Un modelo federal para la convivencia
El presidente andaluz pide avanzar hacia un Estado federal
El objetivo ¨²ltimo de la pol¨ªtica es facilitar la convivencia entre los ciudadanos y tratar de solucionar los conflictos sin provocar otros mayores. Hace 34 a?os los espa?oles lo supimos hacer de forma admirable. La reciente muerte de Santiago Carrillo nos lo ha recordado. Convivir es compartir y renunciar a parte de nuestras aspiraciones aunque no a nuestros sentimientos ni a nuestros sue?os. Tampoco a seguir luchando por hacerlos realidad.
Todo lo dicho deber¨ªa resultar obvio, si no fuera porque la crisis nos ha tra¨ªdo un estado de excepci¨®n econ¨®mico que nos est¨¢ poniendo en cuesti¨®n muchas de las certezas del pasado sin llevarnos a otras nuevas; que est¨¢ poniendo en riesgo los pilares m¨¢s importantes de nuestra convivencia como pueblo. Se nos dice, y es cierto, que la Constituci¨®n no est¨¢ escrita en piedra. Sus reglas de convivencia no son inmutables. Se pueden reformar. Pero hag¨¢moslo con el mismo consenso con el que nacieron y con el que se han mantenido vigentes.
El Estado de las autonom¨ªas y el modelo social fueron los consensos b¨¢sicos que anudaron el lazo de la Constituci¨®n de 1978 desde sus dos primeros art¨ªculos. Y creo que uno y otro han sido los pilares m¨¢s firmes de nuestra convivencia. La convergencia econ¨®mica y el desarrollo de un Estado del Bienestar que nos fortaleci¨® en la igualdad de oportunidades son un logro compartido y propiciado por esta forma de descentralizaci¨®n pol¨ªtica.
Han pasado m¨¢s de treinta a?os y el modelo auton¨®mico sigue abierto y sin un desenlace que pueda verse por todos de la misma forma. El paso del tiempo obliga sin duda a actualizarlo, pero tambi¨¦n a cerrarlo con una idea clara sobre el punto de llegada. Se tratar¨ªa ahora de pasar de la fase de construcci¨®n a otra de cooperaci¨®n institucional que desemboque en un modelo federal capaz de garantizar la igualdad en la diversidad de todos los espa?oles, el respeto a las singularidades y de reforzar las l¨ªneas de actuaci¨®n conjuntas en el objetivo compartido del crecimiento del empleo y la consolidaci¨®n de nuestro modelo de bienestar social.
Los pa¨ªses m¨¢s avanzados y desarrollados tienen una estructura federal m¨¢s o menos descentralizada. Estoy convencido de que en Espa?a seremos capaces de forjar un ampl¨ªsimo consenso sobre un modelo de organizaci¨®n territorial en el que todos podamos sentirnos c¨®modos. Un modelo con mayor cooperaci¨®n entre los distintos niveles territoriales, m¨¢s subsidiariedad y m¨¢s federalismo en la formaci¨®n de la voluntad del conjunto.
Para que este modelo funcione es necesario disponer del marco pol¨ªtico adecuado para el debate democr¨¢tico y la colaboraci¨®n. No resulta l¨®gico que, en un sistema como el nuestro, las distintas comunidades aut¨®nomas no tengan la oportunidad de implicarse en la legislaci¨®n que les afecta o un foro permanente de di¨¢logo institucional para expresar sus puntos de vista y sus aportaciones al conjunto. Ese ha de ser el papel de una C¨¢mara territorial como el Senado.
Andaluc¨ªa, que se siente parte importante de Espa?a y que se reconoce con el mismo derecho que Catalu?a, Pa¨ªs Vasco o Galicia a tener identidad y autogobierno propios, se siente muy c¨®moda en un proyecto de pa¨ªs que pueda garantizar la igualdad de derechos de todos los espa?oles, vivan donde vivan, y quiere avanzar, al mismo tiempo, en el perfeccionamiento de un Estado Federal cooperativo que respete las diferencias y singularidades de un patrimonio tan extraordinario como el nuestro.
Queremos ser parte importante en este recorrido que hemos de hacer, para culminar ese modelo de Estado del que todos nos sintamos corresponsables y convencidos de que luchando por nuestra comunidad en un proyecto compartido damos m¨¢s solidez al conjunto. Lo hicimos en Andaluc¨ªa el 28 de febrero de 1980, que fue no solo el d¨ªa en que se culminaba la lucha por la autonom¨ªa andaluza. Fue, adem¨¢s, y sobre todo, la manifestaci¨®n de nuestra capacidad para hacer Espa?a desde el progreso, la singularidad y la igualdad de oportunidades.
De esta, como de otras crisis, saldremos. Luchemos por no dejarnos en el camino lo mejor de nosotros mismos. El federalismo es la mejor forma de sentir nuestra propia identidad y compartir un proyecto com¨²n de convivencia y sin exclusiones.
Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n Mart¨ªnez? es presidente de la Junta de Andaluc¨ªa y presidente del PSOE.
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