La molestia electoral
A los mercados les fastidian las citas con las urnas en Francia, Grecia e Irlanda porque temen las crisis pol¨ªticas
Los mercados financieros se muestran estos d¨ªas molestos y preocupados: los ciudadanos van a votar en unos cuantos pa¨ªses y en algunos de ellos se empe?an en discutir sobre los ritmos de la austeridad y de los recortes, sobre las eventuales pol¨ªticas de crecimiento y, peor a¨²n, sobre la actitud del Gobierno alem¨¢n y de la canciller Angela Merkel, en su f¨¦rrea direcci¨®n de la Uni¨®n Europea.
La cita m¨¢s inquietante parece ser la del pr¨®ximo 6 de mayo, en la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Los inversores internacionales ocultan a duras penas su rechazo al socialista Fran?ois Hollande. Y no, como muy bien explica esta semana The Economist, porque crean que Nicolas Sarkozy pueda ser un buen presidente en su segundo mandato, sino porque estiman que Hollande puede ser ¡°peligroso¡±, no tanto por proponer un cambio en la dura pol¨ªtica de ajuste fiscal que defiende Alemania y que cada d¨ªa discuten m¨¢s expertos, sino porque no quiere recortar el Estado y porque tiene una actitud ¡°antinegocios¡±.
Pero no son solo las elecciones francesas las que tienen preocupado al mundo del dinero. El mismo d¨ªa 6 de mayo votan los ciudadanos griegos, y los sondeos anuncian un resultado muy complicado: ninguno de los dos partidos cl¨¢sicos obtendr¨¢ mayor¨ªa suficiente y crecer¨¢n mucho los peque?os grupos pol¨ªticos, aupados por los votantes m¨¢s j¨®venes (Grecia tiene un paro juvenil muy similar al espa?ol, ligeramente superior al 50%).
El primer ministro griego, el tecn¨®crata Lucas Papademos, pide nada menos a los ciudadanos que voten entre ¡°la raz¨®n y el caos pol¨ªtico¡±, y los inversores miran inquietos, no porque les preocupe mucho Grecia, sino porque la inestabilidad pol¨ªtica de ese pa¨ªs puede afectar de nuevo al euro. De hecho, los griegos van a votar en realidad sobre las medidas de ajuste que el anterior primer ministro, Papandreu, intent¨® someter a refer¨¦ndum, consulta que anul¨® a toda prisa, bajo fuertes presiones europeas. Entonces no se les dej¨® votar, y ahora tampoco lo van a hacer directamente, por supuesto, pero el posible hundimiento de los dos grandes partidos nacionales puede ser la traducci¨®n de aquella marcha atr¨¢s.
"La democracia, la soberan¨ªa nacional y la integraci¨®n econ¨®mica mundial son incompatibles" seg¨²n el economista Rodrik?
Tampoco les llegan a los mercados noticias tranquilizadoras de Irlanda, donde el 31 de ese mismo mes se celebrar¨¢ un refer¨¦ndum para saber si se ratifica o no el nuevo tratado de la UE contra los d¨¦ficits presupuestarios. Ya se sabe que la peque?a Irlanda tiene una reconocida tendencia a votar ¡°no¡± en cuanto se le presenta la ocasi¨®n (lo hizo en el refer¨¦ndum sobre la olvidada Constituci¨®n europea), aunque esta vez el margen de maniobra no es muy grande porque su econom¨ªa, intervenida, est¨¢ sometida a la amenaza de suprimir los fondos de rescate si se pronunciase en contra. No es que, en el fondo, les importe mucho a los inversores internacionales lo que piense Irlanda, pero, si todo llega a juntarse, nunca se sabe el efecto que podr¨ªa tener en pa¨ªses como Italia y Espa?a. Solo falta, parecen pensar, que esas demostraciones de enfado encuentren eco en los otros pa¨ªses del sur. Para colmo, el resultado del voto franc¨¦s y griego llegar¨¢ solo una semana antes de que los indignados espa?oles intenten repetir el 15-M y tomar el centro de las grandes ciudades.
El fastidio de los mercados se comprende porque lo que m¨¢s temen es una nueva crisis pol¨ªtica y social que desestabilice la situaci¨®n y cree m¨¢s incertidumbre de la que ya existe. En el fondo, lo que m¨¢s temen son las elecciones, especialmente si los votantes pueden elegir entre diferentes alternativas, por muy relativas que sean. Cuando no hay opciones, las cosas son menos peligrosas. Por eso las presidenciales francesas le resultan tan inquietantes. Nada que no suene al ya famoso Trilema del economista Dani Rodrik: ¡°La democracia, la soberan¨ªa nacional y la integraci¨®n econ¨®mica mundial [globalizaci¨®n] son mutuamente incompatibles. Podemos combinar cualesquiera dos de las tres, pero nunca tener las tres simult¨¢neamente y en su esplendor¡±.
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