Autoritarismo y posdemocracia
Rajoy pens¨® que la Uni¨®n Europea tragar¨ªa, sin tener en cuenta que Espa?a no es Alemania, ni Francia, ni Inglaterra
Si el sentido com¨²n es la raz¨®n instruida por los hechos, a Mariano Rajoy le han fallado los hechos, es decir, la experiencia. Porque buenas razones ten¨ªa para fijar el techo de d¨¦ficit que considerara oportuno, pero no quiso tener en cuenta al anunciarlo que ser¨ªa incapaz de defender su posici¨®n, que ¨¦l mismo present¨® como un acto de soberan¨ªa, cuando Bruselas levantara la voz. Fue un c¨¢lculo de novato: pens¨® que la Uni¨®n Europea tragar¨ªa, sin tener en cuenta que Espa?a no es Alemania, ni Francia, ni Inglaterra, y que los dirigentes posdemocr¨¢ticos de Bruselas viven de demostrar que ellos est¨¢n por encima de la soberan¨ªa de los Estados. ?Ha hecho el rid¨ªculo, Rajoy? Simplemente, ha tomado un ba?o de realismo que, a juzgar por el desd¨¦n con que trat¨® a la oposici¨®n a la hora de explicar este penoso episodio, no le ha sentado nada bien.
??Por qu¨¦ el PP viene actuando con tanta arrogancia desde que ha regresado al poder? ?Por qu¨¦ Rajoy se permite introducir cada semana una medida que contradice lo que prometi¨® en la campa?a electoral con la m¨¢s absoluta impunidad? ?Por qu¨¦ ha dejado de ser previsible, seg¨²n ¨¦l la mejor de sus virtudes, para comportarse como si todo le estuviera permitido? La respuesta m¨¢s f¨¢cil es atribuir este paso del opositor tranquilo al presidente autoritario a la p¨¦rdida de sentido de la realidad que a menudo generan las mayor¨ªas absolutas. La experiencia dice que no hay gobernante que resista a la tentaci¨®n del poder sin concesiones. Y Rajoy no s¨®lo cuenta con todo el poder de la administraci¨®n central del Estado sino pr¨¢cticamente con la totalidad del poder auton¨®mico y municipal, a la espera de lo que ocurra en Andaluc¨ªa. Incluso donde no manda, como en Catalu?a, tiene capacidad para condicionar al que gobierna y la ejerce con todo el desparpajo, obteniendo ping¨¹es contrapartidas y permiti¨¦ndose encima chulear a CiU en los temas que m¨¢s incomodan a los nacionalistas.
No creo, sin embargo, que la explicaci¨®n de este giro autoritario est¨¦ s¨®lo en la mayor¨ªa absoluta. Creo que tiene mucho que ver con la ideolog¨ªa y con la impotencia. Imprevisible en las medidas concretas, Rajoy es perfectamente previsible en la estrategia. Dice Tzvetan Todorov que ¡°la tiran¨ªa neoliberal se caracteriza por una concepci¨®n de la econom¨ªa como una actividad enteramente separada de lo social, que debe escapar al control pol¨ªtico¡±. Y en la medida en que Mariano Rajoy, como toda la derecha europea y buena parte de la izquierda, asume plenamente esta situaci¨®n, el autoritarismo es la forma de teatralizar una autoridad sobre el poder econ¨®mico que ni se tiene ni se quiere tener. Mariano Rajoy es prisionero a la vez de la creencia ¡ª¡°No hay alternativa¡±¡ª y de la impotencia que de esta ausencia de alternativa se deduce. Porque si no hay alternativa no hay margen para la pol¨ªtica. Y este es el drama de la situaci¨®n actual que amenaza a la propia democracia. Si se asume, como es el caso de Mariano Rajoy, por convicci¨®n ideol¨®gica (o por realismo, que es el valor preferido de la derecha, siempre tan miedosa ante la invenci¨®n del futuro) que ¡°No hay alternativa¡±, la vida parlamentaria es pura comedia. Y a los dem¨¢s partidos s¨®lo cabe exigirles que acaten las pol¨ªticas en curso, en tanto que ¨²nicas posibles. Puesto que el PSOE ha participado de esta creencia posdemocr¨¢tica, no tiene para el gobierno otro papel que el de coartada: por la herencia recibida y por haber seguido el mismo rumbo desde mayo de 2010.
Sin posibilidad de alternativa pol¨ªtica e ideol¨®gica es inevitable la degradaci¨®n del sistema democr¨¢tico. Una degradaci¨®n que empieza por la incapacidad de la pol¨ªtica para regular y controlar a los poderes econ¨®micos. Cuando uno se sabe impotente, aun siendo partidario del actual rumbo de las cosas, para aparentar un poder que no tiene, se pone los tacones del autoritarismo.
Estamos asistiendo a un profundo cambio en el modelo social, que consolida la hegemon¨ªa de la econom¨ªa (y del inter¨¦s privado) frente a la pol¨ªtica. Todas las normas que configuran el programa ¡°No hay alternativa¡± conducen en esta direcci¨®n. Y, sin embargo, no ha habido en el Parlamento espa?ol ning¨²n debate sobre el modelo social que queremos. ?A qu¨¦ espera la oposici¨®n? Si ahora, que est¨¢ por los suelos y tiene que reinventarse por completo, no es capaz de lanzar este debate, ?cu¨¢ndo lo har¨¢? ?O es que para ella tampoco hay alternativa? La era posdemocr¨¢tica ha empezado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.