Mas se ver¨¢ con Rajoy sin aclarar el dilema de pacto fiscal o independencia

El ¨®rdago de la semana pasada lanzado por Artur Mas (CiU) reclamando un Estado propio para Catalu?a ha dinamitado la agenda pol¨ªtica y abre la puerta a un escenario de desenlace imprevisible. Tanto por la ambig¨¹edad deliberada con la que el presidente de la Generalitat ha insistido en su reclamaci¨®n ¡ªsin citar en ning¨²n momento la palabra independencia¡ª, como por las innumerables ¡°preguntas sin respuesta¡± que se plantean a partir de ahora hasta culminar este proceso, en expresi¨®n empleada por el propio Mas en su declaraci¨®n institucional del pasado 12 de septiembre.

Si el pacto fiscal era la gran apuesta pol¨ªtica de CiU en esta legislatura, la reclamaci¨®n de un Estado propio parece haberla arrasado de manera similar al efecto de un tsunami. Y es en ese nuevo escenario en el que el presidente de la Generalitat se entrevistar¨¢ el pr¨®ximo jueves con Mariano Rajoy para exponerle la propuesta de financiaci¨®n para Catalu?a que avalan, adem¨¢s de los nacionalistas de CiU, los independentistas de ERC, los ecosocialistas de Iniciativa-Esquerra Unida y el PSC en buena parte.

Los socialistas entienden que no se puede estar en misa y repicando y exigen a Mas que opte entre el pacto fiscal o la independencia. Lo primero es para quedarse en Espa?a, lo segundo para irse, dice el PSC.

Mas no lo ve as¨ª e insiste en que se puede reclamar la hacienda propia como primer paso para lograr la secesi¨®n. ¡°Sin soberan¨ªa fiscal no hay soberan¨ªa pol¨ªtica¡± dice el l¨ªder de CiU. Desde el PP se le replica que resulta incompatible reclamar del Estado que aporte a la Generalitat 5.023 millones de euros del Fondo de Liquidez Auton¨®mica si la intenci¨®n del Gobierno catal¨¢n es la secesi¨®n.

Por lo dem¨¢s, la reclamaci¨®n del Estado propio no hace sino ahondar en el debate identitario que ha caracterizado la pol¨ªtica catalana desde la restauraci¨®n de la democracia, de manera que el eje derecha-izquierda siempre ha resultado secundario. Ni siquiera en los siete a?os de Gobiernos tripartitos, en los que el debate sobre el Estatuto ensombreci¨® la labor de los dos Gobiernos de izquierdas.

El Ejecutivo de Artur Mas fue el primero que empez¨® a aplicar los recortes en sanidad y salud, y en Catalu?a se ha iniciado el curso escolar de este a?o con 3.000 maestros menos y 30.000 alumnos m¨¢s. Es la comunidad donde est¨¢n aumentando a pasos agigantado las listas de espera y cerrando plantas de hospital, pero nada de eso forma parte del debate pol¨ªtico actual. Lo ocup¨® unos meses para la izquierda, pero la habilidad del nacionalismo por tirar mano de la herencia recibida del tripartito como la explicaci¨®n de todos los males y la reclamaci¨®n de m¨¢s dinero para Catalu?a para evitar hacer m¨¢s recortes sirvi¨® para rebatir esas cr¨ªticas.

La diferencia del ¨®rdago de Mas respecto a otras reclamaciones hist¨®ricas del nacionalismo catal¨¢n es que el presidente de la Generalitat dijo el pasado d¨ªa 14 en Madrid lo mismo que la v¨ªspera en Barcelona. ¡°Es un punto de no retorno, como cuando despega un avi¨®n¡±, en palabras del notario Juan Jos¨¦ L¨®pez Burniol.

Otra de las inc¨®gnitas que se abren es el efecto que puede tener la reclamaci¨®n del Estado propio en los resultados electorales. Si, como parece, Mas ha hecho suya la causa independentista, la sangr¨ªa de votos a Esquerra Republicana parece inevitable, lo que allanar¨ªa el camino a una previsible mayor¨ªa absoluta de CiU. Queda por ver c¨®mo se repartir¨ªa el pastel del electorado no independentista, con un PSC desorientado y sin liderazgo claro y un PP que jugar¨ªa sin rubor la carta del espa?olismo m¨¢s tradicional.