Toxo y M¨¦ndez, desde sus despachos
Los dos hombres que han echado un pulso al Gobierno roban horas al sue?o para alargar una sesi¨®n maratoniana de reuniones y comparecencias p¨²blicas
La noche promete ser movida. Faltan solo dos horas para que comience la octava huelga general de la democracia. Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, uno de los dos hombres que ha elegido el d¨ªa de hoy para echar un pulso al Gobierno, acaba de arengar a los sindicalistas pata negra que se han reunido en la Puerta del Sol y recorre a pie los 900 metros que le separan de la sede de CC OO en el centro de Madrid. ¡°Por aqu¨ª no se puede pasar¡±, le dice a ¨¦l y al s¨¦quito que le acompa?a un polic¨ªa con aire circunspecto cerca del Congreso de los Diputados. ¡°?Y si nos quitamos las pegatinas de CC OO podremos pasar?¡±, pregunta una de las acompa?antes de Toxo con algo de guasa. ¡°No. Ya os hemos visto las caras¡±, responde el agente.
Tanto a Toxo como a C¨¢ndido M¨¦ndez, l¨ªder de UGT, les espera desde ese momento un d¨ªa entero de tensi¨®n, recuento de datos, comparecencias p¨²blicas, reuniones privadas con sus m¨¢s ¨ªntimos y, sobre todo, muy poco descanso. A lo largo de las pr¨®ximas horas va a ser complicado ver una sonrisa en la cara del secretario general de CC OO, pero una de esas ocasiones se produce nada m¨¢s llegar a la sede del sindicato. La imagen del recinto lleno de j¨®venes y no tan j¨®venes dispuestos a pasar toda la noche en vela anima al ferrolano.
Ya dentro del recinto, bromea con el encontronazo que acaba de tener con la polic¨ªa. ¡°Nos han dicho que no nos dejaban pasar porque hab¨ªan o¨ªdo que alguien quer¨ªa asaltar el Congreso. (Risas) La realidad es que est¨¢n muy nerviosos y que por eso han tomado la calle en una especie de Gran Hermano. Pero no les va a servir de nada¡±, asegura convencido. La primera buena noticia llega pronto. Antes de las once de la noche le susurran al o¨ªdo que Mercamadrid ya est¨¢ cerrado.
Tras el discurso dirigido a los compa?eros, un taxi rumbo a la sede central, en Fern¨¢ndez de la Hoz. En la calle espera una decena de hombres que ejercer¨¢n de piquetes. Tambi¨¦n est¨¢ el poeta Luis Garc¨ªa Montero, que les acompa?ar¨¢ hasta las siete de la ma?ana. Pero Toxo no se detiene. Solo pasa unos minutos en la sala donde se ha dispuesto todo lo necesario para aguantar el tir¨®n ¨Ctortilla, croquetas, ensaladilla rusa, litros de caf¨¦ y un muy socorrido consom¨¦ ib¨¦rico- para subir r¨¢pido a su despacho en la sexta planta, desde donde analizar¨¢ los datos que vayan llegando con dos de sus colaboradores m¨¢s cercanos, el secretario de Organizaci¨®n, Antonio del Campo, y el de Comunicaci¨®n, Fernando Lezcano. Con gesto serio y rodeado de un mont¨®n de papeles, recibe informaci¨®n sobre el impacto de la huelga en la recogida de basuras, el consumo el¨¦ctrico, la industria de automoci¨®n... ¡°La planta de Figueruelas ha parado al 100%¡±, dice satisfecho pasada la una de la madrugada.
El otro responsable de que hoy se haya paralizado gran parte de Espa?a est¨¢ en esos momentos en una situaci¨®n muy parecida, pero en la sede de UGT. Solo pasa un par de horas por casa y en torno a las 6.30 ya est¨¢ de vuelta en su despacho de la calle Hortaleza, en el c¨¦ntrico barrio de Chueca. A la espera de los primeros datos relevantes que confirmen que la de hoy supera en impacto a la huelga de 2002 ¨Cel objetivo que se han marcado- charla de temas intrascendentes con el n¨²mero dos de la organizaci¨®n, Jos¨¦ Javier Cubillo: los pros y los contras del iPad, el robo que sufri¨® hace unos d¨ªas en Sevilla...
Pero la tranquilidad dura poco. Hay que subir a una videconferencia en la que estar¨¢n presentes los responsables de las federaciones y de las uniones territoriales. Pese a alg¨²n que otro fallo t¨¦cnico, de forma r¨¢pida y concisa informan de c¨®mo ha transcurrido la jornada y de los incidentes, como el de la compa?era a la que agredi¨® con un cuchillo el due?o de un restaurante de Torrelavega (Cantabria) o las dos detenciones al lado del Hotel Ritz en Madrid. ¡°Un empresario ha atropellado a un piquete¡±, asegura desde la pantalla el l¨ªder de la federaci¨®n castellanomanchega. ¡°Eso es que ha seguido el consejo de Jim¨¦nez Losantos¡±, bromea M¨¦ndez.
Ante la atenta mirada del Pablo Iglesias que preside su despacho ¨Cpintado por Eduardo Arroyo para conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento y el 75 de la muerte del fundador de UGT y del PSOE- M¨¦ndez habla relajadamente con el periodista hasta que llegue Toxo y su equipo para la rueda de prensa conjunta que dar¨¢n al mediod¨ªa.
Cuenta, por ejemplo, c¨®mo se enter¨® de los detalles de la reforma laboral a trav¨¦s de una llamada de tel¨¦fono que la ministra F¨¢tima B¨¢?ez hizo el mismo d¨ªa en la que iba a ser aprobada por el Consejo de Ministros. En el tiempo que tard¨® en organizar una videoconferencia para informar a los l¨ªderes de cada federaci¨®n, los detalles de la nueva norma ya se iban haciendo p¨²blicos. ¡°Yo les iba dando detalles y alguno de ellos, que ten¨ªa la radio encendida, me dec¨ªa: ¡®Que no C¨¢ndido, que no es como nos lo est¨¢s contando, que es much¨ªsimo peor¡±, recuerda. Al rato llega Toxo y su equipo. Los dos l¨ªderes se sientan para preparar su intervenci¨®n. Es entonces cuando muy amablemente sugieren al periodista que quiz¨¢s es mejor que no presencie esa escena.
Pero hay que esperar poco para conocer el discurso. La idea est¨¢ clara: si el Gobierno no toma nota y da marcha atr¨¢s en su pol¨ªtica laboral y en los recortes, le esperan unos meses calientes en la calle. Tras la rueda de prensa, Toxo vuelve a la sede de CC OO. En la sala donde se ha improvisado un comedor unas 30 personas se debaten entre los tres platos que ofrece el men¨²: pollo, ternera o at¨²n.
El jefe de todos ellos llega m¨¢s tarde, acompa?ado por el viejo sindicalista y antiguo dirigente comunista Nicol¨¢s Sartorius. En medio de un mutismo que solo rompe cuando le preguntan algo, Toxo come r¨¢pido y en seguida anuncia que va a su despacho. Con bastante buena cara para haber dormido menos de cuatro horas al d¨ªa durante la ¨²ltima semana, responde a las preguntas pol¨ªticas con m¨¢s ¨¢nimo que a las m¨ªnimamente personales. ¡°Ya me llegar¨¢ el baj¨®n en cualquier momento¡±, confiesa.
?Conf¨ªa en que el Gobierno tenga margen de maniobra para echarse atr¨¢s en la reforma laboral? ¡°No me creo el discurso de que est¨¢n obligados por Bruselas y los mercados. Si me lo creyera no pedir¨ªa a la gente este esfuerzo que est¨¢ haciendo¡±. Es entonces cuando Toxo se queda solo. Tiene que preparar el discurso que esta tarde leer¨¢ tras la manifestaci¨®n. Y conviene que lo prepare bien: de la capacidad de convocatoria de esta protesta depende que los sindicatos se sientan legitimados para pedir a los trabajadores nuevos esfuerzos.
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