La decadencia europea
?C¨®mo explicar la obstinaci¨®n de las ¨¦lites europeas en mantener unas pol¨ªticas de austeridad que solo agravan la crisis y hacen m¨¢s profunda la recesi¨®n? ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de este empe?o en autoconvencerse de que no cabe otra pol¨ªtica que la que est¨¢ cortando las alas a unos pa¨ªses que cada vez vuelan m¨¢s bajo? ?Ad¨®nde quieren llegar?
Desde una perspectiva socioecon¨®mica hay razones para sospechar que se est¨¢ aprovechando la crisis para hacer un nuevo traje legal a la medida del nuevo capitalismo. La reforma laboral del PP va muy en esta l¨ªnea: reforzar los privilegios de los que tienen m¨¢s poder (los empresarios) y buscar la neutralizaci¨®n de la ciudadan¨ªa por la v¨ªa de la despolitizaci¨®n. Para ello es capital presentar las pol¨ªticas como necesarias y afirmar la ausencia de alternativa. El objetivo no es, por tanto, obtener resultados a corto plazo sino la construcci¨®n de una nueva sociedad m¨¢s desregulada, con salarios m¨¢s bajos, con menos derechos para los ciudadanos, con el Estado debilitado y con la mayor¨ªa de los servicios privatizados. Esta interpretaci¨®n da por asumido que los gobernantes tienen una idea estrat¨¦gica, inconfesable, pero clara y definida.
Otra interpretaci¨®n, sin embargo, apunta a la confusi¨®n. Los gobernantes son incapaces de pensar una hoja de ruta, un proyecto, y avanzan a golpes de ri?¨®n. El ritmo del pelot¨®n lo marca Alemania, todos siguen como gregarios. Mientras las pol¨ªticas de austeridad castigaban al entorno pero beneficiaban a Alemania, que ganaba posici¨®n al disponer de cr¨¦dito en condiciones mucho mejores que los dem¨¢s pa¨ªses europeos, la estrategia ten¨ªa sentido: respond¨ªa al inter¨¦s alem¨¢n. Pero cuando el resultado ha sido el regreso a la recesi¨®n y empieza a ser evidente que Alemania acabar¨¢ pagando el empobrecimiento generalizado de sus socios, la estrategia se hace incomprensible. Con lo cual aparecen los viejos demonios hist¨®ricos. La idea prusiana del poder. La voluntad de dominaci¨®n alemana.
Al mismo tiempo, esta mirada al pasado sirve para recordar la ceguera de las ¨¦lites europeas ante el ascenso del totalitarismo, incapaces de captar las negras se?ales que ven¨ªan emiti¨¦ndose por todas partes. Con lo cual se impone una pregunta: ?estar¨¢n las ¨¦lites europeas otra vez p¨¦rdidas sin detectar las amenazas de futuro o un d¨ªa comprenderemos que una parte de ellas era c¨®mplice del desastre? Sarkozy acaba de lanzar su campa?a electoral en clave populista. Su an¨¢lisis es muy simple: una oleada de populismo recorre Europa, solo incorporando a la extrema derecha se pueden ganar las elecciones. Soy el candidato del pueblo, proclama. La opci¨®n del presidente franc¨¦s tiene el valor de detectar el s¨ªntoma pero la irresponsabilidad de darle carta de naturaleza. Y as¨ª se va construyendo la indiferencia, como si la distancia entre la derecha democr¨¢tica y la derecha xen¨®foba fuera irrelevante, y se va entrado por la v¨ªa de la fatalidad que conduce siempre al desastre. La indiferencia es el peso muerto de la historia, dec¨ªa Gramsci.
Y llegamos a una cuarta explicaci¨®n posible. Se habla mucho en estos tiempos de la mediocridad de las clases dirigentes. Cuando las cosas van mal, la melancol¨ªa beneficia a las figuras de ayer y castiga a las actuales. Pero quiz¨¢s esta sensaci¨®n de mediocridad responda a la fractura creciente entre la sociedad y las clases dirigentes, que el descr¨¦dito de la pol¨ªtica expresa. La historia nos ense?a que este es el primer indicio de la decadencia y marca el final de los procesos de dominaci¨®n hist¨®rica. ?Es lo que le est¨¢ ocurriendo a Europa? ?Las ¨¦lites no lo ven, no lo quieren ver o son ya impotentes para reconducir la situaci¨®n? Esta crisis, para Europa, no es solo una crisis econ¨®mica, es tambi¨¦n una crisis pol¨ªtica, cultural y moral. Y este es el debate que deber¨ªa abrirse camino entre la insoportable cacofon¨ªa de los gobernantes y el resignado silencio de la ciudadan¨ªa, solo roto de vez en cuando por conatos de indignaci¨®n moral. Sin este debate, la democracia est¨¢ en peligro: o se nos impone un nuevo modelo econ¨®mico y social de matute, o entramos sin defensas en una decadencia que amenaza con disminuir el papel de Europa en el mundo. Europa tiene triunfos en sus manos: un modelo de sociedad que ahora se quiere destruir, pero que era admirado universalmente, y una econom¨ªa que representa el tercio del producto interior bruto mundial. La irresponsabilidad de las ¨¦lites no puede cargarse este capital.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.