Aznar o la reserva inmaterial del PP
Hasta tres veces repiti¨® Rajoy que "es la hora de las respuestas" A diferencia de su antecesor en el partido, ¨¦l consulta las decisiones
Solt¨® un discurso lleno de se?ales, sem¨¢foros y pasos de peatones y se fue a comer con los suyos. En un restaurante cercano al Palacio de Congresos de Sevilla. Entre los fieles estaban su esposa, la hoy alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y el exalcalde y ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallard¨®n, su exvicealcalde y ahora flamante secretario ejecutivo de pol¨ªtica local del PP, Manuel Cobo, y su sucesor como n¨²mero dos en la capital, Miguel ?ngel Villanueva, y el edil de Seguridad, Pedro Calvo. Gente del partido a la que conoce hace a?os y que ahora arropan a su esposa. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente de honor del PP, estaba contento porque aunque no hab¨ªa pronunciado una de sus mejores piezas s¨ª hab¨ªa conseguido fijar en el auditorio la idea ya muy labrada de que si algo falla siempre estar¨¢ ¨¦l para recordar cu¨¢les son las l¨ªneas rojas que nunca deber¨¢n sobrepasarse. Y para advertir de que los mandatos se tienen para llevarlos a cabo, para cumplirlos, para no demorarse ni desviarse por ning¨²n tipo de atajo.
Aznar quiso ser protagonista ayer en la jornada central del XVII Congeso del PP, seguramente uno de los m¨¢s tranquilos y sosegados que se recuerdan porque el partido no solo est¨¢ consolidado en el poder sino que ostenta un grado de influencia inaudito en la historia democr¨¢tica de Espa?a.
Aznar volvi¨® a hacer ayer un discurso duro, muy suyo, pero totalmente distinto al que expres¨® con desagrado hace cuatro a?os en Valencia. Entonces result¨® manifiestamente desabrido, en el tono y en los gestos. Ayer habl¨® para entendidos. Sobre todo para Rajoy. Y se expres¨® m¨¢s contenido, como recordaba un ministro actual del Gabinete que lleva a gala conservar rubricadas por el expresidente todas sus intervenciones en estos c¨®nclaves.
El protagonista absoluto en estos momentos en el PP es Mariano Rajoy, que con su impronta galaica ha conseguido convencer a casi todo el mundo de que es independiente de todos los poderes cuando muchas veces parece indiferente. Rajoy, ayer, emiti¨® dos mensajes. En el de fondo, con su discurso y su proyecto para Espa?a, se preocup¨® de asegurar que caben casi todas las ideas, las reformas, las pol¨ªticas.
Fue en ese contexto cuando se permiti¨® rebatir a los que dudan de que tenga en realidad muy claro qu¨¦ es lo que debe hacer para sacar a Espa?a de este pozo. Y, por tanto, cuando respondi¨® a la inquietud que representa Aznar y su reserva inmaterial de occidente. Rajoy s¨ª comprende que tiene un mandato de mucho m¨¢s calado que los diez millones y medio de votantes que cosech¨® en las urnas el pasado 20 de noviembre. ¡°Es la hora de las respuestas¡±, repiti¨® hasta tres veces.
Y se justific¨® ante los incumplimientos de su programa ya efectuados y los que tengan que venir ante el tenor de las circunstancias econ¨®micas y pol¨ªticas. En el entorno de Aznar tienen miedo de que a Rajoy, al final, le tiemblen las piernas, o mejor la mano, para firmar en los pr¨®ximos meses las reformas que creen que el pa¨ªs necesita para superar este marasmo actual. Dudan de su fortaleza y firmeza.
Rajoy habl¨® ayer en p¨²blico para avisar a propios y extra?os y lo hizo como si una tercera persona, un votante, un militante de base o un dirigente avisado, le alertase de cu¨¢les son sus deberes: ¡°Ya te hemos votado, ahora cumple, haz lo que tengas que hacer: es la hora de las respuestas, de que lo preparado se aplique, de que lo programado se cumpla, de que lo que reclamaba arreglos se corrija¡±. Explic¨® que dec¨ªa todo eso porque para ¨¦l ¡°el partido es lo que importa, lo que unifica, lo que sostiene y fabrica ideas¡± que merezcan la pena escribir luego en el BOE.
Pero lo hac¨ªa, sobre todo, para tranquilizar a los que le reprochan, dentro y fuera del PP, que sea tan pachorr¨®n, que piense tanto, que tarde mucho en tomar decisiones. Pero Rajoy no se demora, prioriza. Y guarda muy bien sus tiempos y sus secretos, como se volvi¨® a demostrar ayer en la comunicaci¨®n sin filtraciones de su nuevo equipo de confianza. Podr¨ªa parecer que juega, como s¨ª hac¨ªa Aznar, a provocar la guerra de nervios entre sus colaboradores. No es exacto. Tarda m¨¢s en componer los equilibrios. Aznar decid¨ªa y punto. Rajoy consulta. Ayer se march¨® a comer con su esposa y otros dos matrimonios: el de Mar¨ªa Dolores de Cospedal, la n¨²mero dos clara del PP, y el de Javier Arenas, el hombre fuerte siempre en la sombra. Ese triunvirato ser¨¢ el que mandar¨¢ en el PP en los pr¨®ximos a?os. Cospedal logra su objetivo de no tener un n¨²mero tres formal, es decir ni un coordinador ni un portavoz. La voz del PP ser¨¢ solo ella pero Arenas ser¨¢ el superbar¨®n en todos los territorios.
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