Desprecio de ciudadanos
En este vodevil de acusaciones cruzadas, lo que el Consejo necesita hoy, m¨¢s all¨¢ de las pat¨¦ticas declaraciones de su presidente, es una inspecci¨®n a fondo de los gastos de viaje y manutenci¨®n
Hay vocales en el Consejo General del Poder Judicial que son realmente estupendos. Uno de ellos, hace unos d¨ªas, aseguraba que no era momento de tocar un poder del Estado, como diciendo: ni?os, caca, no se toca. Conclusi¨®n: no hay que pedir cuentas al presidente por los fines de semana caribe?os que con ins¨®lita frecuencia acostumbraba a pasar relajado en Marbella; ni hay que ofrecer a la opini¨®n p¨²blica una explicaci¨®n acerca de los medios de que puede valerse el presidente, y por extensi¨®n todos los vocales del Consejo, para viajar a Marbella o a cualquier otro lugar del mundo y cargar viaje, alojamiento y manutenci¨®n a las arcas del Estado sin necesidad de presentar justificaci¨®n alguna.
El problema que no ha merecido la atenci¨®n de estos vocales, r¨¢pidos en matar al mensajero antes de remediar lo que el mensaje denunciaba, consiste en que ha quedado al descubierto una pr¨¢ctica que, seg¨²n su presidente, es habitual en ese organismo: gastar en viajes a cuenta del Estado. Es imposible que el presidente pase tantos fines de semana en Marbella y que nadie en el Consejo lo haya sabido. Por supuesto, lo sab¨ªan todos, y alguno ha llegado a decir que hab¨ªa que taparse la nariz. Pero quien se tapa la nariz no impide que la caca permanezca y la peste se extienda: de lugares cerrados solo se va el mal olor cuando se retira la porquer¨ªa y se abren las ventanas.
Habr¨¢, pues, que abrir ventanas e insistir en lo obvio: lo que revelan los viajes del presidente no puede no ser una pr¨¢ctica m¨¢s o menos extendida entre los miembros del Consejo, con diversas modalidades, claro: no todo el mundo tiene el aguante necesario para cenar en mesa de dos en Marbella cuatro d¨ªas a la semana. Se sabe bien lo que ocurre en sociedades donde todos se conocen y se ven las caras: si uno hace de su capa un sayo, y los dem¨¢s no se inmutan, es porque cada uno est¨¢ haciendo un sayo de su capa. Si no fuera as¨ª, ?por qu¨¦ y con qu¨¦ prop¨®sito habr¨ªa exonerado el Consejo a sus consejeros, con una norma interna, de la obligaci¨®n de justificar los gastos de representaci¨®n y de viajes? ?Por qu¨¦ la l¨ªnea de defensa del presidente consisti¨® en un primer momento en reconocer que ¨¦l hab¨ªa gastado ¡°una miseria¡± en comparaci¨®n con lo que gastan otros?
En este vodevil de acusaciones cruzadas, lo que el Consejo necesita hoy, m¨¢s all¨¢ de las pat¨¦ticas declaraciones de su presidente, es una inspecci¨®n a fondo de los gastos de viaje, hospedaje y manutenci¨®n en los que hayan incurrido todos sus vocales en los ¨²ltimos a?os cualquier que haya sido su motivo. Una inspecci¨®n, no por la fiscal¨ªa, tan complaciente ella, tan blanda con sus pares, sino por alg¨²n auditor que solo nos diga cu¨¢nto nos cuestan los veinte vocales del Consejo, y en qu¨¦ y c¨®mo gastan los dineros puestos a su disposici¨®n. Ya sabemos que en sueldos nos salen por el doble que el Consejo de Ministros: el gobierno de los jueces tiene m¨¢s vocales que ministros el gobierno del Estado, que ya es decir; y en 2011 cada uno de ellos percib¨ªa 43.268 euros m¨¢s de lo que cobra un ministro. Ahora queda por saber cu¨¢nto nos cuestan en viajes, hoteles y cenas reservadas: miseria a miseria igual pod¨ªan ayudar a que Bankia saliera adelante.
Hay que abrir ventanas y ventilar el ambiente. Porque lo que est¨¢ pasando con este tercer pilar del Estado, que, oye, nene, no tienes que tocar, es solo una muestra m¨¢s del desprecio de ciudadanos de que hace gala nuestra clase dirigente cuando de los pilares del Estado emana olor a podrido. El gobierno ha respondido a la demanda de una comisi¨®n parlamentaria para aclarar la bancarrota de lo que fue Caja Madrid diciendo que no es hora de hurgar en la herida; la elite judicial nos dice que no es hora de tocar un poder del Estado, y de la elite bancaria, qu¨¦ decir: est¨¢ tan afanada en apa?ar millones de la ruina por ella misma provocada que ni se le ocurre dar una explicaci¨®n. Y los ciudadanos ¡ªnos dicen al un¨ªsono¡ª que se tranquilicen, que sus ahorrillos est¨¢n garantizados por los tres pilares del Estado, que esto pasar¨¢ y que vendr¨¢n tiempos mejores. Si se portan bien y no exigen muchas explicaciones.
Pues no, se?oras y se?ores del poder judicial y de la clase dirigente: esto no va a pasar as¨ª como as¨ª. Para que pase es menester que sepamos por qu¨¦ y c¨®mo hemos ca¨ªdo en este pozo del que no se acaba de ver el final. Y bueno, seguramente algo tienen que ver las alegr¨ªas que todo el que ha podido se ha tomado durante a?os con los dineros a su disposici¨®n, esos dineros que los vocales del macrocef¨¢lico y manirroto Poder Judicial se hab¨ªan autoexonerado de justificar.
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