¡°Se est¨¢n poniendo en riesgo los encuentros entre v¨ªctimas y presos¡±

Los encuentros entre v¨ªctimas de ETA y presos de la banda que han abandonado la violencia nacieron a comienzos de 2011 impulsados por el Ministerio del Interior, entonces bajo el mando de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. El programa cont¨® con la colaboraci¨®n de la oficina de v¨ªctimas del Gobierno vasco y con un equipo de mediadores. Tres de los promotores ¡ªTxema Urkijo y Jaime Arrese, asesores de la directora de la oficina de v¨ªctimas, Maixabel Lasa, junto al coordinador de los encuentros, Xabier Etxebarria¡ª y una de las v¨ªctimas que han participado en las reuniones, I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga, han enviado una carta a EL PA?S alertando de los riesgos que, en su opini¨®n, plantea para este tipo de reuniones el plan de reinserci¨®n del actual Ministerio del Interior.

¡°Creemos absolutamente imprescindible llamar la atenci¨®n sobre los efectos nocivos que se derivan de la aplicaci¨®n del nuevo plan de reinserci¨®n¡±, opinan. ¡°Creemos necesaria una reflexi¨®n que rectifique aquellos aspectos que se perciben claramente mejorables. Creemos que nada bueno puede salir del encuentro que se anuncia para este viernes en el centro penitenciario de Zaballa [entre Consuelo Ordo?ez, hermana del concejal asesinado en 1995, Gregorio Ordo?ez, y Valent¨ªn Lasarte, condenado por el asesinato] promovido por una v¨ªctima cuya intencionalidad declarada a los cuatro vientos es desmontar una pr¨¢ctica y una trama en la que no cree, manteni¨¦ndose adem¨¢s las condiciones de ¡®actualidad rabiosamente informativa¡¯ que tanto da?o hacen a la iniciativa original. Lamentablemente, la celebraci¨®n de ese encuentro no va a tener un resultado inocuo. Las condiciones que acompa?an a la cita son las menos propicias para que nada se restaure o repare. No solo se pone en serio riesgo el programa de encuentros restaurativos que tan buen resultado ofreciera a sus participantes. Mucho nos tememos que tambi¨¦n est¨¢ en juego la apuesta por la pol¨ªtica penitenciaria seguida hasta ahora. Los ¨²nicos que tienen motivos para sonre¨ªr son quienes no creen en la reinserci¨®n y los partidarios de la amnesia y de las soluciones colectivas¡±.

Los cuatro firmantes defienden los encuentros que se han llevado a cabo hasta ahora, ¡°provechosos y muy importantes para ambas partes¡±. Est¨¢n convencidos de que aportan a las v¨ªctimas ¡°un valor a?adido (sin negar, como es l¨®gico, el efecto reparador que la pena supone para las v¨ªctimas y la sociedad)¡±, prosiguen. ¡°Tambi¨¦n proporciona una expectativa que no se puede, en absoluto, desde?ar: la recuperaci¨®n del victimario; algo deseable para ¨¦l y para la sociedad que aspira a recuperarlo. Los procesos de justicia restaurativa que se han ensayado, entre nosotros, no borran las asimetr¨ªas, no establecen empates entre v¨ªctimas y verdugos; se sit¨²an en terrenos privados cuyo alcance no pueden entender quienes hablan desde la mala fe o desde su desconocimiento¡±.

Hablan, tambi¨¦n de la necesidad de ¡°proteger estos encuentros de la publicidad medi¨¢tica¡±: ¡°Es positivo que se haya sabido p¨²blicamente de su existencia y que algunas v¨ªctimas y victimarios hayan querido relatar p¨²blicamente una parte de sus vivencias y de lo que les ha aportado (con el respeto debido al principio de confidencialidad pactado, que ha de regir todo lo relativo a los encuentros). Pero son evidentes los riesgos derivados de convertir estos encuentros en productos medi¨¢ticos donde lo morboso se alce y prevalezca sobre su potencial pedag¨®gico social¡±.

¡°No parece que el nuevo Plan de Reinserci¨®n aprobado por Interior garantice el mantenimiento de este planteamiento. Entre otras cosas, se anuncia que los encuentros se producir¨¢n a instancias de las v¨ªctimas¡±, se?alan. ¡°El encuentro ya es ¨¦tica y socialmente asim¨¦trico: hay un exterrorista y una v¨ªctima. T¨¦cnicamente, en mediaci¨®n autor-v¨ªctima, se recomienda trabajar primero con el victimario y, solo si ¨¦ste est¨¢ preparado y dispuesto, ofrecer el proceso a la v¨ªctima; esto se hace as¨ª para evitar generar expectativas que puedan verse frustradas y generar revictimizaci¨®n. Asimismo, surgen dudas respecto a la intervenci¨®n de mediadores o facilitadores profesionales. Prescindir de esta participaci¨®n constituir¨ªa un grave error. (...) Los riesgos de llevar por las bravas a una v¨ªctima a un centro penitenciario y sentarle en la misma sala con su victimario, sin un trabajo profesional previo, son inasumibles¡±.