Horizonte de impotencia
La situaci¨®n del PSOE no es solo un problema para los socialistas, sino para toda la sociedad
A la izquierda espa?ola le est¨¢ ocurriendo en esta segunda d¨¦cada del siglo XXI algo parecido a lo que le ocurri¨® a la derecha en la d¨¦cada de los 80 del siglo pasado. Tras haber pilotado la Transici¨®n, UCD fracas¨® al enfrentarse con el segundo problema constituyente de la sociedad espa?ola, la articulaci¨®n territorial del Estado, y tras el resultado del refer¨¦ndum de ratificaci¨®n de la iniciativa auton¨®mica del 28 de febrero de 1980 en Andaluc¨ªa, inici¨® un proceso de descomposici¨®n, que condenar¨ªa a la derecha espa?ola a una traves¨ªa del desierto, de la que ¨²nicamente empezar¨ªa a salir con las elecciones municipales y auton¨®micas de 1991.
Fue una d¨¦cada de impotencia. La derecha espa?ola tuvo que reinventarse, que refundarse como PP, dejando atr¨¢s la AP de los ¡°siete magn¨ªficos¡±, tuvo que pasar por el fracaso de la renovaci¨®n del liderazgo de Hern¨¢ndez Mancha en 1986 antes de encontrar una respuesta en el Congreso de Sevilla de 1989 con la elevaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a la presidencia del partido reci¨¦n refundado. A partir de ese momento, la derecha espa?ola empez¨® a disponer de un partido con capacidad para ser un partido de gobierno reconocido como tal por la sociedad espa?ola. Tard¨® siete a?os, hasta 1996, en convertirse en el Gobierno.
Me parece que el PSOE tiene que prepararse para hacer frente a una crisis de larga duraci¨®n. De la misma manera que desde febrero de 1980 UCD dej¨® de ser una referencia de gobierno para la sociedad espa?ola, el PSOE lo ha dejado de ser desde mayo de 2010. No es previsible que el PSOE se disuelva como partido y sea sustituido en el espacio de la izquierda por otro distinto, como ocurri¨® en la derecha en los a?os 80 del siglo pasado. Pero s¨ª es probable que tenga que pasar bastantes a?os recomponi¨¦ndose ideol¨®gica y org¨¢nicamente antes de volver a ser reconocido por la sociedad espa?ola como partido de gobierno.
En mayo de 2010 se produjo una ruptura del v¨ªnculo que un¨ªa al PSOE con la sociedad espa?ola, que hab¨ªa sido el v¨ªnculo pol¨ªticamente dominante desde el comienzo de la Transici¨®n. Tanto cuando estaba en el Gobierno como cuando estaba en la oposici¨®n, el PSOE hab¨ªa sido reconocido por la sociedad espa?ola como el partido central de la democracia. De ah¨ª la relativa facilidad con que se recuper¨® de la sucesi¨®n traum¨¢tica del liderazgo de Felipe Gonz¨¢lez.
Desde mayo de 2010 ya no es as¨ª. La sociedad espa?ola comprob¨® que el PSOE no ten¨ªa una respuesta propia a la altura de un momento tan dram¨¢tico como el que la crisis hab¨ªa generado. Tuvo que hacer suya una respuesta a la crisis en la que no cre¨ªa. Con ello se qued¨® sin presente y, lo que es peor, se qued¨® sin proyecto de futuro con credibilidad. Es lo que explica los resultados electorales desde entonces. Con la excepci¨®n de los resultados andaluces y asturianos, que han sido eso, una excepci¨®n, la ruptura de la relaci¨®n de confianza de la sociedad espa?ola con el PSOE se ha ido haciendo cada vez m¨¢s intensa. Las recientes elecciones en Galicia y Pa¨ªs Vasco son el ¨²ltimo bot¨®n de muestra. Y todo apunta a que lo mismo va a ocurrir en Catalu?a, que no se puede olvidar que es, para el socialismo espa?ol, m¨¢s que Galicia y el Pa¨ªs Vasco juntos.
Los socialistas tienen que ir interiorizando que van a tener que hacer frente a un horizonte de impotencia de duraci¨®n indefinida. Impotencia que comporta la aceptaci¨®n de muchas frustraciones e incluso humillaciones. Comprendo que para un partido que ha tenido una posici¨®n central en la articulaci¨®n democr¨¢tica de Espa?a, y cuyos dirigentes y militantes casi no tienen otro recuerdo que ese, sea muy dif¨ªcil adaptarse a esta nueva situaci¨®n. Pero as¨ª es. Hay que trabajar no esperando ver el resultado del trabajo que se est¨¢ haciendo, porque el resultado del trabajo lo acabar¨¢n viendo otros.
En todo caso, lo preocupante no es lo que le est¨¢ ocurriendo al PSOE, sino el desequilibrio que se ha producido en el sistema pol¨ªtico espa?ol como consecuencia del hundimiento socialista y el debilitamiento de dicho sistema como consecuencia de este desequilibrio. A diferencia de lo que ocurri¨® en los a?os 80 del siglo pasado, en los que el hundimiento de UCD fue compensado por un fortalecimiento extraordinario del PSOE, ahora no es as¨ª. Como hemos podido comprobar en Galicia y Pa¨ªs Vasco, el hundimiento del PSOE ha ido acompa?ado de un debilitamiento del PP. Los tres esca?os de Galicia son de la f¨®rmula d¡¯Hondt y no del voto popular. Las ¨²nicas que progresan en este momento son las fuerzas que est¨¢n poniendo en cuesti¨®n la integridad territorial del Estado. La impotencia del PSOE no es, en consecuencia, un problema para los socialistas exclusivamente, sino para el conjunto de la sociedad espa?ola.
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