Inc¨®gnita Botella
Ana Botella dispone de tres a?os para ganarse el puesto que ha heredado A sus 59 a?os, es la primera alcaldesa de la historia en Madrid
Fue una jugada a tres bandas. El aterrizaje de Ana Botella al frente de la alcald¨ªa de Madrid es fruto de una jugada a tres bandas. No est¨¢ claro qui¨¦n inici¨® la partida, pero existe una fecha clave: el 7 de julio de 2002. Ese d¨ªa por la ma?ana hab¨ªa carrera de f¨®rmula 1, y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, gran aficionado, acudi¨® a La Moncloa. El presidente del Gobierno anunci¨® al entonces presidente de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid que iba a ser el pr¨®ximo candidato a la alcald¨ªa del PP en Madrid. Le ense?¨® las encuestas. Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano era un candidato endeble ante el empuje de la chica de la chupa de cuero, Trinidad Jim¨¦nez. Ya se especulaba por aquellos d¨ªas con un posible salto a la pol¨ªtica de su esposa, Ana Botella. Lo que sigui¨® fueron meses de rumores y cortejos pol¨ªticos. No est¨¢ claro si la idea de integrar a Botella en la candidatura de Gallard¨®n fue de la propia interesada, de Aznar, o si fue cosa de Gallard¨®n, deseoso de blindarse frente a los halcones del partido. El caso es que la jugada culmin¨® el pasado 27 de diciembre con Ana Botella catapultada a uno de los puestos m¨¢s codiciados y lucidos para un pol¨ªtico en Espa?a.
Un exedil del Ayuntamiento cercano a Gallard¨®n asegura que la iniciativa fue de Ana Botella. Una persona cercana a Botella sostiene que fue el alcalde quien le hizo la propuesta en privado. El editorial que EL PA?S public¨® el 10 de enero de 2003, al d¨ªa siguiente del anuncio de que Botella ir¨ªa en la lista de Gallard¨®n, dec¨ªa: ¡°En un partido en el que no se mueve una hoja a espaldas de Aznar, ser¨ªa ingenuo pensar que el ¨²nico asunto que ha escapado a su control ha sido el desembarco pol¨ªtico de su mujer¡±.
La propia alcaldesa no aclara de qui¨¦n fue la iniciativa de presentarla en la lista municipal. Dice que todo fue fruto de un proceso. El caso es que ah¨ª est¨¢. A sus 59 a?os se ha convertido en la primera alcaldesa de la historia en Madrid. ?Ser¨¢ un bluff o un talento oculto? ?Tendr¨¢ tir¨®n o nutrir¨¢ su larga lista de patinazos dial¨¦cticos? Por delante, tres a?os para demostrar que se merece el puesto que ha heredado; para conseguir que su partido le permita refrendar en las urnas que es mucho m¨¢s que la mujer de. ¡°Eso, si le deja Esperanza Aguirre¡±, apunta su adversario en el Consistorio, el socialista Jaime Lissavetzky.
Que el puesto le queda grande, que no da la talla. Que sus ochos a?os en el Ayuntamiento han sido todo un m¨¢ster, que est¨¢ m¨¢s que preparada. Hay opiniones para todos los gustos seg¨²n d¨®nde se pregunte. Las primeras impresiones en el seno de su partido no parecen ser malas, o al menos as¨ª las resume una fuente del PP buena conocedora del cuartel general del partido. ¡°Antes de las elecciones generales del 20-N nadie daba un duro por Ana Botella en G¨¦nova¡±, asegura esta fuente. ¡°Todo el mundo pensaba que ella estaba all¨ª por una jugada ego¨ªsta de Gallard¨®n, que la coloc¨® porque as¨ª, ni el sector de Esperanza Aguirre ni el sector de Aznar le podr¨ªa criticar. Pero ha sorprendido su empuje y est¨¢ cambiando la percepci¨®n. Adem¨¢s, se la ve como un muro de contenci¨®n para Espe¡±, agrega.
A lo mejor me expliqu¨¦ mal¡±, reconoce Ana Botella en alusi¨®n a su c¨¦lebre frase sobre las peras y las manzanas
A Ana Botella, todo esto de las pr¨®ximas elecciones y las intrigas de palacio le traen al fresco, o al menos eso dice ella y los que la rodean. Vive ajena a ese rumor que recorre la villa y corte de que Esperanza Aguirre est¨¢ deseando ser la pr¨®xima candidata a la alcald¨ªa en 2015. Botella quiere cuadrar gastos e ingresos, resolver problemas. ¡°Esa pelota ya se jugar¨¢¡±, afirma en su amplio despacho el vicealcalde Miguel ?ngel Villanueva: ¡°Lo que est¨¢ claro es que ella tiene hambre de bal¨®n¡±.
Cambio de estilo en el palacio de Cibeles. Una mujer muy correcta y educada, de las que preguntan al bedel por la familia, ha aterrizado en la flamante sede del Ayuntamiento. Nada que ver con su predecesor, hombre m¨¢s parco y distante. Ha llegado una hormiga del ahorro al lugar del fara¨®n manirroto, del hombre siempre m¨¢s dispuesto a abrir una nueva zanja que a zanjar una vieja deuda. Se acab¨® la fiesta, adi¨®s a las grandes obras. Toca meter tijeras. ¡°Ana es especialmente apta para los tiempos que vienen¡±, dice Luc¨ªa Figar, consejera de Educaci¨®n y Empleo de la Comunidad de Madrid y amiga de la familia Aznar. ¡°Es funcionaria, no es despilfarradora, sabr¨¢ administrar la escasez. La ven como un alter ego de su marido o de Gallard¨®n, pero ser¨¢ una sorpresa por su personalidad pol¨ªtica propia¡±.
En su toma de posesi¨®n, el pasado 27 de diciembre, la alcaldesa dej¨® bien claro que su referencia pol¨ªtica es una y clara: Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Cuesta arrancarle alguna otra referencia. Preguntada sobre la cuesti¨®n, en un encuentro en su despacho de Cibeles el pasado martes, respond¨ªa as¨ª a la pregunta de cu¨¢les son sus referentes pol¨ªticos te¨®ricos: ¡°Aquellos en que el ser humano es el centro¡±. ?Cree en la mano invisible de Adam Smith? ?Reivindica a alguna figura pol¨ªtica hist¨®rica?: ¡°Pertenecemos al mundo occidental, nuestros referentes est¨¢n en Grecia y Roma, esos son los fundamentos de Europa¡±. Botella escucha las preguntas con la sonrisa congelada, con una mueca que denota cierta incomodidad.
¡°Antes de las elecciones del 20-N, nadie daba un duro por ella en G¨¦nova¡±, afirma una fuente del PP
El ser humano. La gente. Palabra que se repite como un mantra entre todos los que rodean a Ana Botella. ¡°A Ana le gusta la gente, la calle¡±, dice Villanueva. Y se apresura a matizar: ¡°Escucha a la gente, pero no es populista¡±.
Ana Mar¨ªa Botella Serrano se afili¨® a Alianza Popular a los 25 a?os, antes de que lo hiciera su marido. En las elecciones de 1979 vot¨® a AP, mientras que su marido lo hizo a UCD. Cuenta una estrecha colaboradora suya durante a?os que fue Botella la que arrastr¨® a Aznar a un mitin de Fraga cuando trabajaba en Logro?o como funcionaria del Gobierno Civil.
En la Universidad no se caracteriz¨® por su activismo: ¡°Las posturas entonces eran muy extremistas, no particip¨¢bamos en la lucha de carteles¡±, recuerda Concepci¨®n Dancausa, amiga, compa?era suya en Derecho y actual responsable de Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid. Dancausa recuerda que en aquellos d¨ªas Botella era una chica responsable, y Aznar, un chico bastante serio ¡°que no se acercaba a las chicas tanto como otros amigos suyos que eran m¨¢s abiertos¡±. En el viaje de fin de carrera a Atenas, Roma y Estambul, Botella lleg¨® tarde al avi¨®n. Le toc¨® sentarse junto a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Corr¨ªa 1975. Se casaron en 1977.
A la hora de definir la personalidad pol¨ªtica de su amiga, Dancausa es clara: ¡°Es una persona de derechas, como yo, que me considero de derechas; pero muy centrada y tolerante. Somos personas honestas, asunto que en pol¨ªtica es fundamental. Ante una falta de honestidad, es radical. Es religiosa, pero no se lo intenta imponer a los dem¨¢s. Es cat¨®lica y punto¡±.
La ayuda a los m¨¢s desfavorecidos es una constante en su curr¨ªculo. Detr¨¢s del SAMUR social ¡ªsistema para atender a los m¨¢s desprotegidos¡ª, uno de los grandes tantos que consigui¨® apuntarse a su paso por la Concejal¨ªa de Servicios Sociales, hay una larga trayectoria de compromiso con distintas ONG. Atender a los desamparados est¨¢ en su ADN cristiano.
¡°Es una persona de derechas, como yo, pero muy centrada y tolerante¡±, manifiesta Concepci¨®n Dancausa
¡°Es cat¨®lica practicante, pero no abusa. No es una meapilas¡±. Lo dice el padre ?ngel Garc¨ªa Rodr¨ªguez, director de Mensajeros de la Paz, organizaci¨®n de caridad de la que Botella fue presidenta de honor desde 1995 hasta 2003. El sacerdote, de 75 a?os, recuerda los d¨ªas en que antes de llegar a La Moncloa, Botella no se amilanaba a la hora de subir por l¨²gubres escaleras de edificios del centro madrile?o para llegar a una casa de acogida y arremangarse. ¡°Iba a las casas de acogida y fregaba y cocinaba como una m¨¢s. Era una voluntaria de verdad, no lo hac¨ªa para salir en la foto¡±.
A Ana Botella se la ha relacionado con el Opus y con los Legionarios de Cristo, pero toda la gente de su entorno lo niega. Y ella tambi¨¦n. ¡°Lo niego categ¨®ricamente porque no lo soy. Pero si lo fuera, lo dir¨ªa. No tendr¨ªa por qu¨¦ ocultarlo¡±.
¡°Lo suyo es la tradici¨®n como ideolog¨ªa: no hay reflexi¨®n, no hay lecturas¡±, dice el exedil socialista Pedro Sant¨ªn
Procede de una familia numerosa, es la mayor de 13 hermanos, y su casa, seg¨²n una amiga de la familia, es de puertas abiertas, es de las de qu¨¦date-a-comer-o-a-merendar, ven-cuando-quieras. En su domicilio de Pozuelo de Alarc¨®n ha hecho ya tres reformas para que haya alojamiento para una familia en continuo crecimiento. Siempre ha seguido de cerca la trayectoria de sus hijos, habla con su hija Ana todos los d¨ªas, cuentan en su entorno. A su nuera, M¨®nica Abascal, la invit¨® una tarde a los toros cuando apenas hab¨ªan pasado tres semanas desde que su hijo Jos¨¦ Mar¨ªa empezara a salir con ella. ¡°Creo que para Ana, lo m¨¢s importante en la vida es la familia; son una familia tribu¡±, dice Luc¨ªa Figar, madrina de Alejandro, nieto de Ana Botella. Los que bien la conocen y quieren hacen el retrato de una mujer con gustos de clase media, que hace gimnasia o pilates como cualquier otra se?ora y que disfruta de una buena cerveza a la hora del aperitivo. A eso dedica el tiempo que tiene para ella: a su familia. Tiene una especial complicidad con Alejandro Agag, el marido de su hija Ana. Con ¨¦l se parte de risa.
De su car¨¢cter familiar constituye buena prueba su ¨²ltima entrega en librer¨ªas. No se trataba de un sesudo ensayo pol¨ªtico, no. En diciembre de 2009 public¨® Cuentos de Navidad: Los mejores cl¨¢sicos para leer en familia. As¨ª rezaba el texto de contraportada: ¡°La Navidad siempre es un momento de ilusiones y diversi¨®n, sobre todo para los m¨¢s peque?os, y no pueden faltar cuentos para desarrollar su imaginaci¨®n. Ana Botella ha reunido en esta fant¨¢stica selecci¨®n 36 cuentos, uno para cada d¨ªa desde el 1 de diciembre hasta la v¨ªspera de Reyes. (¡) La autora ha a?adido un breve comentario, la edad recomendada y los minutos que se tarda en leer cada cuento con el fin de facilitar la tarea a los padres a la hora de elegir el relato perfecto y para animar a toda la familia a reunirse (¡)¡±. El libro inclu¨ªa tres CD con los cuentos le¨ªdos por la autora.
Su veneraci¨®n por la familia, la patria y su religiosidad hacen de ella una persona muy conservadora, manifiesta Pedro Sant¨ªn, ex concejal del PSOE en el Ayuntamiento, ahora en la Asamblea de Madrid. Sant¨ªn la pudo ver en acci¨®n en la Comisi¨®n de Medio Ambiente, el espacio en que Botella ha curtido su personalidad pol¨ªtica en los ¨²ltimos cuatro a?os. ¡°Es muy de derechas. La formaci¨®n te¨®rica es corta, lo suyo es la tradici¨®n como ideolog¨ªa pol¨ªtica; no hay reflexi¨®n, no hay lecturas¡ Es correcta y educada, pero desprende un cierto clasismo¡±.
Finas fueron las enganchadas de Botella con la concejal de Izquierda Unida en esa comisi¨®n, Raquel L¨®pez. Lleg¨® un momento en que acud¨ªa p¨²blico a presenciarlas. L¨®pez sostiene que Botella no demostr¨® ninguna sensibilidad medioambiental. ¡°Cuando la llev¨¢bamos a un debate m¨¢s profundo, siempre sal¨ªa por peteneras y a m¨ª me dec¨ªa cosas del tipo: s¨ª, ustedes que creen en la URSS¡±.
La calidad del aire de Madrid le trajo m¨¢s de un enfrentamiento con los ecologistas. Botella afirma que se tom¨® muy en serio su responsabilidad: ¡°Proteger el medio ambiente es fundamental. No hay ciudad que haya plantado un mill¨®n de ¨¢rboles. En Madrid hemos ganado espacios para el peat¨®n¡±.
La concejal de IU considera que Botella desprecia a los que piensan distinto de ella. ¡°Es una pol¨ªtica autoritaria, despreciativa, con falta de recursos dial¨¦cticos. Adem¨¢s, le pasa una cosa por la cabeza y tiene el defecto de soltarla¡±.
El cat¨¢logo de frases c¨¦lebres que acu?a, de hecho, es nutrido. En octubre de 2009 levant¨® polvareda al decir que los sin hogar eran ¡°una dificultad a?adida¡± para mantener la limpieza en el centro de Madrid. A 2008 corresponde la frase: ¡°El planeta est¨¢ al servicio del hombre, no el hombre al servicio del planeta, porque el ser humano es el centro¡±. La mantiene plenamente: ¡°Hay que tener clara cu¨¢l es la prioridad¡±, dice.
La m¨¢s comentada, sin duda, data de 2003: ¡°Los matrimonios de homosexuales nunca ser¨¢n igual que los de heterosexuales, de la misma manera que dos manzanas dan lugar a otra manzana y una manzana m¨¢s una pera nunca dar¨¢n lugar a otra manzana¡±. Su declaraci¨®n desat¨® las iras del colectivo gay. Volviendo la vista atr¨¢s, la alcaldesa admite que tal vez se equivoc¨®: ¡°A lo mejor me expliqu¨¦ mal, pero habr¨ªa que recordar cu¨¢l fue la pregunta que origin¨® mi frase. Me da la risa cuando la vuelvo a o¨ªr¡±.
Una persona que trabaj¨® en La Moncloa dice que Botella conoce su tal¨®n de Aquiles. ¡°Tiene una peque?a prevenci¨®n a meter la pata. Cuando tiene que hablar en p¨²blico se la ve un pel¨ªn encorsetada¡±. Un concejal del PP abunda en la reflexi¨®n. ¡°A veces la prudencia le puede paralizar. Pero es porque sabe que ha sido pieza de caza mayor para muchos, un aut¨¦ntico pimpampum de la izquierda¡±. In¨¦s Saban¨¦s, ex edil de IU, que comparti¨® largas sesiones en la comisi¨®n de Servicios Sociales, dice que Botella gana en la distancia corta. ¡°Con la presencia del foco de la pol¨ªtica es menos natural, se tensa. Pero en el espacio de una negociaci¨®n es muy normal, a m¨ª siempre me ha escuchado¡±.
Por delante tres a?os. Tres a?os en los que se despejar¨¢ la inc¨®gnita, en los que se ver¨¢ qui¨¦n es la aut¨¦ntica Ana Botella. En su partido hay quien la sit¨²a en una l¨ªnea pol¨ªtica intermedia entre Aguirre y Gallard¨®n. Fuera de su partido dicen que es a¨²n m¨¢s conservadora que su marido. Preguntada sobre la cuesti¨®n, declara: ¡°Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar tiene una personalidad pol¨ªtica muy acusada. Yo estoy orgullosa de estar casada con ¨¦l. Cada persona tiene su responsabilidad y dos personas no piensan lo mismo al 100% . Hay cosas en las que nos diferenciamos¡±.
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