Reacci¨®n auton¨®mica

La historia constitucional de Espa?a ha sido una historia reaccionaria, ha sido la historia de reacciones conservadoras frente al impulso de cambios progresistas. Todos nuestros ciclos constitucionales han empezado con una Constituci¨®n progresista ¡ª1812, 1837, 1869 y 1931¡ª a la que ha seguido o la negaci¨®n pura y simple del r¨¦gimen constitucional, como ocurri¨® en 1814 con la Constituci¨®n de C¨¢diz o en 1936-39 con la Constituci¨®n de la Segunda Rep¨²blica, o la revisi¨®n conservadora de la Constituci¨®n, como ocurri¨® en 1845 respecto de la de 1837 o en 1876 respecto de la de 1869. Las constituciones progresistas han tenido una duraci¨®n muy breve. Las constituciones conservadoras o la negaci¨®n del r¨¦gimen constitucional han tenido una duraci¨®n larga o muy larga.

En el ciclo constitucional que se inici¨® con la Constituci¨®n actualmente vigente de 1978 se ha roto con la estructura de los cuatro primeros ciclos de nuestra historia constitucional. A diferencia de las constituciones de 1812, 1837, 1869 y 1931, que apenas estuvieron en vigor, la Constituci¨®n de 1978 tiene tras de s¨ª m¨¢s de 30 a?os de vigencia, sin que se haya visto suspendida en ning¨²n momento en ninguna parte del territorio nacional. Por primera vez en nuestra historia, la Constituci¨®n que abre un ciclo constitucional ha podido proyectarse de manera indefinida en el tiempo. Con alternancia en el poder. El centro derecha ha ocupado el Gobierno de 1979 a 1982 y de 1996 a 2004. El centro izquierda lo ha ocupado de 1982 a 1996 y de 2004 a 2011.

El impulso reaccionario, en ese sentido de revisar en clave conservadora el inicial impulso constituyente, no ha conseguido dominar este quinto ciclo de nuestra historia constitucional. Pero no ha dejado de estar presente, si bien circunscrito a la revisi¨®n de la estructura del Estado. El centro derecha espa?ol no ha dejado de tener reservas respecto de la interpretaci¨®n de la Constituci¨®n que se acab¨® imponiendo tras el refer¨¦ndum andaluz de 1980. Reinterpretar la Constituci¨®n en el sentido en que intent¨® hacerlo inicialmente el Gobierno de UCD, diferenciando entre la autonom¨ªa de las nacionalidades (Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia) y la de las dem¨¢s regiones no ha dejado de atraer nunca al centro derecha espa?ol y a los partidos nacionalistas hegem¨®nicos en Catalu?a y Pa¨ªs Vasco.

Andaluc¨ªa sigue siendo el obst¨¢culo para la reforma constitucional

Hasta el momento, esa reinterpretaci¨®n no ha tenido forma de abrirse camino. Pero en estos ¨²ltimos a?os, como consecuencia de la incidencia de la crisis econ¨®mica, ha empezado a hacerse visible un proyecto de reducci¨®n del contenido y alcance del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa, que en ning¨²n caso afectar¨ªa de manera sustancial a Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, pero que s¨ª podr¨ªa incidir de manera significativa en las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas. El discurso acerca de la insostenibilidad del Estado auton¨®mico en su actual configuraci¨®n viene reiter¨¢ndose cada vez con m¨¢s frecuencia y con mayor audiencia.

Los resultados en las distintas elecciones a partir de las ¨²ltimas catalanas de 2010, con el debilitamiento continuado y progresivo del PSOE en las elecciones auton¨®micas y municipales de mayo y en las generales de noviembre del a?o pasado, est¨¢n creando unas condiciones en las que es posible e incluso probable que se intente llevar a la pr¨¢ctica una revisi¨®n de la estructura del Estado en l¨ªnea con la que se proyect¨® inicialmente en 1979.

Andaluc¨ªa sigue siendo el obst¨¢culo para esa operaci¨®n. Si en las pr¨®ximas elecciones andaluzas se confirma lo que indican las encuestas y el PP accede al Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa, la debilidad de la izquierda habr¨¢ llegado a su m¨¢xima expresi¨®n. La posici¨®n pol¨ªtica del PP m¨¢s nacionalismo catal¨¢n y vasco va a ser m¨¢s que hegem¨®nica. El deslizamiento hacia una interpretaci¨®n de la estructura del Estado en clave catalana y vasca va a resultar dif¨ªcil de detener.

No digo que vaya a resultar f¨¢cil que tal interpretaci¨®n se imponga. Hace treinta a?os el derecho a la autonom¨ªa en las regiones espa?olas era algo muy distinto a lo que es hoy. Hace treinta a?os la autonom¨ªa era una abstracci¨®n. Hoy son treinta a?os de ejercicio del derecho. Pero creo que hay que contar con que se va a intentar hacerlo. Al menos, eso es lo que indican los discursos que se est¨¢n poniendo en circulaci¨®n, as¨ª como los movimientos que se est¨¢n produciendo tanto en CiU como en el PP. La reacci¨®n auton¨®mica est¨¢ en la agenda.

De ah¨ª la trascendencia de los resultados de las elecciones andaluzas del 25-M. No es solamente el alcance de los recortes en las prestaciones sociales lo que puede verse afectado, sino tambi¨¦n la estructura del Estado, el lugar que van a ocupar las distintas nacionalidades y regiones en el Estado.