?Ha dicho usted ideas pol¨ªticas?
El PSOE ha evitado el suicidio, pero necesita ideas que no se han visto en esta campa?a Hemos visto dos modos de entender la gerencia del partido, pero no la del Estado
Sospecho no haber sido el ¨²nico en haber sentido un considerable alivio al saber que el elegido para dirigir el PSOE hab¨ªa sido Alfredo Rubalcaba. A mi modo de ver (y con la venia del profesor de Sociolog¨ªa) el Partido Socialista ha evitado el suicidio por los pelos. La candidata Chac¨®n representaba lo peor del zapaterismo: el socialismo trivial y el socialismo tribal. Con un partido de hechuras chaconianas habr¨ªa sido imposible saber qu¨¦ votaba uno, si las multas ling¨¹¨ªsticas de la Generalitat o el Ej¨¦rcito espa?ol, la amistad con Bildu o la vanguardia del feminismo, los monigotes de L¨®pez Aguilar o los de la familia Paj¨ªn, los negocios de Roures o los de Bot¨ªn. Es posible que la radiograf¨ªa de Rubalcaba tampoco est¨¦ muy definida, pero da la impresi¨®n de una mayor solidez, como si fuera partidario de un socialismo adulto y no del socialismo adolescente que ha llevado a este pa¨ªs a la caricatura.
Sin embargo, el proceso electoral, por llamarlo de alguna manera, no auguraba nada bueno. Desde el primer momento ambos candidatos juraban a quien quer¨ªa escucharles que iba a ser una disputa de ideas, un conflicto de pol¨ªticas, dos modos de entender la direcci¨®n del pa¨ªs. O sea, un debate de ideas pol¨ªticas. Los desconcertados seguidores trat¨¢bamos afanosamente de encontrar alguna idea entre los discursos, las frases cosm¨¦ticas, los logos de agencia publicitaria, el autobombo, la perfecta vacuidad del lenguaje pol¨ªtico a la espa?ola trufado de ejemplos futbol¨ªsticos. Era como buscar una moneda de oro en el vertedero. Muchos, por lo menos aquellos con quienes lo he comentado, pero tambi¨¦n los que escriben en los peri¨®dicos, no hemos alcanzado a o¨ªr una sola idea en toda la campa?a. Un org¨¢nico de Zapatero dec¨ªa en un programa de la tele que las ideas estaban colgadas no s¨¦ d¨®nde, en las p¨¢ginas inmateriales de cada candidato. Ser¨ªa verdad, o sea que a¨²n podr¨ªan haberlas escondido mejor. Lo cierto es que a las gentes poco preparadas nos ha parecido que la disputa, la campa?a, la elecci¨®n, iba sobre qui¨¦n controlar¨¢ los empleos y los sueldos del partido. Asunto relevante cuando se han perdido miles de poltronas, pero que, francamente, son una minucia comparada con los parados de verdad.
Y no es que no hagan falta las ideas acerca de la pol¨ªtica espa?ola, o de la gobernanza, como dicen los enterados apoyando mucho la zeta, porque el pa¨ªs est¨¢ hecho unos zorros. No solo econ¨®micamente, sino, sobre todo, an¨ªmicamente. Nadie cree una sola palabra que emane de un organismo oficial (si no trabaja en uno), nadie tiene la menor confianza en los partidos pol¨ªticos (a menos que cobre de ellos), la universidad es un cet¨¢ceo muerto, nadie est¨¢ haciendo proyectos para nada, porque, ?para qu¨¦? La tarea del PP no ser¨¢ otra que la de devolver credibilidad a las instituciones de la naci¨®n, ya que, de momento, la naci¨®n solo sirve para pagar deudas.
El viernes 3 de febrero este peri¨®dico public¨® un art¨ªculo de Nathan Gardels que a mi entender establec¨ªa con agudeza la paralizaci¨®n intelectual y moral de algunas democracias como la italiana, la norteamericana y (a?ado yo) la espa?ola. En estas, los intereses econ¨®micos de los partidos est¨¢n tan arraigados en el circuito del gran capital, son tan evidentes las relaciones de dependencia y clientelismo, que solo es posible una pol¨ªtica demag¨®gica como la de Zapatero antes de que le llamaran al orden. En estas democracias, escribe Gardels, ¡°los pol¨ªticos electos est¨¢n tan en manos del sentimiento populista inmediato y de los intereses especiales organizados, que los partidos vac¨ªan de contenido la mera formulaci¨®n de cualquier pol¨ªtica que intente llegar a un compromiso por el bien com¨²n a largo plazo, incluso antes de que se someta a votaci¨®n en el Parlamento. El proyecto de ley que sale adelante est¨¢ desprovisto de sustancia y significado. Por consiguiente lo que permanece es el statu quo¡±.
Evidentemente, cuando no se puede hacer pol¨ªtica en serio, cuando el statu quo es tir¨¢nico, se hacen pol¨ªticas aproximativas lo m¨¢s inocentes que sea posible, como la Alianza de las Civilizaciones que podr¨ªa ser una iniciativa de la Unesco, o la declaraci¨®n irritantemente repetida de ¡°federalismo¡± que solo tiene como finalidad dejar que cada tribu se reparta el dinero seg¨²n su capacidad de chantaje, o las majader¨ªas sobre el uso de ¡°miembros¡± y ¡°miembras¡± nacidas en cabezas totalmente pose¨ªdas por el vac¨ªo.
A la izquierda la corrompe el poder. La derecha no tiene por qu¨¦ corromperse en el poder, no le hace falta, aunque lo haga. Por lo general los partidos conservadores tienen establecida de antemano su financiaci¨®n y las corrupciones vienen de subordinados codiciosos, no de la misma direcci¨®n. Los partidos de izquierdas tienen enormes problemas para financiarse y si no se andan con cuidado es toda la estructura la que al final solo trabaja para mantener los sueldos de la burocracia del partido. Esta es la impresi¨®n que daba (a la gente sin estudios de sociolog¨ªa) la campa?a de los socialistas. Eran dos modos de entender la gerencia del partido, no la del Estado. Y dos clientelismos que calculaban con qui¨¦n les ir¨ªa mejor. Por los apoyos que han recibido uno y otra, me parece que las ideas no, pero el retrato de la clientela ha quedado bastante enfocado. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n, pol¨ªticamente, Gri?¨¢n y Chac¨®n? ?Opinan igual sobre las autonom¨ªas? ?O Patxi L¨®pez y Rubalcaba? ?Ambos coinciden con Eguiguren, presidente de L¨®pez? ?Han hablado de pol¨ªtica, realmente? Pues nos gustar¨ªa mucho conocer el contenido de sus conversaciones.
Tiene Rubalcaba unos ocho a?os para levantar los ¨¢nimos del partido. Es de esperar que elimine la demagogia guerracivilista que ha movido con extremada estupidez la corte de Zapatero hasta convertir a este pa¨ªs en una sociedad, seg¨²n ese principio, con 12 millones de franquistas y mayor¨ªa absoluta. En su discurso final asegur¨® Rubalcaba que desea un pa¨ªs en donde ning¨²n ciudadano sea mejor que otro y ning¨²n contribuyente goce de m¨¢s privilegios que los dem¨¢s. Bueno, pues a ver qu¨¦ hace con Catalu?a y con el Pa¨ªs Vasco. Habl¨® de un pa¨ªs laico, veremos si es verdad: podr¨ªa empezar exigiendo que las iglesias tributen al fisco como todo quisque. Algo dijo contra los bancos, pero ha sido el PP el que ha limitado los sueldos de los bancarios, la gente m¨¢s detestada de este pa¨ªs despu¨¦s de los pilotos. Y as¨ª sucesivamente.
El camino ser¨¢ largo y sobre todo abrumadoramente aburrido. La izquierda ha dilapidado su capital hist¨®rico: la igualdad de todos ante la ley, la educaci¨®n como herramienta de superaci¨®n, la libertad de la mayor¨ªa y no solo de algunas minor¨ªas, la cultura como instrumento cr¨ªtico, la lucha contra la corrupci¨®n y el parasitismo incluida la corrupci¨®n y el parasitismo sindicales, el rechazo de la ideolog¨ªa reaccionaria de los nacionalistas, la promoci¨®n de los mejores y la persecuci¨®n de los enchufados¡ en fin, se podr¨ªan llenar seis folios de tareas pendientes, pero sobre las que nadie ha dicho una sola palabra en estas elecciones, o lo que hayan sido. Ni una palabra.
Uno desea lo mejor para Rubalcaba, no tanto porque ponga alguna ilusi¨®n en la renovaci¨®n de la izquierda, cuanto porque sin una oposici¨®n sensata y veros¨ªmil los desmanes del poder son siempre m¨¢s insoportables. Ay¨²denos, se?or Rubalcaba, que bien lo vamos a necesitar.
F¨¦lix de Az¨²a es escritor.
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