El PSOE y la pol¨ªtica de la renovaci¨®n
El reto m¨¢s importante del nuevo secretario general es la reforma del propio partido
Mientras el PSOE se encamina hacia su 38? congreso, gran parte del debate y los comentarios en los medios de comunicaci¨®n se han centrado en las diferencias que existen ¡ªsi es que existen¡ª entre los programas de los candidatos, y en qui¨¦n estar¨ªa mejor situado para enfrentarse a Mariano Rajoy como l¨ªder de la oposici¨®n. Ambas son cuestiones importantes: si el partido pretende convertirse r¨¢pidamente en una alternativa cre¨ªble de gobierno necesita tanto un programa s¨®lido como un l¨ªder capaz y con autoridad. Sin embargo, me parece que el reto m¨¢s importante que afronta el pr¨®ximo secretario general ¡ªya sea Carme Chac¨®n o Alfredo P¨¦rez Rubalcaba¡ª es la reforma del propio partido. El a?o pasado, votantes de siempre del PSOE le abandonaron no solo porque hab¨ªa perdido su credibilidad y sus metas, que tambi¨¦n. Muchos votantes se alejaron por la forma de hacer pol¨ªtica que estaban viendo en los socialistas.
Hist¨®ricamente, desde luego, todos los Gobiernos, con el tiempo, acaban perdiendo su sentimiento de rebeld¨ªa y convirti¨¦ndose en gestores del statu quo. Forma parte del p¨¦ndulo natural de la pol¨ªtica democr¨¢tica. Por desgracia, los partidos que pierden contacto con las preocupaciones de sus gobernados tienden tambi¨¦n a ensimismarse cada vez m¨¢s en sus batallas pol¨ªticas internas. Y entonces, la pol¨ªtica aparece en los medios como un culebr¨®n que narra el ascenso y la ca¨ªda de distintas facciones, ideol¨®gicas, regionales o vinculadas a personalidades. Para el ciudadano medio, a todos los efectos, los que se dedican a la pol¨ªtica de partido, tanto a nivel nacional como a nivel local, parecen m¨¢s preocupados por promover sus propios intereses y carreras que por defender el bien p¨²blico o cambiar la sociedad.
Los votantes dieron la espalda al PSOE en las ¨²ltimas elecciones porque ten¨ªan la sensaci¨®n de que el partido ya les hab¨ªa dado la espalda a ellos. Para recuperar su confianza, el partido tendr¨¢ que demostrar que es capaz de cambiar.
El obst¨¢culo que afronta el PSOE es a¨²n m¨¢s complicado por las tendencias sociales y culturales que est¨¢n transformando las sociedades del siglo XXI. Desde el punto de vista demogr¨¢fico, ha aparecido una nueva generaci¨®n de posibles votantes. Un estudio comparativo internacional llevado a cabo por el Center for American Progress ha descubierto que la llamada ¡°generaci¨®n del milenio¡± siente menos deferencia y ¡°lealtad¡± con respecto a alg¨²n partido concreto y est¨¢ menos inclinada a pensar que la pol¨ªtica tradicional de partidos es la ¨²nica o incluso la mejor manera de cambiar la sociedad. En Espa?a, adem¨¢s, la generaci¨®n del milenio ha crecido en democracia y, en gran medida, la da por descontada, por lo que tiene menos v¨ªnculos emocionales con el PSOE como ¡°garante¡± de la Transici¨®n y la modernidad del pa¨ªs.
Asimismo, han surgido nuevos retos y el abanico de cuestiones que preocupan a la gente ha variado. Hoy, grandes sectores de la sociedad ¡ªj¨®venes y viejos, hombres y mujeres, gais y heterosexuales¡ª est¨¢n m¨¢s preocupados o interesados por ¡°cuestiones concretas¡± ¡ªla educaci¨®n, el desarrollo, el medio ambiente, el genocidio y los cr¨ªmenes de guerra, los derechos de los animales, etc¨¦tera¡ª que por la gama tradicional de pol¨ªticas que suelen abordar los partidos progresistas. Por desgracia, los grandes partidos pol¨ªticos est¨¢n a menudo esclerotizados y son lentos e incluso resistentes al cambio. Esta falta de voluntad de abrirse a nuevas ideas, nuevas personas y nuevas formas de hacer las cosas ha creado oportunidades para que los nuevos movimientos sociales y los partidos peque?os atraigan cada vez a m¨¢s adherentes.
El PSOE debe esforzarse por atraer y aliarse con los ciudadanos que comparten su visi¨®n y sus valores en general, pero nunca han pensado que el partido es un lugar natural en el que desarrollar su activismo.
Lo bueno es que los partidos progresistas de todo el mundo ya se han enfrentado a estas dificultades en el pasado y esos retos han contribuido a reforzar su empe?o y sus apoyos. Adem¨¢s, las derrotas hist¨®ricas son muchas veces el mejor momento para iniciar el proceso de renovaci¨®n. La rabia y la frustraci¨®n que suelen sentir los fieles del partido, si se encauzan bien, impulsan el proceso con m¨¢s fuerza, incluso aunque las perspectivas sean terribles.
En Estados Unidos, por ejemplo, tras la derrota de John Kerry en 2004, los expertos pusieron en duda que los dem¨®cratas fueran a poder volver a tener alguna vez la mayor¨ªa en unas elecciones presidenciales, dado que muchas de las energ¨ªas progresistas estaban agrupadas en torno a organizaciones ajenas al partido, como MoveOn. Sin embargo, bajo la direcci¨®n de Howard Dean, el partido emprendi¨® un doble proceso de renovaci¨®n. En primer lugar, una iniciativa de organizaci¨®n comunitaria permiti¨® a los miembros y simpatizantes dar rienda suelta a sus sentimientos de frustraci¨®n con el partido mientras llevaban a cabo actividades positivas que mejoraban sus comunidades (y, al mismo tiempo, dejaban claro a los esc¨¦pticos que el objetivo central del partido era verdaderamente mejorar la vida de las personas). En paralelo, el partido invirti¨® en infraestructuras pol¨ªticas modernas, como los ¨²ltimos sistemas de medios sociales y gesti¨®n de datos, y ampli¨® su presencia f¨ªsica en todo el pa¨ªs. Estas inversiones de tiempo y recursos permitieron al partido mantener un di¨¢logo m¨¢s constructivo con sus miembros y simpatizantes y cultivar y aumentar su energ¨ªa y entusiasmo. El resultado fue un modelo de organizaci¨®n comunitaria puerta a puerta y persona a persona que despert¨® admiraci¨®n, revolucion¨® la forma de hacer pol¨ªtica, llev¨® a los dem¨®cratas a la victoria en las dos C¨¢maras del Congreso en 2006 y sent¨® las bases para la hist¨®rica campa?a del presidente Obama en 2008.
En Europa, tambi¨¦n, los progresistas han innovado para reanimar y fortalecer su movimiento. Con Andrea Nahles, los socialdem¨®cratas alemanes iniciaron ¡°conversaciones sobre temas concretos¡± con personas de fuera del partido para ampliar sus apoyos. El Partido Democr¨¢tico Italiano y, en los ¨²ltimos tiempos, el Partido Socialista Franc¨¦s han celebrado primarias abiertas que atrajeron a mucha gente a las urnas y proporcionaron financiaci¨®n a sus respectivas organizaciones ¡ª?la gente pag¨® para participar en la votaci¨®n!¡ª e informaci¨®n de contacto sobre los interesados en entablar di¨¢logo con la direcci¨®n. Tradicionalmente, los partidos parlamentarios europeos se han resistido a estas t¨¢cticas, porque piensan que esa apertura a los partidarios informales debilita la relaci¨®n con ellos y los incentivos para que se conviertan en militantes. Sin embargo, en todos los casos mencionados, los miembros y militantes vieron que ten¨ªan el poder de dirigir conversaciones, tender la mano a posibles partidarios y administrar el proceso pol¨ªtico. En vez de quedarse marginados o devaluados, se sintieron reforzados y dinamizados, con un nuevo sentimiento de orgullo respecto a su partido. En resumen, la renovaci¨®n y la apertura no tiene por qu¨¦ ser necesariamente una cuesti¨®n de suma cero, sino que todo el mundo puede salir ganando.
El congreso de este fin de semana debe representar tambi¨¦n un nuevo comienzo, no un final. Si el nuevo secretario general est¨¢ dispuesto a abordar la pol¨ªtica de renovaci¨®n y abrir el partido a nuevas personas, nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas, el PSOE volver¨¢ a ser el garante de la modernidad de Espa?a y un ejemplo para los progresistas de todo el mundo.
Matt Browne es investigador titular en el Center for American Progress, en el que dirige la Iniciativa para el Progreso Global. Colabora estrechamente con la Fundaci¨®n IDEAS y es miembro del Consejo de Policy Network.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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