La semana m¨¢s negra desde que lleg¨®
A estas alturas, Rajoy esperaba otra cosa. No que la situaci¨®n estuviera controlada, no es tan iluso, pero s¨ª encarrilada. No es as¨ª
Mariano Rajoy no quiso marcharse en Semana Santa de vacaciones a Sanxenxo, su refugio natural. Tampoco a Canarias, donde suele disfrutar estos retiros con su padre. Pero ahora tiene a su padre, de 90 a?os, delicado de salud y no le ha podido ir a ver. No ha querido salir de La Moncloa. Ha querido ofrecer la imagen de que estaba al pie del ca?¨®n. Pendiente. Pero tras la vigilia le ha llegado su peor semana desde que lleg¨® hace 107 d¨ªas a La Moncloa. A estas alturas esperaba otra cosa. No que la situaci¨®n estuviera controlada, no es tan iluso, pero s¨ª encarrilada. No es as¨ª. Al contrario. Espa?a no ha ganado ni en credibilidad ni en confianza tampoco, por ejemplo, para los poderosos peri¨®dicos financieros anglosajones, como pensaban algunos que ocurrir¨ªa en cuanto Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero dejara el poder.
Tras superar los 100 d¨ªas, con la barrera de su primera huelga general y de los fracasos electorales del 25-M, Rajoy aprob¨® sus primeros Presupuestos, con el tajo conocido, y la consabida reacci¨®n de los mercados y Europa. Y tras las fiestas, el lunes pasado en La Moncloa se tom¨® la iniciativa de comunicar el tijeretazo nuevo de los 10.000 millones de euros por una nota de prensa. Fue contraproducente. Dio sensaci¨®n de descoordinaci¨®n, caos, nervios y confusi¨®n. Su huida de los periodistas en el Senado tampoco ayud¨®, justo con su jefa de comunicaci¨®n ausente por un funeral familiar en Galicia. Para rematar se program¨® la reuni¨®n a puerta cerrada con los diputados del Congreso y el viaje a... Polonia. S¨ª, a Polonia. Ni a Bruselas ni a Par¨ªs ni a Berl¨ªn. Hoy, eso s¨ª, le pedir¨¢ a los barones del PP que le echen una mano para que se digieran mejor los Presupuestos del ?t¨² cu¨¢nto menos? en sus territorios.
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