Con opciones de mudanza
Es probable que la precariedad, el desempleo y la falta de oportunidades contribuyan a que los j¨®venes descarten el mito de que poseer una vivienda es la panacea
Ser joven y tener vivienda han sido hasta ahora dos hechos dif¨ªcilmente conciliables en este pa¨ªs. Al joven la vivienda se le presenta como un bien material deseado pero inaccesible, incluso en los tiempos de bonanza econ¨®mica. En el a?o 2007 el nivel de endeudamiento de los ingresos netos de un joven asalariado para el pago de una hipoteca era del 53%, seg¨²n los datos del Consejo de la Juventud. Hoy la situaci¨®n de endeudamiento del joven ha mejorado algo debido a la reducci¨®n del precio medio de la vivienda, pero su situaci¨®n econ¨®mica ha empeorado con lo que en t¨¦rminos generales un piso sigue constituyendo un sue?o inalcanzable.
Ahora bien, la vivienda en propiedad como forma de estatus y de posicionamiento social ten¨ªa sentido en una cultura en la que era un bien de inversi¨®n rentable y seguro. Sin embargo, la crisis econ¨®mica ha cambiado el escenario y el significado cultural que puede tener para los j¨®venes. La vivienda en propiedad ya no es bien rentable ni seguro, m¨¢s bien es un lastre llamado hipoteca que te encadena a un lugar y limita tus posibilidades de moverte en un contexto en el que la precariedad laboral motiva a los j¨®venes a desplazarse a otros lugares para buscar una oportunidad que aqu¨ª no encuentran. Es probable que la precariedad, el desempleo y la falta de oportunidades contribuyan a que estos j¨®venes descarten el mito de que poseer una vivienda es la panacea. La crisis y la nueva condici¨®n juvenil m¨¢s realista pueden revertir los comportamientos residenciales de los j¨®venes en un futuro pr¨®ximo. Los datos del ¨²ltimo Sondeo de Vivienda del INJUVE de 2010 muestran que algo est¨¢ empezando a cambiar en los comportamientos de los j¨®venes respecto a la vivienda, bien como respuesta a la crisis o a su propio horizonte vital de movilidad global.
Los j¨®venes hoy se desenvuelven en un universo diferente al de sus padres pero son herederos de su cultura. Un ejemplo de esa herencia es que al 78,9% de los j¨®venes les gustar¨ªa residir en una vivienda en propiedad frente al 16,7% que preferir¨ªa alquiler. Por otra parte son conscientes de que tienen que buscar nuevas alternativas residenciales si quieren independizarse. Ejemplo de esta ambivalencia es que al 83,7% de los j¨®venes les gustar¨ªa vivir en su propia casa pero la realidad es que el 50% vive en casa de sus padres por no tener recursos econ¨®micos. Estas son contradicciones no resueltas que generan frustraciones y malestar a?adido entre los j¨®venes y que est¨¢n suscitando nuevos movimientos sociales a los que habr¨¢ que estar atentos.
Ante la imposibilidad de los j¨®venes de satisfacer sus expectativas residenciales y el desmoronamiento del sistema productivo asentado en parte en la vivienda, es muy probable que surjan nuevas formas residenciales que a¨²n est¨¢n por descubrirse. Habr¨¢ que esperar y confiar en que, aprovechando la situaci¨®n de transformaci¨®n de esta realidad socio-econ¨®mica que est¨¢ castigando gravemente a los menores de 35 a?os, estos inauguren una nueva cultura residencial m¨¢s ecu¨¢nime, m¨¢s equilibrada e igualitaria.
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