El alcalde que busca a sus vecinos en las fosas del franquismo
Jos¨¦ Ignacio Mar¨ªn es el regidor de Villaviudas, en Palencia Lleva diez a?os intentando localizar y exhumar a 27 vecinosfusilados en la Guerra Civil
Jos¨¦ Ignacio Mar¨ªn, alcalde socialista de Villaviudas (Palencia), tiene a 27 vecinos del pueblo repartidos por cunetas y fosas comunes. Y no lo puede soportar. Por eso, desde hace diez a?os intenta averiguar d¨®nde est¨¢n para exhumarlos y llevarlos "de vuelta casa", al cementerio del pueblo, donde les espera un pante¨®n que ha hecho construir con sus nombres y apellidos.
¡°Ser alcalde de un pueblo significa preocuparte por las necesidades de tus vecinos, por su bienestar. Eso significa gestionar bien los presupuestos y hacer cosas como esta tambi¨¦n. Es mi deber moral hacer todo lo posible por recuperar los cuerpos de estas personas y devolverles la dignidad. Es muy triste pensar que tu marido, tu padre, tu abuelo, est¨¢ tirado en cualquier cuneta con un tiro en la cabeza, y no poder llevarle unas flores o ir a rezarle si eres cat¨®lico. Un pa¨ªs democr¨¢tico no puede permitirse tener las cunetas llenas de gente y a tantas familias con tanto dolor¡±.
En Villaviudas no hubo guerra, pero se pegaron muchos tiros. No hubo frente, ni trincheras, ni dos bandos enfrent¨¢ndose con uniformes distintos. En Villaviudas, como en tant¨ªsimos pueblos de Espa?a, hubo verdugos y v¨ªctimas. De los 900 vecinos que ten¨ªa este peque?o municipio en 1936 los falangistas mataron a 27: chavales de 19 a?os, mujeres y hombres que dejaban hijos que a¨²n no hab¨ªan aprendido a hablar. Mar¨ªn impuls¨® en 2003 la exhumaci¨®n de ocho de ellos, arrojados a una fosa com¨²n en un pueblo a 59 kil¨®metros, Olmedillo de Roa (Burgos).
¡°Hicimos unas prospecciones en el lugar donde nos hab¨ªa indicado el investigador Jos¨¦ Mar¨ªa Rojas y encontramos unos huesos. Volvimos a tapar y llamamos a los arque¨®logos. Los familiares vinieron a la fosa, tan ilusionados por recuperar a los suyos...pero los arque¨®logos descubrieron que eran restos de animales. Fue un momento dur¨ªsimo. La decepci¨®n fue enorme y lo pasamos muy mal. Pero seguimos buscando y a los dos d¨ªas aparecieron¡±.
All¨ª estaban, en efecto, Isidoro Ruip¨¦rez, Marcelino D¨ªez, Basilio y David Tol¨ªn, Justino Pastor, Pedro Sanz, Julio Fern¨¢ndez y Jes¨²s Masa, ocho de los 27 vecinos que Jos¨¦ Ignacio buscaba. Los hab¨ªan asesinado el 7 de septiembre de 1936. El m¨¢s joven ten¨ªa 19 a?os y el mayor, 55. Estaban cubiertos de cal. La fosa ten¨ªa 4,5 metros de largo y 80 cent¨ªmetros de ancho. Estaban enterrados a menos de un metro del suelo, arenoso, f¨¢cil de cavar, que los asesinos hab¨ªan elegido para arrojar a las v¨ªctimas.
¡°Ver a ocho personas tiradas unas encima de las otras y ver a sus familiares tan emocionados fue un impacto tremendo para m¨ª. Esa mezcla de resignaci¨®n, porque nunca les o¨ª una palabra de odio o de venganza, y de alivio por recuperar al fin a los suyos....¡±, explica Mar¨ªn. ¡°Desde entonces, ayudo en lo que puedo en las exhumaciones. He estado en diez. Al principio preparaba un poco la tierra antes de que vinieran los arque¨®logos. Ahora me han ense?ado a limpiar los huesos con brocha y pincel y ya recupero esqueletos. Cuando tengo un cr¨¢neo agujereado por una bala entre las manos siento una tristeza inmensa. Pienso en lo mal que lo debi¨® pasar esa persona antes de morir, en lo que sufri¨® su familia, en el sinsentido de encontrarte algo as¨ª en una zona donde no hubo guerra, en la crueldad. Perlo luego cuando Paco descubre en los huesos alguna patolog¨ªa y le dice a un familiar, creo que esta es la persona que buscas, se te hace un nudo en la garganta. Yo creo que he llorado m¨¢s en estos a?os de exhumaciones que en toda mi vida¡±, cuenta emocion¨¢ndose de nuevo.
Uno de esos 27 vecinos que busca es su abuelo, Juli¨¢n Cantera. ¡°Era agricultor y concejal del Ayuntamiento por el Frente Popular. Era muy religioso. Los falangistas le fueron a buscar a casa de noche el 12 de agosto de 1936. Lo subieron a un cami¨®n con otros seis y lo mataron a unos 10 o 12 kil¨®metros. Ten¨ªa 46 a?os, una mujer y cinco hijos, el mayor de 14 y el m¨¢s peque?o de seis. Mi abuela, como todas las mujeres que se quedaron viudas en este pueblo, sali¨® adelante como pudo: sal¨ªa a arar con ganados, despu¨¦s se iba a segar a mano, luego a recoger la siembra... Los ni?os pasaron a ser adultos ese d¨ªa. Se acab¨® la escuela. Tuvieron que empezar a trabajar en el campo¡±.
Las viudas, las madres y los hijos de los asesinados tendr¨ªan que aguantar mucho m¨¢s que el dolor de no volver a ver a sus maridos, a sus hijos, a sus padres. Despu¨¦s de los fusilamientos, insiste Jos¨¦ Ignacio, vino el miedo, ese miedo terrible a hablar del que faltaba, y el desprecio, los insultos de los que simpatizaban con los asesinos o incluso cre¨ªan que se hab¨ªan quedado cortos: ¡°Iban por la calle y a¨²n ten¨ªan que o¨ªr, 'mira ah¨ª van esos hijos de rojos. No ten¨ªan que haber dejado a ninguno¡±.
Jos¨¦ Ignacio es una excepci¨®n. La mayor¨ªa de los alcaldes no sienten esa obligaci¨®n de sacar de las cunetas a sus vecinos. ¡°Algunos del PP me han dicho que no deber¨ªa remover¡±. Para ¨¦l tan importante que sus vecinos tengan un buen centro cultural, una buena asistencia sanitaria, un buen colegio, como una l¨¢pida con su nombre en el cementerio. Le preocupa que el Gobierno de Mariano Rajoy fulmine la ley de memoria hist¨®rica. ¡°Se qued¨® un poco corta, pero era una herramienta que nos estaba sirviendo para recuperar los restos de asesinados y la historia. Hay mucha gente esperando. Mucha gente muy mayor, como mi madre, que tiene 85 a?os y antes de morirse quiere que su padre est¨¦ enterrado dignamente. Y no es tanto dinero. Las partidas econ¨®micas no son importantes¡±.
Hay necesidades de sus vecinos, sin embargo, que sabe que no puede satisfacer. ?l no puede reescribir la palabra v¨ªctima donde ahora dice asesino. Un juez s¨ª.¡°Estas personas fueron declaradas asesinos, tratadas como criminales, por pertenecer a un sindicato o a un partido de izquierdas. Garz¨®n intent¨® hacerles justicia, devolverles la dignidad. Lo que le ha pasado es una injusticia".
Mientras tanto, Jos¨¦ Ignacio sigue buscando. Ha recuperado ya a ocho vecinos en Olmedillo de Roa y a otros tres en Carcavilla. Le faltan 15, entre ellos, su abuelo. Espera poder encontrarles pronto y repetir el emocionante homenaje que les hicieron en 2003, uno de los primeros actos institucionales de apoyo a las v¨ªctimas de la represi¨®n. ¡°Ah¨ª a¨²n no hab¨ªamos encontrado a mi abuelo, pero se sent¨ªa el alivio de muchas familias. Se hab¨ªan quitado un enorme peso de encima¡±.
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