Poder sin responsabilidad
Cuando el primer partido de la oposici¨®n no es alternativa de Gobierno, su tarea se hace irrelevante
El Gobierno no tiene el monopolio del conocimiento de la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. Nunca lo ha tenido en el pasado y menos lo tiene todav¨ªa hoy. Es posible e incluso probable que tenga el conocimiento m¨¢s completo, pero no hay una diferencia significativa entre el conocimiento que tiene el Gobierno y el que tienen organismos internacionales o de la Uni¨®n Europea, o el que tienen las agencias de calificaci¨®n o los servicios de estudios de los grandes bancos o el de la Fundaci¨®n de Cajas de Ahorros. El conocimiento de la situaci¨®n econ¨®mica est¨¢ muy compartido y entre los que comparten ese conocimiento figura la direcci¨®n del PP.
Quiere decirse, pues, que antes del 20-N y antes del debate de investidura el actual presidente del Gobierno sab¨ªa o, mejor dicho, no pod¨ªa no saber cu¨¢l era la situaci¨®n econ¨®mica en que se encontraba Espa?a. No pod¨ªa no saber cu¨¢l era el volumen del d¨¦ficit del conjunto de las Administraciones p¨²blicas, d¨¦cimas arriba o d¨¦cimas abajo, de la misma manera que no pod¨ªa no saber cu¨¢l era la situaci¨®n de nuestra deuda privada. O, por decirlo de otra manera, el presidente del Gobierno y su equipo no saben ahora nada que sustancialmente no supieran antes del 20-N y, sobre todo, antes del debate de investidura.
La no coincidencia de lo que dijo durante la campa?a electoral e incluso en el debate de investidura que iba a hacer una vez que ocupara la presidencia del Gobierno con lo que realmente est¨¢ haciendo, no tiene su origen en que ahora dispone de informaci¨®n de la que no dispon¨ªa entonces. Mariano Rajoy sab¨ªa perfectamente que iba a hacer como presidente del Gobierno algo no solamente distinto, sino incluso contradictorio con el programa con el que se hab¨ªa presentado ante los electores y con el programa con el que solicit¨® la confianza del Congreso de los Diputados en la sesi¨®n de investidura. A pesar de que en dicha sesi¨®n el todav¨ªa candidato se comprometi¨® a decir siempre la verdad, no ha hecho honor a ese compromiso desde el momento en que ha tenido que empezar a ejercer de presidente del Gobierno.
Esta es la raz¨®n, sin duda, por la que Mariano Rajoy ha desaparecido de la escena p¨²blica desde el d¨ªa inmediatamente posterior a la investidura. La contradicci¨®n entre sus palabras de candidato en la investidura y su acci¨®n como presidente del Gobierno es tan palmaria y le tiene que haber resultado tan imposible de justificar ante la opini¨®n publica, que ha decidido dejar pasar alg¨²n tiempo antes de comparecer. Adem¨¢s de faltar a la verdad en la campa?a electoral y en la investidura, ha escurrido el bulto como presidente del Gobierno.
Dada la situaci¨®n en la que se encuentra el PSOE, el presidente del Gobierno no corre por el momento ning¨²n riesgo al actuar de la forma en que lo est¨¢ haciendo. Controlar formalmente la acci¨®n de gobierno lo puede hacer cualquier partido de los que est¨¢n en la oposici¨®n, pero el control material de dicha acci¨®n de gobierno ¨²nicamente puede hacerlo un partido al que la sociedad haya puesto en condiciones de hacerlo. Y ahora mismo no hay ninguno. En nuestro sistema pol¨ªtico, cuando el primer partido de la oposici¨®n no es alternativa de Gobierno, la tarea de oposici¨®n se diluye hasta hacerse irrelevante. Esta es una de las m¨¢s negativas consecuencias de las mayor¨ªas superabsolutas, que se producen como consecuencia m¨¢s del hundimiento del segundo partido que por el incremento de apoyo ciudadano al partido que gana. Pas¨® en 1982 y 1986 con AP en la oposici¨®n. Pas¨®, aunque en menor medida, en 2000. Y ha vuelto a pasar con una enorme intensidad en 2011.
Ejercicio del poder sin exigencia de responsabilidad. Esa es la situaci¨®n en la que ahora mismo nos encontramos y en la que vamos a permanecer durante un tiempo que no podemos prever con precisi¨®n cu¨¢nto va durar, pero que, dure lo que dure, siempre ser¨¢ demasiado.
Para el partido que est¨¢ en el Gobierno es una posici¨®n parlamentariamente muy c¨®moda, pero pol¨ªticamente muy arriesgada. Cuanto menos consistencia tenga la exigencia de responsabilidad por el ejercicio de la acci¨®n de gobierno por parte de la oposici¨®n, m¨¢s crece la desconfianza de los ciudadanos en dicha acci¨®n de gobierno. Un contraste real y efectivo entre Gobierno y oposici¨®n en el Parlamento hace menos c¨®moda la vida para quien ocupa el Gobierno, pero contribuye a fortalecer la confianza ciudadana.
Faltar a la verdad le va a salir gratis al Gobierno en t¨¦rminos parlamentarios. ?Pero tambi¨¦n en t¨¦rminos pol¨ªticos? El problema que suscita este interrogante es que, tal como est¨¢ el patio, el coste no lo van pagar solamente el Gobierno y su mayor¨ªa parlamentaria, sino que lo vamos a acabar pagando todos.
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