Ante la prensa extranjera
Guindos proclama recortes para hacerse entender por quienes nos miran al microscopio
Quede claro que el se?or ministro de Econom¨ªa y Competitividad, Luis de Guindos, no ha tenido vacaciones. Tan solo ha trasladado su despacho en Semana Santa a Puente Romano, en Marbella, donde ha vuelto a manifestar una cierta predisposici¨®n por servirse de la prensa extranjera para lanzar anuncios, en este caso sobre la reforma de los servicios p¨²blicos de nuestro pa¨ªs. Una preferencia ¡ªno excluyente, porque atendi¨® tambi¨¦n en esos mismos d¨ªas a la agencia Efe y a Radio Nacional¡ª que ha tenido anteriores episodios de gran impacto, como el del Financial Times, nada m¨¢s formarse el actual Gobierno. Con ocasi¨®n del jueves santo, el peri¨®dico que logr¨® mayor eco fue el Frankfurter Allgemaine Zeitung, donde la canciller Angela Merkel, su principal destinataria, habr¨¢ entendido mejor el mensaje por estar escrito en alem¨¢n.
Esta cierta inclinaci¨®n por la prensa extranjera podr¨ªa considerarse la expresi¨®n de un dominio ventajoso por parte de nuestros gobernantes mejor cualificados o incluso responder a una necesidad hacia afuera, pero podr¨ªa suponer el sobrentendido de la invalidez de nuestro propio pa¨ªs. Para advertirlo basta con proceder a la comparaci¨®n respecto a lo que sucede en otros pa¨ªses an¨¢logos. ?Cabe imaginar que los brit¨¢nicos o los alemanes, por centrarnos en los ejemplos mencionados, tuvieran que leer la prensa espa?ola para enterarse de los avatares de su econom¨ªa o de los recortes que se aplicar¨¢n en el gasto de educaci¨®n o sanidad? Como preguntaba un amigo periodista en el telegrama remitido al informativo Hora 14 de la cadena SER, ?es as¨ª, mediante el recurso al FT o al FAZ, como queda mejor defendida la competitividad de nuestra prensa y la respetabilidad de nuestro pa¨ªs? ?O es que es ya hora de admitir que la inconsistencia de nuestra prensa viene a situarnos en inferioridad de condiciones dentro de la jungla medi¨¢tica en la que nos movemos? Si no nos respetamos nosotros, ?c¨®mo nos haremos respetar?
La cuesti¨®n a discernir es ante qui¨¦n rinden cuentas los gobernantes, ante qui¨¦n se consideran emplazados. Se dir¨ªa que gravitan todav¨ªa antiguos estereotipos del pasado r¨¦gimen, cuando Manuel Fraga cultivaba algunos corresponsales d¨®ciles para crearse una imagen internacional. O m¨¢s atr¨¢s. Porque la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento, tambi¨¦n llamada del movimiento continuo, empezaba: ¡°Yo, Francisco Franco Bahamonde, caudillo de Espa?a, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia¡¡±. Es decir, que las instancias ante las que rend¨ªa cuentas el autodenominado Caudillo eran Dios y la Historia, pero los espa?oles quedaban excluidos. Si embargo, como bien pudimos experimentar, hab¨ªa una tercera instancia no mencionada, la prensa extranjera, que manten¨ªa la capacidad de pedir cuentas al Pardo. Y un sector de la misma lo hizo sum¨¢ndose con toda decencia ¡ªrecordemos a Jos¨¦ Antonio Novais, de Le Monde, o a Walter Haubrich, del FAZ¡ª a quienes se esforzaban por la recuperaci¨®n de las libertades y de las instituciones democr¨¢ticas.
Esta situaci¨®n excepcional, que manten¨ªa amordazada a la prensa espa?ola bajo amenazas de sanciones a los periodistas y cierres de las publicaciones, como el del diario Madrid el 25 de noviembre de 1971, termin¨® con la Transici¨®n, cuando nos dimos la Constituci¨®n de 1978. En adelante, el Gobierno pasaba a ser elegido por los espa?oles, ante quienes hab¨ªa de rendir cuentas, y la prensa espa?ola era la instancia inmediata que lo emplazaba. La situaci¨®n an¨®mala precedente quedaba clausurada. La hipersensibilidad que el r¨¦gimen franquista azuzaba cuando la prensa extranjera osaba ser cr¨ªtica, bajo la interpretaci¨®n de que se trataba de una ofensa a Espa?a, dej¨® de tener sentido alguno. Eran los medios espa?oles liberados los que cobraban su propia autonom¨ªa cr¨ªtica y exig¨ªan responsabilidades a los gobernantes, a los partidos, a los sindicatos y al s¨²rsum corda.
Mientras, observemos la cacofon¨ªa resultante. El ministro De Guindos proclama reformas, es decir, recortes, en los servicios p¨²blicos de sanidad y educaci¨®n para hacerse entender mejor de quienes nos est¨¢n mirando al microscopio electr¨®nico. Pero semejante anuncio, adem¨¢s de en Alemania, es le¨ªdo de modo simult¨¢neo aqu¨ª y entonces el heraldo ha de comparecer en la cadena SER para matizar y, adem¨¢s, el vicesecretario del Partido Popular, Carlos Floriano, se estrena desautorizando a De Guindos y saliendo al paso del copago para se?alar que el Gobierno es partidario de la gratuidad de la Sanidad y dejar entrever que lo anunciado es solo una reflexi¨®n personal del ministro, de esas que causan malestar en el partido. Y La Moncloa, en nota posterior, confirma privatizaciones y recortes en ambos servicios. ?Qui¨¦n manda ah¨ª?
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