D¨ªvar no vio nunca Barrio S¨¦samo
El expresidente del Supremo se queja de la crueldad de la prensa
Parece evidente que el ya expresidente del Poder Judicial y del Tribunal Supremo Carlos D¨ªvar nunca vio Barrio S¨¦samo.
Como seguramente saben la mayor¨ªa de los lectores, Barrio S¨¦samo (Sesame Street) era un programa infantil de televisi¨®n creado en Estados Unidos por Jim Henson, y que en Espa?a se emiti¨® trufado con otras producciones nacionales desde 1976 hasta 2000. El espacio ten¨ªa una parte muy did¨¢ctica en la que uno de los personajes, un monstruo peludo de color azul llamado Coco (Grover, en Norteam¨¦rica), ense?aba a los m¨¢s peque?os a diferenciar conceptos b¨¢sicos, como arriba y abajo, dentro y fuera y cosas por el estilo.
El expresidente D¨ªvar, que en contad¨ªsimas ocasiones hab¨ªa realizado declaraciones, parece que ha sentido esta semana la necesidad de explicar en la emisora de los obispos ¡ª?d¨®nde si no?¡ª y nada menos que en una entrevista con varios tertulianos, el asuntillo de sus viajes caribe?os a Marbella y otros destinos tur¨ªsticos a cargo de todos los espa?oles. Un impulso a dar explicaciones que no lleg¨® a sentir cuando sus compa?eros y la ciudadan¨ªa se las reclamaron.
A ver, no vayan a deducir de mis palabras que D¨ªvar sinti¨® un arrebato por contar la verdad. No. Lo que dijo es que ha sido objeto de ¡°una campa?a cruel, desproporcionada y con ensa?amiento¡±, en la que ¡°se han metido con mi vida privada y con mis creencias religiosas¡±. Porque, seg¨²n dijo, solo ¡°han sido 11 viajes en cuatro a?os¡±. Desprovisto de cualquier remordimiento lleg¨® a asegurar que el dinero p¨²blico se emple¨® en actos p¨²blicos, conferencias, semanas jur¨ªdicas y otros encuentros, aunque todas sus coartadas hayan sido desmentidas por varias autoridades judiciales, municipales y hasta por el expresidente de Cantabria Miguel ?ngel Revilla, que explic¨® que no hab¨ªa invitado oficialmente a D¨ªvar, como este sosten¨ªa, sino que el pr¨®cer le hab¨ªa pedido entradas gratis para ver la muy jur¨ªdica y oficial cueva de El Soplao.
El caso es que D¨ªvar podr¨ªa haber dicho que se hab¨ªa equivocado, que hab¨ªa interpretado mal la norma, haber devuelto el dinero y seguramente todav¨ªa seguir¨ªa en su puesto. Pero se empe?¨® en que no ha hecho nada reprobable. En el mejor estilo de Homer Simpson cree que ¡°la culpa la tienen todos menos yo¡±.
Y no es por llevarle la contraria, pero trat¨® de camuflar como viajes oficiales nada menos que 32 periplos de fin de semana de cuatro d¨ªas ¡ªno 11 como pretende¡ª que no eran m¨¢s que de turismo y relax, aunque en ocasiones acud¨ªa a actos p¨²blicos de unas horas y que, a veces, se celebraban a 200 kil¨®metros de distancia. Tambi¨¦n carg¨® como gastos protocolarios o de atenci¨®n a otras autoridades 24 cenas y ocho almuerzos para dos personas en restaurantes de lujo, solo de los viajes a Puerto Ban¨²s.
Naturalmente tiene derecho a quejarse, pero que diga que ha sido objeto de una campa?a cruel, desproporcionada y con ensa?amiento es conmovedor. Porque los periodistas hemos conocido numerosos detalles que hubieran invadido la intimidad del se?or D¨ªvar y que no hemos publicado, por ejemplo, y solo como bot¨®n de muestra, faxes sobre las reservas de habitaciones, las facturas de sauna que intent¨® pasar como gasto oficial y que le fueron rechazadas por la interventora del Consejo, y el uso del coche oficial para ir a misa y a la playa.
Si se ha mencionado la exacerbada exhibici¨®n de su religiosidad es porque ¨¦l hace ostentaci¨®n de ello y si este peri¨®dico desvel¨® que el segundo comensal de la mayor¨ªa de sus cenas de lujo era su ayudante personal y jefe de seguridad, Jer¨®nimo Escorial, es porque p¨²blicamente, el 30 de mayo, D¨ªvar asegur¨® que la persona con la que hab¨ªa cenado ten¨ªa ¡°car¨¢cter p¨²blico y oficial¡± y no respond¨ªa ¡°a relaciones personales¡±. Lo que obviamente no era cierto.
Adem¨¢s, con ayuda de alg¨²n peri¨®dico de la competencia, ha intentado hacer creer a los espa?oles que otros vocales del Consejo hac¨ªan lo mismo, por lo que el secretario general, Celso Rodr¨ªguez, ha tenido que certificar que no hay ning¨²n vocal que haya tenido una conducta ni remotamente parecida.
Porque los que s¨ª vimos Barrio S¨¦samo podemos pensar que dos viajes a la Patagonia del vicepresidente y un vocal, autorizados por la Comisi¨®n Permanente, con el fin de explicar la modernizaci¨®n de la justicia espa?ola, o sea, a algo as¨ª como ense?ar Derecho a los ping¨¹inos, es un ex¨®tico exceso puntual; mientras que 32 viajes caribe?os, con sus cenas de lujo a cargo del contribuyente, es un delirante abuso sistem¨¢tico. Quiz¨¢ D¨ªvar tenga que repasar los cap¨ªtulos de Barrio S¨¦samo para apreciar la diferencia.
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