Cuentas claras
La publicaci¨®n del presupuesto real afianzar¨¢ el prestigio de la Monarqu¨ªa parlamentaria
Poco a poco, sin apenas estridencias, la Casa del Rey est¨¢ dando pasos hacia una mayor transparencia p¨²blica. Son decisiones discretas, pero que sumadas todas en una serie suponen un cambio de cierta envergadura en las costumbres de la Monarqu¨ªa espa?ola. Primero fue la decisi¨®n de apartar al duque de Palma, I?aki Urdangar¨ªn, consorte de la infanta Cristina, de todo acto oficial, a ra¨ªz del conocimiento p¨²blico de irregularidades en la instituci¨®n que dirige. El discurso de Navidad insisti¨® en la obviedad de la universalidad de la ley y sus consecuencias; fue bien recibido por la opini¨®n p¨²blica y por los diputados de la nueva legislatura. Ayer, la Casa del Rey dio a conocer por primera vez el desglose de su presupuesto y gracias a ¨¦l los ciudadanos pueden saber que, del monto global de 8,43 millones de euros, el Rey recibe 292.000 euros al a?o (140.000 como salario y el resto como gastos de representaci¨®n), que el pr¨ªncipe Felipe percibe unos 146.000 euros anuales, y que ambas retribuciones est¨¢n sujetas a una retenci¨®n fiscal del 40% y del 37%, respectivamente.
Parece un ejercicio in¨²til negar que todos estos esfuerzos de transparencia controlada (el Rey no est¨¢ obligado a explicar las cuentas de su Casa) responden a la conmoci¨®n causada por la implicaci¨®n del duque de Palma en el caso de corrupci¨®n, cuyo expediente judicial se conoce con el nombre de Operaci¨®n Babel. El gesto real debe interpretarse como una invitaci¨®n indirecta a que se conozca toda la verdad sobre las operaciones econ¨®micas del yerno del Rey, porque esa transparencia es fundamental para la salud del sistema democr¨¢tico. Por tanto, aunque no faltar¨¢n voces que reclamen m¨¢s detalle en el desglose de las cuentas reales, es importante que se comprenda la importancia del mensaje, la calidad de primer paso en la informaci¨®n p¨²blica sobre las cuentas del Rey y todas las implicaciones pol¨ªticas y jur¨ªdicas de ese primer paso.
Es esencial que esta informaci¨®n p¨²blica se convierta en costumbre. M¨¢s a¨²n, puesto que la transparencia de las cuentas p¨²blicas es un bien democr¨¢tico, ser¨ªa conveniente que la esperada ley org¨¢nica, prevista en el t¨ªtulo de la Constituci¨®n relativo a la Corona y orientada a pormenorizar las reglas sucesorias, incluyera precisiones definitivas sobre las personas que constituyen la casa real y, por tanto, act¨²an en nombre del Rey, y quienes se dedican a sus negocios privados. Asimismo, deber¨ªa especificarse el grado de detalle con que la Casa del Rey debe informar y auditar sus cuentas. En momentos de grave recesi¨®n econ¨®mica y con muchas familias espa?olas atribuladas por el desempleo es importante conocer qu¨¦ esfuerzos de contenci¨®n del gasto est¨¢ haciendo la familia real.
La exigencia de claridad en las cuentas reales constituye el m¨¦todo m¨¢s eficaz para salvaguardar el prestigio de las instituciones, tal como reclamaba don Juan Carlos. Y as¨ª parece haberlo entendido la casa real.
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