Cascos reta a Cascos
El pol¨ªtico macho de la derecha-derecha se envuelve en la bandera del nacionalismo agraviado para aumentar su poder en Asturias con un arriesgado adelanto electoral
He vuelto a la pol¨ªtica activa porque miles de personas me lo pidieron intensamente¡±. Hace un a?o, Francisco ?lvarez-Cascos escuch¨® en Asturias el clamor de ¡°una marea creciente¡± que le requer¨ªa para que ¡°les devolviera el orgullo de ser asturianos¡±. Y el antiguo secretario general del PP, ¡°el general secretario¡±, como le llamaba el mism¨ªsimo Aznar, no pudo resistirse. Es lo que tienen los hombres llamados providenciales, que no saben negarse cuando las masas les reclaman para que libren de los males a la patria, aunque sea la patria chica. Cascos dio ese paso en solitario y en abierto desaf¨ªo a la autoridad de Mariano Rajoy, ya que la direcci¨®n del PP se neg¨® a secundar su prop¨®sito de purgar a los dirigentes populares asturianos. Arrollador y eficaz, muy en su estilo, se abri¨® paso triunfalmente con su propia formaci¨®n: el FAC, siglas que, no por azar, pueden leerse indistintamente como Foro Asturias Ciudadano o, directamente, Francisco ?lvarez-Cascos, y logr¨® hacerse con la presidencia del Principado, aunque con solo 16 de los 45 esca?os del Parlamento regional, uno m¨¢s que el PSOE, cinco m¨¢s que su antiguo partido.
Ahora, apenas siete meses despu¨¦s de haber llegado al poder, empantanado en los Presupuestos por su negativa a pactarlos con la oposici¨®n, convoca nuevas elecciones, con la ilusi¨®n de darle una segunda vuelta de tuerca al PP asturiano y forzarle a aceptar sus condiciones. ¡°Han sido siete meses luchando contra viento y marea de los que quieren que nada cambie en Asturias¡±, afirma el presidente del Principado en declaraciones a EL PA?S. ¡°La soberbia le puede; en las negociaciones, ¨¦l no ha bajado la cabeza ni un mil¨ªmetro¡±, se exaspera un pol¨ªtico, uno de tantos que en esta atm¨®sfera asturiana, espesa y familiar, por reducida, prefiere no significarse. ¡°Act¨²a como el ni?o malcriado que cuando pierde el partido, raja el bal¨®n o le da una patada a la lechera¡±, se?ala otro.
Estos d¨ªas hay quienes recuerdan que este hombre ya se comportaba como si tuviera mayor¨ªa absoluta en 1979, cuando era el ¨²nico concejal del PP en Gij¨®n. Dentro y fuera del FAC, nadie niega su car¨¢cter fuerte, autoritario, y es que Francisco ?lvarez-Cascos (Madrid, 1947) no desmiente su reputaci¨®n de tipo duro que acostumbra a servir las palabras a martillazos. ¡°?Qu¨¦ soy hombre de ordeno y mando? Cuando desempe?o funciones ejecutivas, me gusta ejecutar. Los diletantes tienen dificultades conmigo¡±, admite. ¡°Solo le he visto una vez, en la toma de posesi¨®n de su cargo. Le invit¨¦ a presidir un acto que iba a tener lugar en el Centro Niemeyer con la presencia del secretario general adjunto de la ONU, Sha Zukang. No me salud¨®, ni siquiera me mir¨®; se limit¨® a un displicente vale, vale¡±, cuenta Natalio Grueso, director de ese gran museo que ha sido pr¨¢cticamente clausurado por el Ejecutivo de Cascos.
El presidente asturiano no es persona de modales versallescos, aunque sabe ser educado, ni se caracteriza por su flexibilidad, pese a que, como demostr¨® en las negociaciones para obtener el apoyo del PNV al Gobierno de Aznar y en otras ocasiones a lo largo de sus ocho a?os en el Gobierno central, tambi¨¦n es capaz de llegar a acuerdos. Es un pol¨ªtico respetado o temido, admirado u odiado, al que nadie quiere tener por enemigo. ¡°No es simp¨¢tico, es un jefe exigente que maneja sus equipos con mano de hierro. ?l supervisa la v¨ªspera las agendas de sus subordinados y decide si pueden comer con tal o cual persona, convocar o no una rueda de prensa¡±, indica un antiguo colaborador. ¡°Si la Consejer¨ªa de Presidencia supervisa las agendas es para evitar duplicidades. Desde el 1 de enero, todos los cargos tienen restringidos sus gastos de comida a menos de 20 euros¡±, se defiende Cascos.
En funciones ejecutivas, me gusta ejecutar. Los diletantes tienen dificultades conmigo¡±
Cosa rara entre nuestros pol¨ªticos, ha publicado varios libros, de recopilaci¨®n y compendio de art¨ªculos suyos, y es un orador eficaz, aunque donde brilla particularmente es en el plano t¨¢ctico de la pol¨ªtica. Lo demostr¨® como engrasador principal de la maquinaria de poder, agitadora y propagand¨ªstica, que en 1996 condujo a Aznar a La Moncloa y lo ha vuelto a demostrar en Asturias, la tierra de su familia en la que se cri¨® y educ¨®. Cuando decidi¨® volver a la pol¨ªtica a trav¨¦s de su patria chica ¡ªa?os antes hab¨ªa dejado la agrupaci¨®n del PP de Gij¨®n, frustrado y despechado¡ª, dosific¨® sus apariciones de forma inteligente haciendo que sus simpatizantes le aclamaran como a la esperanza blanca, el redentor de una Asturias hundida, arrinconada y despreciada por Madrid.
Para ello, remoz¨® su imagen de l¨ªder capaz de convocar y activar todas las fuerzas y energ¨ªas de la regi¨®n, al tiempo que socavaba la reputaci¨®n de los dirigentes locales de derecha e izquierda present¨¢ndoles como una casta profesional sin cualificaci¨®n, oficio ni beneficio, adocenada y ocupada en chupar del bote. ¡°Han hecho el pacto del duerno [artesa donde se da de comer a los cerdos]¡±, acusaba un pol¨ªtico profesional de siete quinquenios, como ¨¦l. Antes, ya hab¨ªa escrito reiteradamente sobre ¡°el fangal de las bajezas en que chapotean hoy los dirigentes de las fuerzas pol¨ªticas asturianas sin excepci¨®n, y de las gijonesas con especial menci¨®n¡±. Ni siquiera en su anuncio de convocatoria electoral quiso resistirse a denunciar ¡°la trama de intereses inconfesables¡± urdida supuestamente contra ¨¦l.
Como se ha visto con posterioridad, el relato de la Asturias maltratada e irredenta no era solo una palanca de uso restringido a la campa?a electoral. El que fuera n¨²mero dos virtual del PP se envuelve ahora en la bandera de la Cruz de la Victoria asturiana y pulsa los resortes del agravio y el victimismo nacionalistas en la comunidad m¨¢s subvencionada de Espa?a. ¡°La marginaci¨®n que sufre Asturias es fruto de las pol¨ªticas nacionales y auton¨®micas. Solo hay que consultar al INE [Instituto Nacional de Estad¨ªstica] para ver lo que pasa aqu¨ª. Esta es la comunidad m¨¢s estancada demogr¨¢ficamente en el periodo en el que Espa?a aument¨® su poblaci¨®n el 16%. Tenemos la tasa de poblaci¨®n activa m¨¢s baja, el segundo peor ¨ªndice de crecimiento del PIB en la d¨¦cada, unas infraestructuras p¨¦simas y los proyectos de autopistas paralizados¡±, afirma el presidente auton¨®mico. Precisamente, como un reflejo tard¨ªo de su paso por el Ministerio de Fomento, hizo de las obras de infraestructura el rasgo emblem¨¢tico de su campa?a, una promesa impl¨ªcita incumplida por culpa de la Administraci¨®n central y los pol¨ªticos mediocres. ¡°A tres turnos¡±, rezaba el lema en el que el candidato Cascos aparec¨ªa bajo la caracter¨ªstica se?al de tr¨¢fico de peligro por obras. No parece que la comunidad asturiana haya entrado a funcionar precisamente a tres turnos durante el breve Gobierno de Cascos.
Madrid, en la doble versi¨®n de sede del Gobierno central y de la direcci¨®n nacional de su antiguo partido, ha pasado a convertirse en el v¨¦rtice del agravio a Asturias-Cascos. Parece una muestra elocuente de c¨®mo entre patriotas declarados, la patria chica puede transformarse en grande en funci¨®n de la geometr¨ªa variable de las perspectivas y los intereses del momento. El discurso pol¨ªtico de este hombre despide un efluvio poujadista (Pierre Poujade, promotor del movimiento antiintelectual franc¨¦s de comerciantes y artesanos de derecha dura) en lo que tiene de comportamiento populista ¡ªCascos fue el art¨ªfice de la ley de 1997 que declar¨® al f¨²tbol de inter¨¦s nacional¡ª, sumamente conservador, que f¨ªa las soluciones m¨¢s a la figura del l¨ªder que a las propuestas.
Una pregunta que algunos pol¨ªticos se hacen en el Principado es si un ego tan poderoso como el de su presidente puede encontrar suficiente acomodo en una comunidad uniprovincial de poco m¨¢s de un mill¨®n de almas. Piensan que su obsesi¨®n por dirigir y mandar desborda seguramente esos l¨ªmites. ¡°Mi regreso a la pol¨ªtica responde a mi compromiso con los asturianos. Asturias es para m¨ª el ¨²ltimo rinc¨®n de la pol¨ªtica y no tendr¨¢ continuidad¡±, asegura. ?mulo de Manuel Fraga, quien le introdujo en el partido Reforma Democr¨¢tica, embri¨®n del PP, en 1976, cuando era estudiante de ingenier¨ªa, Cascos tiene en com¨²n con su mentor la disposici¨®n y capacidad de trabajo, as¨ª como el estilo autoritario e impetuoso.
En su biograf¨ªa no faltan, sin embargo, las ocasiones en las que parece un pol¨ªtico arrastrado, incluso devorado, por sus propias pasiones, la que le ha devuelto a la pol¨ªtica activa y las que en plena crisis del Prestige le llevaron a sacudirse la responsabilidad que le correspond¨ªa como ministro de Fomento e irse de cacer¨ªa. Su comportamiento produjo el efecto de la piedra arrojada al espejo de su buena fama de gestor eficaz e intachable. Y el divorcio de su primera esposa, con la que hab¨ªa tenido cuatro hijos, para casarse con una chica 27 a?os m¨¢s joven que ¨¦l ¡ªluego volver¨ªa a divorciarse y a casarse de nuevo¡ª no contribuy¨®, precisamente, a rehabilitarle en los c¨ªrculos m¨¢s confesionales del partido. FAC es un prototipo de pol¨ªtico macho de la derecha-derecha: bronco, seductor impenitente, amante de los toros (ejerci¨® de cr¨ªtico taurino en su juventud) y aficionado a la pesca y de la caza.
?Qu¨¦ espera sacar de estas nuevas elecciones que acaba de convocar? ?Reforzar¨¢ su perfil de personaje providencial, atacado por la mediocridad y la corrupci¨®n de los pol¨ªticos locales? ?Acaso sue?a con la mayor¨ªa absoluta? ¡°Vamos a intentar mejorar los resultados, pero con solo repetirlos, el PP y el PSOE ya habr¨¢n tenido un voto de castigo y habr¨¢n recibido su segundo varapalo¡±. Muy cauto se muestra ahora el hombre convocado por la ¡°marea creciente¡± de ciudadanos para que ¡°salvara¡± a Asturias.
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