Dos preguntas para el 25-N
Despu¨¦s de las elecciones, la tarea a gestionar ser¨¢ de una magnitud sin comparaci¨®n con la de los ¨²ltimos treinta a?os
Dos dif¨ªciles preguntas desaf¨ªan a electores y partidos ante las elecciones catalanas del 25-N. La primera deriva de la gran crisis socioecon¨®mica y, a la vez, de las traum¨¢ticas pol¨ªticas gubernamentales que pretenden contrarrestarla con grave da?o para los derechos sociales de los m¨¢s d¨¦biles y en ¨²ltimo t¨¦rmino para la econom¨ªa productiva del pa¨ªs. La segunda pregunta arranca del grave enfrentamiento entre dos proyectos pol¨ªticos contrapuestos: la defensa del statu quo constitucional asumida en Espa?a por una potente mayor¨ªa pol¨ªtica y la reclamaci¨®n de un cambio profundo de este statu quo, reivindicado -con todas sus variantes- por una amplia y creciente mayor¨ªa en Catalu?a.
Son dos interrogantes de enorme envergadura que nadie puede eludir a estas alturas. Est¨¢n abiertos ya desde hace demasiados a?os: desde que estalla la crisis de un modelo econ¨®mico insostenible manejado por el capitalismo financiero y desde que fueron solemnemente rechazadas las insistentes demandas catalanas de actualizar el pacto constitucional de 1978. La coincidencia temporal de ambos desaf¨ªos no es excusa ahora para ocultar una cuesti¨®n y concentrarse solamente en la otra. Las futuras elecciones no ser¨¢n ¨²nicamente un plebiscito virtual sobre una propuesta ¡°soberanista¡± para salir del callej¨®n sin salida constitucional. Pero dichas elecciones tampoco podr¨¢n reducirse solo a un pronunciamiento sobre la pol¨ªtica de recortes y el injusto modelo de desigualdad y de pobreza que dichas pol¨ªticas est¨¢ consolidando para muchos a?os.
La cita electoral plantea, pues, una doble alternativa. ?A favor o en contra de pol¨ªticas gubernamentales que llevan a la demolici¨®n m¨¢s o menos camuflada de todo un sistema de derechos sociales y econ¨®micos? ?A favor o en contra de que los catalanes puedan optar democr¨¢ticamente entre la congelaci¨®n de su actual forma de gobierno y una reforma radical de la misma? Estas son las dos preguntas que piden ahora respuesta electoral.
Corresponde, por tanto, a los partidos que solicitan el voto clarificar sus posiciones. En ambas cuestiones. Es probable que haya fuerzas pol¨ªticas que no revelen sus respuestas en una de ellas o en ninguna de las dos. Porque no saben qu¨¦ decir, porque no quieren decirlo o porque no quieren decirlo abiertamente. En este caso, los electores no deber¨ªan otorgarles su confianza. Otras formaciones pueden inclinarse por dar respuesta categ¨®rica a una de las preguntas, pero dejando la otra en la penumbra o en la ambig¨¹edad: tampoco puede confiarse en ellas porque el momento no permite que quienes se postulan como futuros dirigentes del pa¨ªs intenten enmascarar sus intenciones sobre ninguna de las dos graves cuestiones que tiene pendientes.
Finalmente, pueden darse candidaturas que expresen de forma razonablemente precisa cu¨¢l es su posici¨®n en ambos temas: son las que deber¨ªan contar con la adhesi¨®n de los ciudadanos. Ser¨¢n posiciones diversas y contrapuestas, pero reflejar¨¢n con mayor precisi¨®n el pluralismo de la sociedad catalana. El elector deber¨¢ estar particularmente atento para detectar qu¨¦ partidos intentan escamotear una definici¨®n de su proyecto en la doble dimensi¨®n del escenario pol¨ªtico actual. Y para ello se har¨¢ necesario superar la desgana que provoca el pobre espect¨¢culo de las campa?as.
Pero la ocasi¨®n exige dominar dicha desgana. La coyuntura reclama responsabilidad a todos. Tambi¨¦n a los ciudadanos. Despu¨¦s de las elecciones del 25-N, la tarea a gestionar ser¨¢ de una magnitud y de una dificultad sin comparaci¨®n con la de los ¨²ltimos treinta a?os, tal vez superior incluso a la de la primera legislatura del parlamento catal¨¢n. Catalu?a se enfrentar¨¢ probablemente a un itinerario pol¨ªtico y socioecon¨®mico de alcance hist¨®rico que repercutir¨¢ sin duda en toda Espa?a. En el curso de dicho itinerario se evitar¨¢ o se consumar¨¢ la liquidaci¨®n de importantes avances sociales, gravemente erosionados ahora por los planteamientos neoliberales dominantes. Y de manera simult¨¢nea se abrir¨¢ una complicad¨ªsima negociaci¨®n para definir un nuevo proyecto de Catalu?a como sujeto pol¨ªtico que satisfaga a la mayor¨ªa de sus ciudadanos. Confiar ambas responsabilidades a fuerzas pol¨ªticas que no hayan revelado con claridad suficiente sus respectivas hojas de ruta ser¨ªa votar a ciegas y comportar¨ªa una dimisi¨®n colectiva de consecuencias destructivas para el futuro de Catalu?a y para los derechos de sus ciudadanos.
?Josep M. Vall¨¨s es catedr¨¢tico em¨¦rito de Ciencia Pol¨ªtica (UAB)
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