociedad espa?ola han defendido su libertad y sus instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las Fuerzas de Seguridad, la permanente y decidida acci¨®n de la justicia y la generosa cooperaci¨®n internacional.
Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas.
Esta noche es un momento especial para dedicar un recuerdo emocionado a quienes m¨¢s han sufrido esta tremenda injusticia, las v¨ªctimas del terrorismo.
Nuestra sociedad tiene contra¨ªda una permanente deuda de gratitud con el sacrificio y el dolor de todas las personas que perdieron la vida, quedaron mutiladas, fueron extorsionadas o se vieron obligadas a abandonar su tierra. Al evocar su memoria, queremos poner de manifiesto su dignidad y compartir su sufrimiento y el de sus familias, que siempre contar¨¢n con nuestro apoyo, solidaridad y afecto.
Este es nuestro firme compromiso, para recordar que su sacrificio no ha sido en vano.
Es el compromiso de una sociedad libre que no se deja amedrentar, que exige justicia y reparaci¨®n para quienes fueron v¨ªctimas de la violencia por no querer someterse a la dictadura del terror.
Hace cinco semanas los espa?oles, como due?os de su destino y en el ejercicio de sus derechos soberanos, han elegido a sus representantes a nivel nacional en unas elecciones generales que han dado como resultado la alternancia pol¨ªtica.
En este nuevo escenario que se abre, la Corona, en tanto que s¨ªmbolo de la unidad y permanencia del Estado, seguir¨¢ haciendo todos los esfuerzos necesarios en favor de una convivencia integradora.
Los actuales son tiempos de gran exigencia. Nos esperan muchas dificultades pero tambi¨¦n nos respaldan s¨®lidos valores que nos hacen sentirnos orgullosos de ser espa?oles, y un pasado reciente de superaci¨®n que nos sirve de est¨ªmulo.
Como os dije la Navidad pasada, ¡°no hemos llegado hasta aqu¨ª para dejarnos vencer por las dificultades, para renunciar a nuestras ambiciones de construir un pa¨ªs cada vez mejor¡±.
Hemos demostrado con creces que, cuando estamos unidos y seguros de lo que queremos, sabemos dar respuesta a los retos m¨¢s complejos. Los que tenemos ante nosotros lo son, pero no tengo duda de que los espa?oles sabremos estar a la altura de los tiempos y para ello siempre contar¨¦is con el mayor y mejor hacer de la Corona.
Son muchos los mensajes que quisiera hacer llegar a todos y a cada uno de los sectores y colectividades que integran nuestra sociedad. Sabed que todos est¨¢is en mi coraz¨®n y en mi pensamiento.
En esta noche, quiero dar las gracias especialmente a tantos espa?oles que en los ¨²ltimos meses se han interesado por mi salud, felizmente recuperada.
En este tiempo, he podido apreciar, a¨²n m¨¢s si cabe, el rigor y el acierto con que mi hijo, el Pr¨ªncipe de Asturias, me acompa?a como Heredero de la Corona en el servicio a los espa?oles y a Espa?a, a su democracia, a su Estado de Derecho, a sus libertades, a su unidad y su diversidad, y a la defensa de sus intereses en todo el mundo.
Os reitero mis mejores deseos en esta Navidad y para el a?o que pronto comienza.
Estemos unidos. Espa?a lo merece y lo necesita. Buenas noches.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.