Arrepentirse de no hacer
Hay indicios de que el cese de ETA no ha sido aceptado por sectores de la izquierda 'abertzale'
Que el lehendakari haya propuesto un acuerdo sobre iniciativas que ayuden a ¡°cerrar definitivamente el ciclo terrorista¡± ?significa que el cese de ETA no es definitivo? Seguramente, no, pero hay indicios de que ese cese no ha sido aceptado por sectores de la izquierda abertzale: rebrote de la violencia callejera, dimisi¨®n de representantes de los reclusos por desacuerdo con la l¨ªnea actual, robo de coches en Francia que la polic¨ªa de ese pa¨ªs atribuye a ETA. Todo lo cual aconseja actuar de forma que se reduzca el riesgo de una escisi¨®n.
El ¨¦xito electoral de Bildu y Amaiur es la mejor garant¨ªa de que no habr¨¢ ruptura. Sin embargo, ?qu¨¦ pasar¨ªa si esos ¨¦xitos se interrumpen? Sobre todo, si se llega a esa situaci¨®n con cientos de presos sin expectativa de reinserci¨®n. Dejar en manos de la propia ETA la responsabilidad de impedir cualquier disidencia armada, implicar¨ªa admitir alguna forma de continuidad organizativa; lo que reabrir¨ªa la hip¨®tesis de una negociaci¨®n de disoluci¨®n con contrapartidas. O sea, volver a la situaci¨®n anterior al 20 de octubre.
Un documento reciente de Batasuna advert¨ªa contra los intentos de ¡°los Gobiernos¡± de ¡°desvirtuar el proceso¡±, reduci¨¦ndolo a una ¡°salida meramente t¨¦cnica¡±. Es decir, limitada a los presos y excluyendo la negociaci¨®n de un cambio de marco pol¨ªtico como ¡°soluci¨®n al conflicto¡±. Una portavoz de la izquierda abertzale lo expresaba diciendo que la resoluci¨®n de ese conflicto pasa por ¡°el reconocimiento de Euskal Herria como naci¨®n y el respeto al derecho de autodeterminaci¨®n¡± cuyo ejercicio ¡°debe ser acordado entre todas las sensibilidades¡±. Lo que se acuerde est¨¢, por tanto, predeterminado. La supervivencia de esa mentalidad impositiva es uno de los obst¨¢culos al cierre definitivo del ciclo de violencia; y est¨¢ relacionado con el problema de las c¨¢rceles. Mientras la banda se niegue a disolverse sin contrapartidas ser¨¢ l¨®gico exigir a sus presos, como condici¨®n para acogerse a beneficios penitenciarios, que reclamen su disoluci¨®n: un gesto m¨¢s elocuente que cualquier declaraci¨®n de desvinculaci¨®n y petici¨®n de perd¨®n en los t¨¦rminos del C¨®digo Penal.
A su vez, para que los presos se atrevan a dar ese paso tendr¨ªan que contar con el amparo de Batasuna. Como recordaba hace poco Joseba Urrusolo Sistiaga, uno de los presos acogidos a la v¨ªa Nanclares, ¡°lo que a estas alturas resulta inaceptable es que Batasuna siga dejando el futuro de los presos en manos de lo que queda de ETA¡±. Pues ¡°habr¨¢ que asumir tambi¨¦n la responsabilidad colectiva que toda la izquierda abertzale ha tenido¡± (Deia, 26-3-12).
Si sus jefes siguen sin ofrecerles una salida viable y los de Batasuna callando y otorgando, no es descartable la rebeli¨®n de una parte al menos de los reclusos contra sus dirigentes, incluyendo los pol¨ªticos ¡°instalados¡±. Si el fin de la violencia es irreversible, ?a qu¨¦ viene esa negativa a dar el paso que m¨¢s podr¨ªa favorecer el inicio de la aplicaci¨®n de medidas de reinserci¨®n? ?Y por qu¨¦ Batasuna no apoya a los de Nanclares, que se han tomado en serio el car¨¢cter irreversible del cese de ETA?
En su comparecencia del pasado d¨ªa 20 en el Senado, el ministro del Interior dijo a prop¨®sito de los presos de ETA que la ley se aplicar¨ªa ¡°con todo rigor y con toda generosidad¡±. Un punto de equilibrio entre ambos extremos ser¨ªa condicionar cualquier eventual reforma de la legislaci¨®n penitenciaria a la disoluci¨®n de la banda pero, a la vez, poner fin de manera progresiva a la pol¨ªtica de dispersi¨®n, lo que no requiere modificaci¨®n legal. Tiende a olvidarse que el objetivo de esa pol¨ªtica era impedir el control de los presos por los comisarios de ETA en un momento en que el Gobierno impulsaba la reinserci¨®n como forma de favorecer la desvinculaci¨®n de la banda. Tras el cese de la violencia, el efecto de mantener la dispersi¨®n es el contrario: aislarles de la presi¨®n social vasca a favor de la disoluci¨®n.
El acercamiento es una forma de reconocer que la situaci¨®n ha cambiado sustancialmente y de mostrar la disposici¨®n a dar otros pasos si se formaliza la disoluci¨®n. Pero hay una fuerte oposici¨®n de las asociaciones de v¨ªctimas. Es l¨®gico que su exigencia de justicia sea tenida en cuenta, pero eso no significa tratar a sus miembros como a menores de edad, d¨¢ndoles la raz¨®n digan lo que digan. Argumentos del tipo ¡°estamos peor que nunca¡±, ¡°lo ¨²nico que ha cambiado es que no matan¡± (como si fuera algo secundario), ¡°2011 ha sido un a?o nefasto para las v¨ªctimas¡±, no se convierten en razonables por el respeto personal que merecen quienes los defienden.
El ministro tambi¨¦n dijo el d¨ªa 20, a modo de declaraci¨®n de principios, que ¡°vale m¨¢s actuar exponi¨¦ndose a arrepentirse, que arrepentirse de no haber hecho nada¡±. Partiendo de esa disposici¨®n, el Gobierno de Rajoy tiene margen para intentar consensuar, con criterios realistas, las l¨ªneas maestras de una pol¨ªtica penitenciaria orientada al cierre definitivo de ETA.
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