Las tres horas de la C¨®ndor
Gernika pas¨® a los anales como la primera ciudad europea devastada por la aviaci¨®n. Franco apoy¨® este horror hitleriano
Lo que pas¨® aquellas tres horas largas de aquel d¨ªa de hierro del 26 de abril de 1937 est¨¢ claro: aeroplanos alemanes tripulados por aviadores de esa nacionalidad y puestos por Hitler al servicio de Franco arrasaron Gernika. Lo que sigue suscitando controversia 75 a?os despu¨¦s es el motivo. ?Porqu¨¦ la Legi¨®n C¨®ndor destruy¨® la peque?a ciudad vasca? Historiadores de diferente adscripci¨®n ideol¨®gica ofrecen explicaciones distintas. El hecho de que ya al d¨ªa siguiente de producirse el ataque comenzara a librarse una guerra de propaganda en torno al suceso por parte de ambos bandos ha contribuido a emborronar los acontecimientos desde entonces. Hay que recordar que los propagandistas de Franco trataron de negar en primera instancia la humeante obviedad de la destrucci¨®n de Gernika y luego la achacaron a que hab¨ªa sido dinamitada ?por los propios vascos! Aunque nunca faltaron los que, como aquel oficial de Estado Mayor franquista, sacaban pecho y proclamaban ante los periodistas extranjeros: ¡°Pues claro que fue bombardeada. La bombardeamos y la bombardeamos y la bombardeamos, y bueno, ?por qu¨¦ no?¡±.
?El eje central de la controversia es si la devastaci¨®n de la ciudad fue intencionada o una consecuencia indeseada de una operaci¨®n que persegu¨ªa la destrucci¨®n solo de objetivos militares, vamos si la destrucci¨®n de Gernika fueron lo que luego pas¨® a llamarse da?os colaterales.
A esa idea se abonan los historiadores de la derecha pasados, presentes y seguramente futuros, que tradicionalmente han rebajado adem¨¢s los efectos del bombardeo y el n¨²mero de aviones y de v¨ªctimas y generalmente hacen recaer la responsabilidad total de la acci¨®n, por si acaso, en el mando de la Legi¨®n C¨®ndor, es decir en los alemanes, en un intento por exonerar al Alto Mando franquista y sobre todo al propio Franco.
Seg¨²n la tendencia a considerar el ataque un simple hecho de guerra y a rebajar su intensidad, versi¨®n que defiende por ejemplo el historiador espa?ol especialista en aviaci¨®n de la Guerra Civil Jes¨²s Salas Larraz¨¢bal, los alemanes, y algunos efectivos a¨¦reos italianos, atacaron Gernika a causa de su valor estrat¨¦gico y militar al ser un importante nudo de comunicaciones, y punto. Trataron de destruir el puente sobre el r¨ªo Oca (el llamado puente de Renter¨ªa) para evitar la retirada del enemigo hacia las posiciones defensivas de Bilbao, las carreteras y la estaci¨®n ferroviaria que conectaba con la capital. Fue la humareda y la polvareda causadas por los primeros ataques, la mala visibilidad, lo que habr¨ªa provocado que las siguientes oleadas de aviones lanzaran sus bombas en el lugar equivocado, concretamente sobre la ciudad. El famoso as de caza alem¨¢n Adolf Galland, que particip¨® en la Guerra Civil aunque no estuvo en Gernika, afirmaba que el bombardeo hab¨ªa sido un lamentable error culpa de la impericia de las tripulaciones y las primitivas miras de sus aparatos. El historiador militar alem¨¢n Klaus A. Maier concluy¨® que la destrucci¨®n se debi¨® a una desgraciada coincidencia de condiciones desfavorables.
La opini¨®n de que la destrucci¨®n de Gernika se debi¨® a falta de punter¨ªa ha sido ampliamente cuestionada. Historiadores como Paul Preston sostienen que hay que enmarcar el ataque en los ensayos de las t¨¦cnicas de bombardeo salvaje que llevaba a cabo la aviaci¨®n alemana en Espa?a y que luego incorporar¨ªan a la Blitzkrieg y a la devastaci¨®n de ciudades en la II Guerra Mundial. El jefe de la aviaci¨®n de la C¨®ndor, Wolfram von Richthofen (primo del Bar¨®n Rojo), se?ala Preston en La Guerra Civil espa?ola (Debate, 2006), era un profesional exigente y met¨®dico ¡°firmemente convencido del uso del terror¡±. Preston y otros historiadores apuntan que el uso masivo en Gernika de bombas incendiarias ¡ªabsurdas contra un puente de piedra¡ª y el que no se utilizaran los precisos bombarderos en picado Stuka, de los que los alemanes dispon¨ªan, prueban que la cosa no iba precisamente de ataque fino.
Los testigos mencionan un cielo ¡°negro de aviones¡± ¡ªes decir en formaci¨®n amplia¡ª y en vuelo a escasa altura que permit¨ªa identificar los objetivos. Preston subraya con sorna que ¡°de hecho, parece que fue debajo del puente de Renter¨ªa donde los vascos encontraron el refugio m¨¢s seguro durante el bombardeo de Gernika¡±.
El historiador estadounidense Herbert Sothworth, al que Preston, tiene por la mayor autoridad mundial en el asunto de la destrucci¨®n de Gernika ¡ªy cuya obra molestaba tanto a Franco que hizo que Fraga creara un gabinete de estudios sobre la Guerra Civil dirigido por Ricardo de la Cierva para contrarrestar sus trabajos¡ª, consideraba que el bombardeo se realiz¨® a petici¨®n del Alto Mando nacional con el objeto de debilitar la moral de los vascos. En general los historiadores progresistas opinan que la jefatura franquista es co-responsable. Otro prestigioso historiador que abona la tesis de la aniquilaci¨®n premeditada es Antony Beevor. En La Guerra Civil espa?ola (Cr¨ªtica, 2005), describe como las escuadrillas de bombarderos Heinkel 111 y Junker 52, hasta cuarenta aparatos, sobrevolaron en oleadas la ciudad lanzando alrededor de 30 toneladas de bombas mientras los cazas Heinkel 51 ¡°ametrallaban sin piedad a hombres, mujeres y ni?os y hasta al ganado¡±. Beevor se?ala que seg¨²n el diario personal de Richthofen, el coronel Juan Vig¨®n, jefe de Estado Mayor de Mola, dio su visto bueno al ataque. Beevor concluye que independientemente de que tambi¨¦n hubiera objetivos b¨¦licos grandes o peque?os, ¡°lo que se pretend¨ªa era llevar a cabo un experimento de entidad para verificar los efectos del terror a¨¦reo¡±.
Gernika pas¨® a los anales como la primera ciudad europea devastada por la aviaci¨®n. Muchas seguir¨ªan...
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