A qui¨¦n creer
Ah¨ª tienen ahora a Rajoy salt¨¢ndose todos los stops y cedas el paso que hab¨ªa jurado respetar, y con los mismos argumentos que su antecesor
El problema con el conductor suicida no es que se mate ¨¦l, es que mate a una familia que va tranquilamente a Cuenca en su Skoda Octavia respetando todas las se?ales de tr¨¢fico. No sabemos cu¨¢ntos huesos se rompi¨® Zapatero (parece que ninguno) aquel d¨ªa de mayo de 2010 en el que se puso a conducir, contra su propio c¨®digo, a 200 por hora. Pero a nosotros, sus votantes, nos revent¨® literalmente. ?D¨®nde va ese loco?, dec¨ªamos mientras ¨¦l hac¨ªa se?as de que ¨¦ramos nosotros quienes conduc¨ªamos en la direcci¨®n equivocada. Lo malo de estas conductas indeseables es que provocan enseguida imitadores. Ah¨ª tienen ahora a Rajoy salt¨¢ndose todos los stops y cedas el paso que hab¨ªa jurado respetar, y con los mismos argumentos que su antecesor: el de escuchar voces que le impelen a tomar las direcciones prohibidas de la autopista. Las voces obligaron a Zapatero a ciscarse en su programa como obligan a Rajoy a cagarse en el suyo. Lo raro es que las voces que escuchan los pol¨ªticos son siempre de derechas, al modo en que las ¨®rdenes que escucha los locos son siempre las de matar. Si no lo hacemos, dicen, nos obligar¨¢n a hacerlo. ?Qui¨¦nes?, preguntamos. ?Las mafias financieras, los especuladores burs¨¢tiles, los pistoleros de los unos y de los otros, quiz¨¢ el mismo Dios? Tanto nos da. Un pol¨ªtico que oye voces deber¨ªa dimitir, convocar elecciones y volver a presentarse con el programa de las voces. Eso ser¨ªa lo decente, pero la decencia, en La Moncloa, dura menos que un porro a la puerta de un instituto. Alg¨²n beneficio personal obtendr¨¢n, aparte del de salvar a la patria, que tampoco, porque la patria era la familia que iba a Cuenca en el Skoda Octavia. En poco menos de un a?o, entre unos y otros, han convertido la pol¨ªtica en un burdel. Gracias, querida Narbona, por decirnos lo que ya sab¨ªamos. Pero llega un poco tarde. A qui¨¦n creer.
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