¡°Insinuar que ahora hemos cedido al chantaje sirve a los intereses de ETA¡±
"Al legislador le repugna dejar morir sin humanidad a un desahuciado", declara el secretario general a prop¨®sito de la puesta en libertad del etarra Uribetxeberria
?ngel Yuste ha tenido dos semanas complicadas. En pleno agosto, el traslado del preso de ETA y secuestrador de Jos¨¦ Antonio Ortega Lara desde Le¨®n al Hospital Donostia para que le traten el c¨¢ncer terminal que padece acab¨® con una huelga de hambre del etarra a la que se han sumado centenares de reclusos con ayunos de distinta intensidad. En medio de las protestas del entorno abertzale, Prisiones le dio el viernes el tercer grado y recomend¨® al juez que le otorgue la libertad condicional. Las v¨ªctimas acusan a Yuste de haber cedido al chantaje. En una entrevista telef¨®nica, ¨¦l insiste en que solo ha aplicado los principios humanitarios de la ley.
Pregunta. ?Por qu¨¦ se ha impulsado la libertad de Uribetxeberria teniendo en cuenta los horrendos cr¨ªmenes que cometi¨®?
Respuesta. Hemos aplicado la ley como lo hicieron otras administraciones penitenciarias antes. Y la decisi¨®n final la tomar¨¢ el juez de vigilancia. De alguna manera, al legislador le repugna que, cuando no tenemos pena de muerte, alguien desahuciado para la vida, si no es un peligro para la sociedad, no pueda morir con humanidad. Estamos aplicando los principios humanitarios de nuestras leyes y de la jurisprudencia constitucional.
P. Las v¨ªctimas hablan de traici¨®n del Gobierno, de que se sienten enga?adas, de que los etarras no tuvieron compasi¨®n con ellas.
R. Puedo entender sus sentimientos. Pero nosotros no estamos haciendo un juicio ¨¦tico de la catadura moral de Uribetxeberria. Aplicamos la ley.
P. La ley dice que se ¡°podr¨¢¡± excarcelar a los presos enfermos, no que ¡°tendr¨¢¡± que hacerse. ?Hasta qu¨¦ punto es una decisi¨®n discrecional? ?Podr¨ªan dejarlo morir en prisi¨®n?
R. El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, en una providencia del 16 de agosto, nos obligaba a pronunciarnos. El informe m¨¦dico pr¨¢cticamente desahucia a este preso, le da un pron¨®stico muy sombr¨ªo. La discrecionalidad de la administraci¨®n queda matizada por estas dos premisas y porque es dif¨ªcil que por la enfermedad y por la coyuntura de este recluso, vaya a reincidir. La ley s¨ª nos obliga a manejar estas variables para tomar una decisi¨®n.
P. ?Cu¨¢l es el sentido ¨²ltimo de este tipo de excarcelaciones? ?Qu¨¦ el preso no muera en la c¨¢rcel? ?Que la prisi¨®n no empeore su estado de salud? El fiscal pregunta si es posible que sea tratado dentro de la prisi¨®n.
R. Hay una mezcla de finalidades. Pero fundamentalmente est¨¢n las humanitarias. Por otro lado, las enfermer¨ªas de la prisi¨®n tienen la consideraci¨®n de centros de salud de atenci¨®n primaria. No hay tratamiento hospitalario.
P. Las v¨ªctimas insisten en que Uribetxeberria no se ha arrepentido, y que este debe ser tambi¨¦n un criterio para excarcelar enfermos.
R. Eso no es lo que dice la ley. El art¨ªculo 104.4 del Reglamento Penitenciario y el 92 del C¨®digo Penal se?alan que, cuando hay un peligro que compromete la vida del preso, se aplicar¨¢n los criterios de los que antes hemos hablado con independencia de otras variables que s¨ª se tienen en cuenta con los reclusos sanos.
P. ?Han cedido al chantaje?
R. No parece que la teatralizaci¨®n de las huelgas de hambre de algunos reclusos, con niveles de compromiso muy escasos, tenga la entidad suficiente ¡ªy menos ahora, con ETA derrotada policialmente¡ª para generar una coacci¨®n que puedan ganar. Si los gobiernos han resistido coacciones cuando hab¨ªa vidas en juego, como la de Miguel ?ngel Blanco, insinuar ahora que hemos cedido a un chantaje solo sirve a los que conectan con los intereses de ETA y de la izquierda abertzale. Estos ¨²ltimos, insistiendo en la connivencia siniestra que han tenido en el pasado con ETA, se han retratado. Pod¨ªan haber aprovechado la ocasi¨®n para haber colaborado en la resoluci¨®n del asunto en vez de agitar este espantajo. Pero no lo han hecho.
P. ?Cu¨¢ntos presos han seguido la huelga de hambre?
R. Hasta el viernes, 304 internos hab¨ªan manifestado su intenci¨®n de hacer huelga de hambre, pero con muchos de ellos no hemos sido capaces de detectar que la est¨¦n llevando a cabo. Estos ayunos tienen un componente bastante teatral. En algunos casos la han seguido solo un d¨ªa o dos. Y, los que supuestamente la han hecho m¨¢s d¨ªas, no tienen p¨¦rdidas de peso muy intensas. Es una escenificaci¨®n estrat¨¦gica de la izquierda abertzale para capitalizar una decisi¨®n que iba a ser estrictamente legal y venderla en su mundo. Por eso creo que especular sobre el chantaje les ayuda a ellos.
P. ?Asume alg¨²n error en la gesti¨®n del caso?
R. La administraci¨®n ha actuado con criterios bastante l¨®gicos. El traslado de Uribetxeberria de Le¨®n a San Sebasti¨¢n tiene una finalidad muy espec¨ªfica y es que esta persona, a quien se le hab¨ªa extirpado un c¨¢ncer con anterioridad, sea tratada en el mismo hospital y por el mismo equipo que la primera vez. Y respecto a la concesi¨®n del tercer grado, ya he explicado los criterios. Las decisiones de este tipo son siempre dif¨ªciles y a nadie se le escapan las consecuencias, pero creo que la ley tiene una interpretaci¨®n consolidada en el tiempo y que aplicarla es la mejor forma de servir a los intereses generales. A los que nos piden probar ¡ªy es una prueba diab¨®lica¡ª que no hemos cedido al chantaje, solo podemos presentar nuestra visi¨®n de la legalidad.
P. Pero, a la luz de lo ocurrido, ?no habr¨ªa sido mejor tomar una decisi¨®n desde el principio?
R. La izquierda abertzale no necesita excusas para lanzar su mensaje victimista. Y la actuaci¨®n de la Administraci¨®n no puede especular sobre intereses pol¨ªticos. Otra cosa es que no desconozca los intereses de los terroristas y del mundo que les jalea. Es muy dif¨ªcil tener la certeza siempre, pero uno hace las cosas de la mejor manera que sabe y puede.
P. Las protestas van a continuar. Ahora piden la liberaci¨®n de otros 13 presos enfermos.
R. En este momento, no me consta que haya ning¨²n preso de ETA que tenga un pron¨®stico similar al de Uribetxeberria. Algunas de las personas de las que hablan son presos que superaron un ictus cerebral hace a?os, o un c¨¢ncer, o un problema coronario. Este es un tema viejo en el que la administraci¨®n penitenciaria act¨²a cumpliendo con la legalidad.
P. ?Se ha acogido alg¨²n preso de ETA a su plan de reinserci¨®n?
R. Se han integrado quienes ya ven¨ªan manteniendo estos planteamientos. Es cierto que ning¨²n nuevo recluso de ETA lo ha hecho. Pero ha obligado a la banda a incrementar extraordinariamente el control de sus presos. El plan debe tener a¨²n su recorrido.
P. ?Se van a empezar a organizar ya las aulas de convivencia dentro de las prisiones?
R. Nuestra intenci¨®n es poner en marcha los instrumentos que fija el plan para luchar contra ETA en las c¨¢rceles. Y tratar de quitar peso a ese mayor control de la organizaci¨®n que hemos detectado.
P. ?C¨®mo se har¨ªa efectiva la desvinculaci¨®n de la banda de la que habla el plan como requisito para incorporarse al mismo?
R. Los funcionarios de prisiones pueden constatar que se produce. Hay muchas formas de percibirla. Por las dificultades que tiene el preso con los abogados de la organizaci¨®n, por determinadas actitudes... Hay par¨¢metros objetivables y que implican que esa persona est¨¢ saliendo de la disciplina.
P. ?No har¨¢ falta una declaraci¨®n formal de desvinculaci¨®n?
R. La declaraci¨®n m¨¢s o menos formal se exigir¨ªa ya para el traslado a una prisi¨®n vasca. Pero las evoluciones no son de la noche a la ma?ana; son paulatinas.
P. ?Es posible la reinserci¨®n de terroristas?
R. Es una obligaci¨®n que tiene la administraci¨®n penitenciaria con independencia de lo dif¨ªcil que resulte y de los resultados que produzca. Y s¨ª hay reinserciones posibles, como el caso de Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina, Txelis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Presos ETA
- El final de ETA
- ?ngel Yuste Castillejo
- Josu Uribetxeberria Bolinaga
- Pol¨ªtica penitenciaria
- Presos terroristas
- PP
- Instituciones penitenciarias
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Beneficios penitenciarios
- ETA
- Lucha antiterrorista
- Espa?a
- Grupos terroristas
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica
- Terrorismo
- R¨¦gimen penitenciario
- Salud
- Justicia