Operaci¨®n antidemocr¨¢tica
Las comunidades aut¨®nomas han sido los amortiguadores en esta crisis
¡°Como todos los dem¨¢s, pienso que el tema de la estructuraci¨®n del Estado es, tal vez, el tema clave con el que se enfrenta la Constituci¨®n y, probablemente, va a ser el tema por el que se defina esta Constituci¨®n¡±. Son palabras de Felipe Gonz¨¢lez, pronunciadas en las Cortes Constituyentes, en la sesi¨®n en la que se hizo la valoraci¨®n general del proyecto de Constituci¨®n. Palabras pr¨¢cticamente id¨¦nticas pronunciaron los portavoces de los dem¨¢s grupos parlamentarios. Este fue uno de los temas centrales del consenso constitucional. La Constituci¨®n ser¨ªa juzgada por la capacidad que tuviera para dar respuesta al problema de la articulaci¨®n del poder del Estado con el poder de los entes territoriales de ¨¢mbito inferior al Estado.
O, dicho de otra manera: el constituyente espa?ol fue muy consciente de que el Estado unitario no pod¨ªa ser la forma de Estado de la democracia espa?ola. El reconocimiento del derecho a la autonom¨ªa no era una opci¨®n, sino una exigencia. Sin democracia no se podr¨ªa reconocer el derecho a la autonom¨ªa, pero sin ejercicio real y efectivo del derecho a la autonom¨ªa no se podr¨ªa estabilizar un r¨¦gimen democr¨¢tico.
Con base en esta premisa, se alcanz¨® el compromiso constitucional primero y la interpretaci¨®n de dicho compromiso despu¨¦s mediante los pactos auton¨®micos de 1981 y 1992, que acabaron definiendo el Estado auton¨®mico como un Estado ¡°compuesto¡±, integrado por 17 comunidades aut¨®nomas y dos ciudades aut¨®nomas que ejercen el derecho a la autonom¨ªa en condiciones de igualdad.
El proceso de construcci¨®n del Estado auton¨®mico se hizo con una celeridad sorprendente. Espa?a ten¨ªa su estructura del Estado en pie en el momento en que, con la crisis del comunismo, se inicia el proceso de desintegraci¨®n estatal en buena parte del Este europeo. Qu¨¦ hubiera pasado en Espa?a si no hubi¨¦ramos tenido definida la estructura del Estado cuando se desintegra Yugoslavia, se descompone la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se produce la separaci¨®n de Rep¨²blica Checa y Eslovaquia, es imposible de saber, pero f¨¢cil de imaginar.
El Estado auton¨®mico ha sido el gran ¨¦xito constituyente espa?ol de 1978. El problema territorial ha sido el problema constituyente democr¨¢tico de Espa?a. No se plante¨® expresamente en ninguna de las Constituciones que estuvieron vigentes en el siglo XIX. Ha sido un problema central en los dos procesos constituyentes del siglo XX. Democracia y derecho a la autonom¨ªa no son t¨¦rminos separables en nuestro pa¨ªs. La articulaci¨®n de ambos es lo que se ha conseguido con el desarrollo durante algo m¨¢s de tres d¨¦cadas de la Constituci¨®n.
Es lo que est¨¢ empezando a ser puesto en cuesti¨®n. De una historia de ¨¦xito estamos pasando a una historia de fracaso. Delenda est autonom¨ªa, titulaba el pasado jueves Vidal-Folch su art¨ªculo en este mismo peri¨®dico, describiendo el ambiente que se respira en los editoriales y art¨ªculos de opini¨®n de los medios de comunicaci¨®n conservadores del pa¨ªs. Si no tuvi¨¦ramos 17 comunidades aut¨®nomas, 17 ¡°miniestados¡±, como despectivamente se dice, estar¨ªamos mejor preparados para hacer frente a la crisis.
Estoy completamente en desacuerdo con esta interpretaci¨®n. Las comunidades aut¨®nomas han sido los amortiguadores en esta crisis. En Espa?a no se est¨¢ gastando m¨¢s en sanidad, en educaci¨®n, en hacer frente a la dependencia o a la exclusi¨®n social por la existencia de las comunidades aut¨®nomas. M¨¢s bien lo contrario. Son las comunidades aut¨®nomas las que se est¨¢n teniendo que responsabilizar de los recortes. ?Es tan dif¨ªcil imaginar c¨®mo estar¨ªamos si los recortes decididos por los Gobiernos de las distintas comunidades aut¨®nomas hubieran tenido que ser decididos por una instancia ¨²nica para todo el territorio del Estado? Cada Gobierno auton¨®mico est¨¢ operando como un dique que impide que la inundaci¨®n alcance una dimensi¨®n estatal inmanejable. El clima de relativa paz social que todav¨ªa no se ha visto seriamente perturbado, a pesar de la magnitud de la crisis, tiene mucho que ver con la descentralizaci¨®n en el ejercicio del poder. Las comunidades aut¨®nomas est¨¢n teniendo que soportar la parte m¨¢s dura de los ajustes. Y en los terrenos en los que m¨¢s directamente afectados se ven los ciudadanos. Y lo est¨¢n haciendo, por lo general, con responsabilidad.
Obviamente, de esta crisis ninguna instancia de poder va a salir igual que entr¨®. Pero tienen que salir todas juntas. El Estado auton¨®mico no es ingenier¨ªa constitucional, sino la sustancia misma de la democracia. Si acabamos con la autonom¨ªa, acabaremos con la democracia. De ah¨ª que la campa?a de acoso y derribo del Estado auton¨®mico no pueda ser considerada sino como una operaci¨®n antidemocr¨¢tica.
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