La derecha de Gallard¨®n
Se equivocaron quienes pensaban que el exalcalde se consumir¨ªa en un ministerio de perfil bajo. Se ha propuesto reformar el Estado a trav¨¦s de la Justicia. Se le acusa de derechizarse. ?l dice que se ir¨¢ cuando Rajoy deje la presidencia
En un caso como el de Alberto Ruiz-Gallard¨®n (Madrid, 1958), animal pol¨ªtico por excelencia, as¨ª reconocido por amigos, colaboradores y enemigos, quiz¨¢s convenga empezar por el final. El final de su carrera pol¨ªtica, de su ¡°plan de vida pol¨ªtica¡±, como ¨¦l asegura. ?Est¨¢ escrito ese final? Hay un mensaje subliminal que forma parte de su discurso en los ¨²ltimos tiempos, que va soltando por aqu¨ª y por all¨¢ como quien va dejando migas en el camino, que sugiere que est¨¢ acometiendo su ¨²ltima gran obra. Un ¨²ltimo gran proyecto en forma de leyes y disposiciones de marcado cariz pol¨ªtico, que no han dejado indiferente a nadie. Para unos es una aut¨¦ntica reforma del Estado, por otros ha sido calificado como una contrarreforma. Y, sin embargo, nadie cree ese mensaje de un ¨²ltimo gran proyecto. Nadie cree en el final de Gallard¨®n.
Sucede durante una entrevista para este reportaje, que gira en torno a la estrategia de Gallard¨®n como ministro y su posicionamiento ideol¨®gico dentro del Gobierno, si se ha escorado a la derecha por alg¨²n motivo o es una ilusi¨®n ¨®ptica. El ministro, que contesta las preguntas sentado y erguido, de pronto se recuesta levemente sobre el respaldo de la silla y empieza a golpear un bol¨ªgrafo sobre la mesa. Puede que no est¨¦ tenso. Puede que sea el pre¨¢mbulo de una buena actuaci¨®n, porque tambi¨¦n eso dicen de ¨¦l quienes lo conocen: adem¨¢s de brillante pol¨ªtico es un buen actor.
Es el momento en el que la entrevista avanza hacia sus planes de futuro.
¡ªAhora formo parte del Gobierno de Espa?a. Es mi ¨²ltima responsabilidad pol¨ªtica. Cuando me nombr¨® Rajoy supe dos cosas: que ser¨ªa miembro del Gobierno el tiempo que ¨¦l decida y, segundo, que cuando ¨¦l decida que salga o cuando Rajoy abandone la pol¨ªtica, yo la abandonar¨¦ con ¨¦l.
¡ª Cuando Rajoy deje el Gobierno, yo me ir¨¦. ¡ª?Se acaba Gallard¨®n entonces? ¡ªSe acaba
¡ª?Se acaba Gallard¨®n entonces?
¡ªSe acaba.
¡ª?Ni siquiera seguir¨ªa en la oposici¨®n?
¡ªSiempre he pensado que los expresidentes y exministros son malos responsables en la oposici¨®n y que no se entienda esto como una cr¨ªtica a Rubalcaba. Una persona que ha ejercido responsabilidades de Gobierno debe abrir la puerta para que entren personas que no la hayan tenido. No es lo mismo ejercer la oposici¨®n cuando has tenido a tus espaldas una responsabilidad. En mi caso concreto, ese an¨¢lisis se corresponde con la realidad. Cuando el presidente deje el Gobierno, yo dejar¨¦ la pol¨ªtica.
¡ª?No ser¨¢ el sucesor de Rajoy?
¡ªObvio.
¡ª?Ni siquiera si ¨¦l se lo pide? ?Podr¨ªa ocurrir?
¡ªEs incompatible con lo que he contestado, no solo dejar¨¦ el Gobierno, dejar¨¦ la pol¨ªtica y, adem¨¢s, creo que la sucesi¨®n de Rajoy, cuando se produzca, ser¨¢ una sucesi¨®n no solo personal sino tambi¨¦n generacional.
¡ªPero usted todav¨ªa es joven, le quedan a?os en la pol¨ªtica.
¡ª[Gallard¨®n comienza a hacer pausas largas mientras martillea la mesa con un bol¨ªgrafo] A veces pienso que la edad de un pol¨ªtico no se mide tanto por los a?os sino por el tiempo que lleve en pol¨ªtica y yo... despu¨¦s de 29 a?os... de los cuales 17 han sido gobernando y ahora pudiendo ser ministro de Justicia... creo... que... he alcanzado... los prop¨®sitos en relaci¨®n con la gesti¨®n publica que ten¨ªa marcados en mi vida.
¡ªUsted so?aba con ser presidente...
¡ªSi ese sue?o existi¨® alguna vez, que yo casi no lo recuerdo, de lo que doy fe es que, a d¨ªa de hoy... esa posibilidad... no habita mis sue?os.
¡°Mi discurso pol¨ªtico no es te¨®rico. Es pr¨¢ctico. Mi vocaci¨®n es transformar la realidad sobre la que act¨²o¡±
Esa teor¨ªa del punto final ha sido una constante de los 100 primeros d¨ªas de Gobierno de Gallard¨®n en todas y cada una de las entrevistas en las que se le ha interrogado por su futuro. Sin embargo, tras una lectura atenta a los comentarios de los analistas pol¨ªticos y al discurso de sus rivales puede concluirse que el mensaje no ha calado. Y es curioso, porque nadie niega a Gallard¨®n experiencia consumada en el arte de dar titulares de prensa. En definitiva, nadie se cree que Gallard¨®n est¨¦ dando sus ¨²ltimos pasos, si no m¨¢s bien al contrario: que est¨¢ en el comienzo de una carrera por la presidencia o hacia una eventual sucesi¨®n. Una mayor¨ªa de pol¨ªticos y analistas consultados lo interpreta como una maniobra de diversi¨®n, incluso como una forma de postularse rindiendo una adhesi¨®n total a Rajoy. Un ex colaborador suyo en el Ayuntamiento de Madrid, Miguel ?ngel Villanueva, actual vicealcalde, recuerda una frase que alguna vez le dijo el propio Gallard¨®n: ¡°Era algo as¨ª como: si quieres hacer sonre¨ªr a Dios, cu¨¦ntale tus planes¡±.
Y es que casi un mes despu¨¦s de ser nombrado ministro, Gallard¨®n present¨® en el Parlamento las l¨ªneas maestras de su actuaci¨®n de Gobierno. Si en algunos mentideros se hab¨ªa comentado que estaba triste porque no le hab¨ªa correspondido un ministerio potente, ¡°donde poder gastar dinero¡±, el ministro sorprendi¨® a la audiencia no con el anuncio de una nueva inversi¨®n, si no con lo que puede calificarse como una reforma del Estado (o una contrarreforma).
Los prop¨®sitos de Gallard¨®n van en coherencia con sus obras, son empe?os monumentales, grandiosos: cinco reformas legislativas parciales (ley del aborto, penas de prisi¨®n permanente revisable, una especie de cadena perpetua, reforma de los casos de multirreincidencias, estatuto de las v¨ªctimas y ley del menor) y por si esto no fuera poco prometi¨® tambi¨¦n cinco nuevas leyes (Poder Judicial, Planta y Demarcaci¨®n Judicial, C¨®digo Mercantil, Enjuiciamiento Criminal, Jurisdicci¨®n Voluntaria y Mediaci¨®n), al tiempo que anunciaba un aumento de las tasas judiciales en segunda instancia (calificado por la oposici¨®n como una f¨®rmula de copago en la justicia) y un cambio en el criterio para el nombramiento de nuevos cargos en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Era el no va m¨¢s de Gallard¨®n: la suma de lo que todos sus antecesores no llegaron a culminar.
¡ªHa querido usted tocarlo todo.
¡ªQuiero incorporar los lenguajes del siglo XXI a una administraci¨®n que se ha quedado anclada en el XIX. Hemos modernizado el pa¨ªs a todos los niveles y no lo hemos hecho en Justicia. Tenemos un activo que son jueces, magistrados y fiscales pero no hay estructura para que de respuesta a las necesidades de los ciudadanos. Llevamos a?os haciendo parches. Mis antecesores hicieron un buen diagn¨®stico, pero no se han acometido las labores de transformaci¨®n global del servicio p¨²blico. Yo, a diferencia de otros, no podr¨¦ decir en cuatro a?os que no realic¨¦ tal proyecto por la crisis econ¨®mica. Eso no ser¨¢ pretexto para no abordar las reformas legislativas.
¡ªPero hab¨ªa un pacto y se lo ha saltado.
¡ªPorque la realidad es que, al d¨ªa de hoy, la Justicia sigue siendo un mal servicio p¨²blico. Toda mi vida me he caracterizado por buscar resultados. Mi discurso pol¨ªtico no es te¨®rico. Es pr¨¢ctico. Mi vocaci¨®n es transformar la realidad sobre la que act¨²o. Y eso, que val¨ªa para una comunidad o un municipio, es igual para la Justicia. He asumido el reto de hacer una transformaci¨®n m¨¢s radical y profunda.
¡°Se pone al frente de la manifestaci¨®n como gui?o hacia sectores de la derecha insatisfechos con el estado social¡±
Expuesto el proyecto monumental, durante unos d¨ªas la atenci¨®n se centr¨® en Gallard¨®n, a quien no se le concede inocencia en pol¨ªtica. Como se le atribuyen dotes de c¨¢lculo y dominio del mensaje, esa poderosa aparici¨®n en escena se interpret¨® en varios sentidos. Algunos de ellos contradictorios. Uno, que ha querido hacer una maniobra de distracci¨®n en un momento en el que todo el discurso del Gobierno estaba monopolizado por la econom¨ªa y la crisis. Dos, que ha querido aglutinar en su figura el paquete m¨¢s pol¨ªtico del programa del PP quit¨¢ndole incluso a Sanidad el asunto del aborto. Tres, que en su imparable ambici¨®n ha querido hacerle un gui?o a los sectores m¨¢s a la derecha del PP por lo que pueda pasar en un futuro. Cuarto, que Gallard¨®n no puede pasar inadvertido. Y, quinto, que Gallard¨®n era de derechas de toda la vida y ahora es cuando se le va a notar verdaderamente. Las propuestas del ministro hab¨ªan provocado una airada reacci¨®n de colectivos feministas, de fiscales progresistas, de parlamentarios de diverso cu?o y de medios de comunicaci¨®n. Su imagen de pol¨ªtico del PP bien valorado por el votante de izquierdas parec¨ªa irse al traste.
¡°No dice eso la ¨²ltima encuesta de EL PA?S [el 47% de los encuestados aprueban su labor, siendo el m¨¢s valorado]¡±, responde el ministro. ¡°Quiero decir dos cosas. Es muy distinta la valoraci¨®n de un pol¨ªtico gestor que la de un pol¨ªtico program¨¢tico. Siempre dije que los ciudadanos de izquierdas m¨¢s que valorar mi discurso valoran mi gesti¨®n. Lo que he tenido ocasi¨®n de comprobar tras llegar al ministerio es que muchas de las valoraciones que determinados sectores ten¨ªan sobre m¨ª, m¨¢s que a favor m¨ªo, estaban construidas contra otros compa?eros del partido, de tal forma que ahora parece que hay gente que le irrita que yo no me distancie del propio Rajoy o del modelo del Gobierno. Eso habla de la relativa sinceridad de los elogios que recib¨ªa¡±.
Curiosamente, el socialista Gregorio Peces-Barba, ex rector de la Universidad Carlos III, descubre una an¨¦cdota, en un reciente art¨ªculo publicado en este peri¨®dico, que ha circulado durante a?os entre los pol¨ªticos madrile?os, seg¨²n la cual Gallard¨®n siempre ha sido de derechas. Escribe Peces-Barba que, hablando con el padre de Gallard¨®n, le dijo un d¨ªa: ¡°Con lo conservador que eres, c¨®mo te dejas explotar por Fraga¡±. ¡°?Conservador yo?¡±, cuenta que respondi¨® Gallard¨®n padre, ¡°ten¨ªas que conocer a mi hijo Alberto. Ese s¨ª que es de derechas¡±. A pesar de esta an¨¦cdota, Peces-Barba hace un elogio de la gesti¨®n y el talante de Gallard¨®n y se sorprende de que ¡°haya tomado una actitud tan beligerante y tan conservadora como ministro¡±.
?Hay detr¨¢s de estas medidas de gobierno y de este anuncio soterrado de retirada tras Rajoy una estrategia calculada? ?Hacia d¨®nde va Gallard¨®n? Esa es la pregunta para que nadie tiene respuesta, ni siquiera sus m¨¢s fieles, que callan cuando se les pregunta por el futuro de Gallard¨®n.
¡°Sabe que no tiene dinero para hacer grandes cosas. As¨ª que ?d¨®nde se puede mover?: en la reforma del Estado¡±
¡°Gallard¨®n ha sido h¨¢bil al darle un caramelo a los jueces para contentarlos con el asunto de los nombramientos del Consejo del Poder Judicial¡±, dice un juez con experiencia de gesti¨®n en el Ministerio de Justicia. ¡°Sabe que no tiene dinero para hacer grandes cosas, as¨ª que ?d¨®nde se puede mover?: en la reforma del Estado. Y promueve un carro de leyes, algunas que no son propiamente de Justicia, que afectan a derechos. Tiene a los jueces relativamente contentos. No ha sacado nuevas oposiciones. No reforma los juzgados. [El ministro Francisco] Caama?o no cay¨® bien pero meti¨® mucho dinero en la renovaci¨®n tecnol¨®gica de la justicia. Pero Gallard¨®n es otra cosa¡±.
Sus rivales pol¨ªticos son concluyentes al respecto. Lo de Gallard¨®n es pura estrategia. Julio Villarubia, portavoz de Justicia del PSOE, habla de humo: ¡°Ha llegado haciendo mucho ruido, anunciando contrarreformas y buscando el aplauso f¨¢cil. Y pisando muchos charcos. Pero no ha hecho m¨¢s que declaraciones, porque no da la cara en el conflicto de los partidos judiciales. Vende humo. Se ha dejado llevar por la derecha. Los presupuestos no dan para nada. No puede hacer nada. Se ha limitado a hacer un gui?o a la Iglesia y a la derecha judicial. Mucho ruido, pero gesti¨®n nula. Todav¨ªa estoy esperando su primera llamada¡±. El veterano Gaspar Llamazares, miembro de IU en la comisi¨®n de Justicia, prefiere el t¨¦rmino sobreac-tuaci¨®n o populismo penal: ¡°Administra un ministerio que sabe que, en tiempos de crisis, solo le va a permitir administrar el ajuste. As¨ª que mantiene dos tesis: acent¨²a el poder corporativo de la justicia y ejerce un populismo penal. Se pone al frente de la manifestaci¨®n como gui?o hacia sectores de la derecha insatisfechos con el estado social europeo. Contin¨²a desgranando cada 15 o 20 d¨ªas una noticia que, al cocer, mengua. Primero cadena perpetua, luego condena revisable. Es una estrategia. Y en lo del aborto pues ha habido una sobreactuaci¨®n¡±.
¡ª?Es usted de derechas?
Responde Gallard¨®n: ¡°Gallard¨®n es una persona que se identifica con la mayor¨ªa natural del pa¨ªs, centrada, moderada, alejada de dogmatismos y que se siente profundamente liberal. He aprendido a poner siempre en cuesti¨®n mis propias propuestas e incluso las acciones que realizo. Gallard¨®n, lo que no es, es una persona que haga cosa distinta de lo que piensa que tiene que hacer por agradar ni a un medio de comunicaci¨®n ni a una corriente de opini¨®n ni por conseguir una valoraci¨®n superior en una encuesta¡±.
Fr¨ªo. Calculador. Se le reproch¨® en numerosos medios de comunicaci¨®n que no se despidiera de nadie en el Ayuntamiento de Madrid para correr a ser ministro y que dejara en la cuneta a quienes formaron su anterior equipo [solo se ha llevado a Juan Bravo, exconcejal de Hacienda, para la secretar¨ªa de Estado] como expresi¨®n de su falta de escr¨²pulos. ¡°Hay que tener en cuenta que entre su nombramiento y su toma de posesi¨®n, transcurrieron 24 horas¡±, dice el vicealcalde Villanueva en su defensa: ¡°No me parece justo que se diga eso: el ministerio tiene una estructura con un perfil muy t¨¦cnico¡±. ¡°Mucho antes de que Aznar decidiera acabar con el servicio militar, lo hab¨ªa propuesto el senador Gallard¨®n¡±, a?ade Manuel Cobos, ex vicealcalde y ex mano derecha de Gallard¨®n durante casi toda su carrera hasta que la pol¨ªtica los ha separado pero no distanciado: ¡°Es de los pocos con Rajoy que ha estado en todos los congresos. M¨¢s del PP que Gallard¨®n no hay nadie. Y pol¨¦mico ha sido siempre. No se queda quieto, nunca busca la comodidad¡±.
A estas acusaciones, Gallard¨®n responde: ¡°No hay una sola persona, ni una, que estuviese trabajando conmigo en el Ayuntamiento que en estos momentos no tenga un puesto de responsabilidad. Es obvio que cuando sales de una Administraci¨®n municipal a una competencia sectorial tan espec¨ªfica, el perfil de las personas que tienen que acompa?arte se tiene que adecuar a esa realidad¡±.
Gallard¨®n es, junto con la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, el ¨²nico ministro con un acusado perfil pol¨ªtico en un Gobierno cuya primera y casi ¨²nica exigencia es la de sacar a Espa?a de la crisis econ¨®mica. Y tiene en su curr¨ªculum cinco mayor¨ªas absolutas en Madrid, que no es cualquier cosa. ¡°En cualquier otro pa¨ªs europeo, nadie discutir¨ªa su candidatura para ser un futuro presidente, nadie le criticar¨ªa por decir que quiere ser ministro¡±, dice un miembro del PP. ¡°Y, a diferencia de otros, no ha utilizado su poder para crear corrientes de opini¨®n o cuotas de poder, algo que tambi¨¦n le pas¨® a Rajoy. No hay gallardonistas en el PP¡±.
Quienes pensaban que un ministerio de perfil bajo en medio de una crisis acabar¨ªa con Gallard¨®n, probablemente se hayan equivocado. Ambiciona pasar a la historia por el tama?o de sus reformas de la misma manera que pretendi¨® unos Juegos Ol¨ªmpicos o agujere¨® las entra?as de Madrid por los cuatro costados. Act¨²a en pol¨ªtica a lo grande. El problema est¨¢ en que no es lo mismo construir un metro que redactar un nuevo C¨®digo Penal, gastar cemento que modificar derechos. Y en ese sentido su aureola de paloma puede girar radicalmente hacia la etiqueta de halc¨®n.
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