Juan muri¨® al intentar salvar a una ni?a
La rambla sembr¨® de muerte el municipio murciano de Puerto Lumbreras La riada dej¨® tres muertos en la localidad: un hombre, su nieta y el h¨¦roe que les ayudaba
Juan Asensio ¡ªJuan el alba?il, como se le conoce en El Esparragal¡ª se lanz¨® en medio de la riada para evitar que la fuerza del agua se llevara por delante a una ni?a de nueve a?os. A¨²n no se conoce exactamente qu¨¦ es lo que ocurri¨®. Lo ¨²nico que ha trascendido es que fue su intento de salvarla lo que acab¨® por arrastrarle a ¨¦l tambi¨¦n. Eso es lo que ha relatado el hermano de la menor, un ni?o de 11 a?os, que en medio del torrente y agarrado a una farola o a una alambrada ¡ªlas versiones difieren¡ª pudo aguantar contra la corriente hasta ser rescatado. Desde all¨ª vio desaparecer a Juan, a su hermana y a su abuelo, las tres personas que murieron en la tormenta del viernes en Puerto Lumbreras.
Hay un dicho en esta localidad de 18.000 habitantes, al suroeste de Murcia, que salta como un resorte en las conversaciones de los lumbrerenses: ¡°Cada 40 a?os, la rambla saca sus escrituras¡±. Fue lo que ocurri¨® el viernes, que la rambla de Nogalte, un r¨ªo seco que recorre la zona y en el que confluyen otras ramblas, vino a remarcar sus lindes con toda el agua que hab¨ªa estado cayendo desde las seis de la ma?ana en los montes, unos 215 litros por metro cuadrado. Cuando la tierra no pudo tragar m¨¢s, el r¨ªo se desbord¨®, destrozando todo lo que encontraba a su paso.
No hab¨ªa pasado algo as¨ª desde el 19 de octubre de 1973. La riada entonces se trag¨® a un centenar de personas. ¡°Esta vez no ha sido tan fuerte porque el r¨ªo est¨¢ mejor encauzado. Ya no hay tantas casas cerca¡±, dice un anciano en la puerta de un bar a la entrada del pueblo.
Pese a no ser tan mort¨ªfera como la vez anterior, la riada del viernes ha destrozado coches, retamas, olivos, cables de alta tensi¨®n y algunas casas y ha dejado al pueblo con una p¨¦rdidas todav¨ªa incalculables y un paisaje embarrado que tardar¨¢ a¨²n un tiempo en recuperar su aspecto habitual.
Miguel iba en su coche con sus dos nietos y se encontr¨® el torrente de frente
Lo m¨¢s doloroso para los habitantes de Puerto Lumbreras fue la muerte de los tres vecinos del Esparragal, una pedan¨ªa de la localidad. El viernes, Miguel regresaba a casa en un viejo Mercedes con sus dos nietos, una ni?a de nueve a?os y un ni?o de 11. En su ruta se encontr¨® con una de las ramblas anegadas. Tom¨® nuevamente el camino del colegio y trat¨® de utilizar otra carretera. Fue entonces cuando se encontr¨® de frente con el torrente de agua que proced¨ªa de la rambla m¨¢s grande, la de Nogalte. Cerca de all¨ª estaba Juan Asensio, tambi¨¦n vecino del Esparragal y al que le un¨ªan lazos familiares con Miguel (las mujeres de ambos son primas). El ni?o vio como el agua arrastraba al abuelo primero y a Juan y a la ni?a despu¨¦s.
Juan Asensio se lanz¨® al agua para intentar salvar a la ni?a
Las familias de todos ellos pasaron el d¨ªa de ayer en uno de los dos tanatorios de Lorca, a unos 15 kil¨®metros de all¨ª. Otro Juan, Juan P¨¦rez, cu?ado del que intent¨® salvar a la menor, hac¨ªa esfuerzos in¨²tiles por contener las l¨¢grimas mientras hablaba. ¡°Era valiente. Su gesto le define. Ten¨ªa un gran coraz¨®n. Estaba casado. Ten¨ªa dos hijos y dos nietos. Le gustaba hacer vino y juntarse con su gente¡±, resumi¨® en pocas palabras el joven, mientras otros familiares trataban de consolarlo. ¡°Supongo que otros habr¨ªan hecho lo mismo, nunca se sabe¡±, concluy¨® P¨¦rez.
Juan Asensio fue ayer el h¨¦roe de una jornada marcada por la tragedia, en la que llovi¨® mucho menos que el d¨ªa anterior. El sol estuvo arrim¨¢ndose durante toda la ma?ana hasta que termin¨® por despejar de nubes la comarca. Algunos en Puerto Lumbreras segu¨ªan achicando agua de sus comercios y sus viviendas. Las m¨¢quinas no pararon de pasar una y otra vez por la rambla para tratar de alisar un terreno lleno de piedras y ¨¢rboles muertos. En general, todos estaban de acuerdo en que las p¨¦rdidas no hab¨ªan sido tan traum¨¢ticas como en la riada del 73.
Agarrado a una farola, el hermano de 11 a?os vio c¨®mo el agua se los llevaba
Los m¨¢s mayores vivieron la tormenta del viernes con ese recuerdo del pasado. ¡°Me despert¨¦ a las seis de la ma?ana con el ruido. A las ocho era mucho m¨¢s fuerte y a las diez ya fue tremendo. El agua saltaba dos o tres metros por encima de las pasarelas que cruzan la rambla¡±, explic¨® ayer Marcos Salvador Romera, de 60 a?os. ¡°Estuve grabando algunos v¨ªdeos durante un rato, pero en un momento dado la tierra empez¨® a vibrar y me met¨ª en casa¡±.
En un restaurante de las afueras de Puerto Lumbreras, Kati y Mar¨ªa S¨¢nchez segu¨ªan sacando agua. Cerca de all¨ª, el barro cubr¨ªa una casa hasta las ventanas. Ese fue el nivel al que lleg¨® el agua en algunas zonas. En esa vivienda, sus habitantes tuvieron que ser rescatados del tejado. ¡°Nos asustamos mucho¡±, dice Kati, de 42 a?os. ¡°En el restaurante habr¨ªa unos ocho o nueve clientes. A uno le dio un ataque de ansiedad, pero el 112 no pod¨ªa venir hasta aqu¨ª¡±.
En 1973 una riada similar acab¨® con la vida de un centenar de personas
Frente al restaurante, Marcos Salvador Romera recita unos versos de su padre, Buenaventura Romera, maestro y poeta del pueblo: ¡°Lumbrerenses: nunca en pos / vayas de lo que no es tuyo / dale a dios lo que es de dios / y a la rambla lo que es suyo¡±.
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