C¨®moda posici¨®n para Urkullu
No es posible una mayor¨ªa de bloqueo contra el candidato del PNV porque ni PSE y PP la suman ni tampoco el PSE y EH Bildu
Estaba escrito que las primeras elecciones vascas tras el fin de ETA ser¨ªan las de la lucha por la hegemon¨ªa del nacionalismo entre el PNV y la izquierda abertzale ¡ªen esta ocasi¨®n con la marca EH Bildu¡ª, como las cuatro anteriores lo fueron por la disputa entre los bloques nacionalista y no nacionalista. En esta primera liza, el PNV se ha impuesto claramente a EH Bildu, aunque esta ¨²ltima ha logrado el mayor ¨¦xito de su historia.
En el ¨¦xito del nacionalismo se han alineado todos los astros, que simult¨¢neamente se han colocado en contra de los partidos no nacionalistas. La izquierda abertzale se ha beneficiado de la capitalizaci¨®n pol¨ªtica del final de ETA; de la in¨¦dita agrupaci¨®n de todos los partidos desperdigados de la izquierda abertzale (antigua Batasuna, Eusko Alkartasuna, Aralar...) en una ¨²nica candidatura; de la explotaci¨®n del victimismo con el regalo del Estado de mantener a Arnaldo Otegi en la c¨¢rcel; de su cambio de imagen; de la presencia de caras nuevas y, como contraste, del fuerte desgaste por la crisis general econ¨®mica y pol¨ªtica de los dos partidos constitucionalistas, PSE y PP, uno gobernante en Euskadi y el otro en Espa?a. Es muy dif¨ªcil que la izquierda abertzale pueda disponer en el futuro de unas condiciones tan favorables como en esta ocasi¨®n.
El PNV se ha beneficiado del voto ¨²til de una parte del electorado del PSE y del PP. Sin embargo, se va a dar la singularidad de que el nacionalismo vasco no va a utilizar su hist¨®rica y abrumadora mayor¨ªa, al menos a corto y medio plazo, para dar un salto soberanista, como pretende Artur Mas en Catalu?a. I?igo Urkullu, ganador de estas elecciones, tiene fresco en la memoria el fracaso del plan soberanista del lehendakari Ibarretxe, que le hizo perder la centralidad y le desaloj¨® de Ajuria Enea. No quiere repetir la historia.
Adem¨¢s, la gravedad de la crisis econ¨®mica, que se est¨¢ cebando con retraso en el Pa¨ªs Vasco, hace que Urkullu se reafirme en la centralidad ¡ªcon la lucha contra la crisis como prioridad¡ª, lo que le permite marcar distancias con la izquierda independentista, con un programa econ¨®mico muy naif. Lo confirm¨®, ayer, en su discurso tras conocer su triunfo electoral. Urkullu reafirmar¨¢ esa diferencia para tratar de ganar a largo plazo la batalla por la hegemon¨ªa nacionalista frente a una izquierda abertzale con el soberanismo como principal bandera.
Urkullu se encuentra en una posici¨®n c¨®moda para gobernar. No es posible una mayor¨ªa de bloqueo contra ¨¦l, porque ni el PSE y PP la suman ni tampoco el PSE y EH Bildu, por lo que puede funcionar, al menos en una primera fase, con pactos puntuales. Pero la segunda posici¨®n de EH Bildu s¨ª tendr¨¢ un efecto en la consolidaci¨®n del final de ETA. Urkullu va a tener una fuerte presi¨®n para agilizar desde Euskadi la revisi¨®n de la legislaci¨®n y la pol¨ªtica penitenciaria en relaci¨®n los presos de ETA y para adaptarla a la nueva etapa de cese definitivo de la violencia. Adem¨¢s, est¨¢ en su programa. Esa presi¨®n recaer¨¢, finalmente, sobre Rajoy.
El PSE y PP han sido v¨ªctimas del voto ¨²til a favor del PNV contra Bildu y de la desafecci¨®n pol¨ªtica debida a la crisis. El PSE, adem¨¢s, tiene pendiente una renovaci¨®n interna, sobre todo, en ?lava.
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