La escalera de los desalojos
Historia de una casa de Getafe con un banco de por medio
En 45 a?os, la vivienda n¨²mero 1 de la calle del doctor Barraquer, 23, en Getafe (Madrid), ha tenido cuatro propietarios, entre ellos un banco. Magdalena, la segunda due?a que tuvo el piso, sigue viviendo en el mismo edificio, pero de alquiler justo encima de su antigua casa. A Magdalena cada vez le cuesta m¨¢s subir los pelda?os de la escalera. Desde hace un a?o y medio arrastra el peso de las deudas, dos desahucios y una hija en paro que ha vuelto a vivir con ella. Cada vez que pisa los escalones debe lidiar tambi¨¦n con la fuerza del recuerdo y, aunque se proponga pasar de largo, siempre acaba por mirar de reojo la puerta de su antigua casa.
Son muchos los momentos que ha pasado en ella. ¡°Entr¨¦ a vivir con mis dos hijas en 1976. Isabel, la peque?a, ten¨ªa menos de un a?o. Yo me acababa de quedar viuda¡±, recuerda. Ella se la compr¨® a su amiga Eugenia, que dej¨® el bloque al tocarle la loter¨ªa. Con el dinero que Eugenia gan¨® del premio y con la venta del piso, ella y su marido se trasladaron a la avenida de las Ciudades, n¨²mero 40, a un piso m¨¢s grande, a tan solo unas manzanas de la calle donde vivieron durante nueve a?os. El matrimonio hab¨ªa comprado la vivienda a la constructora espa?ola Pryconsa, en 1967. Esta fue otra ¨¦poca dorada para la industria del ladrillo, en diez a?os Getafe pas¨® de tener 69.000 a 124.000 vecinos. Mucho ha cambiado el paisaje urbano en el barrio desde entonces. Antes los bloques de edificios de la vivienda de Magdalena daban a un descampado. Desde hace una d¨¦cada hay un parque infantil y un par de edificios nuevos.
En su nueva casa de alquiler, a Magdalena no le falla la memoria al contar que fue su hermano menor quien le anim¨® a comprar la vivienda. ¡°La casa me cost¨® 1.800.000 pesetas (casi 11.000 euros, sin actualizar). Di 800.000 de entrada y el resto lo pagu¨¦ a plazos. Cada mes entregaba a Eugenia 12.000 pesetas (72 euros), a los siete a?os sald¨¦ toda la deuda¡±, explica orgullosa.
Hasta hace dos a?os, Magdalena disfrut¨® de una vida sin mayores sobresaltos. Vio c¨®mo sus dos hijas se hicieron mayores, consiguieron trabajo y se marcharon de casa. En 2007, en plena burbuja financiera, Isabel Torres, la menor, se compr¨® una vivienda unifamiliar con piscina en una urbanizaci¨®n en Camarena (Toledo) valorada en 110.000 euros. La asesor¨ªa financiera ?picas hizo de intermediaria entre Isabel y el banco, General Electric. Como Isabel ten¨ªa un contrato temporal, su madre le aval¨® con su casa de Getafe. El banco tas¨® la vivienda en 218.249 euros. Isabel firm¨® un pr¨¦stamo de 90.000 euros. Se lo gestionaron con rapidez a pesar de que ella no especific¨® ingresos ya que ten¨ªa un contrato temporal de camarera de dos meses y su marido, vigilante de seguridad, ganaba 900 euros ampliables en funci¨®n de las guardias. Le dijeron que pagar¨ªa unos 400 euros al mes pero que deber¨ªa avalar tambi¨¦n con la casa de la madre. Con el tiempo descubri¨® que la factura ascender¨ªa a 111.000 al sumarle todos los gastos.
Los problemas financieros se agravaron cuando Isabel dej¨® de trabajar en 2008. En 2009 el banco le embarg¨® el piso de Toledo por impago. Isabel volvi¨® a casa de su madre, a Getafe. ¡°Lo m¨¢s duro de todo fue contarle a mi madre que su vivienda tambi¨¦n corr¨ªa peligro¡±, dice apesadumbrada Isabel. Ella luch¨® para que su madre no pasara por el mismo trance. En 2010 empez¨® el peregrinaje de las dos mujeres por los juzgados de Getafe. Consiguieron paralizarlo tres veces. Les reclamaban 111.210 euros de pr¨¦stamo, m¨¢s 12.000 de intereses, m¨¢s 36.000 de gastos y costas. Madre e hija quedaron en la calle. Una vecina les ofreci¨® alquilar una habitaci¨®n en el mismo edificio del que les hab¨ªan echado por 250 euros al mes.
Isabel pertenece a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Getafe. Un paseo de quince minutos por la ciudad bastan para ponerse al d¨ªa de todos los procesos de desahucios que han vivido los vecinos en los ¨²ltimos dos a?os. ¡°En nuestra calle se han producido ya unos cuantos¡±, apunta con el dedo a un par de ventanas. Solo en el edificio donde viven se han ejecutado tres ¨®rdenes de lanzamientos.
En dos de estas viviendas siguen las ventanas bajadas, pero la antigua casa de Magdalena ya tiene nuevos propietarios, un matrimonio de treinta?eros con dos hijos peque?os. ?l es argentino, ella italiana. Llevan en Madrid m¨¢s de 11 a?os viviendo de alquiler. La pareja encontr¨® la oferta en el portal web de Tecnocasa. Ped¨ªan por la casa 75.000 euros, al final la compraron al banco por 55.000. Ya no queda nada de como era antes. Ahora es un espacio di¨¢fano, han tirado los muros y han pintado de color verde las paredes del comedor y de rojo las de la cocina. Todo es nuevo. ¡°Mi marido es muy manitas y con un la ayuda de un amigo la hemos reformado¡±, explica Anna.
La pareja no ha querido contraer ninguna deuda con el banco, compraron la casa al contado con la ayuda de su familia. ¡°No supimos que era una casa embargada hasta que firmamos el contrato. En ¨¦l le¨ªmos que el propietario era General Electric. Nos dio mucha pena cuando conocimos la historia de Magdalena. De su experiencia hemos aprendido otra lecci¨®n, nunca avalaremos a nuestros hijos con una propiedad¡±, argumenta.
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