Un pa¨ªs maravilloso para Manuel
El capit¨¢n Gaya escribi¨® al embajador de M¨¦xico en Par¨ªs a los 22 a?os para pedir el exilio M¨¢s de setenta despu¨¦s, EL PA?S recupera su carta y la comparte con ¨¦l
Manuel Gaya Canalda ten¨ªa la misma edad que su nieto Eduardo, 22 a?os, cuando escribi¨® al embajador de M¨¦xico en Par¨ªs pidi¨¦ndole que le permitiese huir a ese sitio que nunca hab¨ªa pisado. Era marzo de 1939 y alegaba como motivos, con caligraf¨ªa elegante, su situaci¨®n de refugiado republicano en Francia y ¡°la voluntad inquebrantable de no regresar en forma alguna a la Espa?a Nacionalista¡±.
Eduardo no da cr¨¦dito cuando escucha a su abuelo leer su propia carta. ¡°Era todo un hombre dispuesto a irse a otro continente¡±. Otro de sus nietos, Mauricio, escribi¨® a este peri¨®dico para intentar hallar la misiva. EL PA?S la encontr¨® entre las m¨¢s de 7.000 peticiones conservadas en el Archivo Hist¨®rico Diplom¨¢tico de la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores mexicana, resumidas en una serie publicada a lo largo de la semana pasada. La s¨²plica de Manuel era parecida a la de muchos republicanos, pero ¨¦l es de los pocos remitentes que siguen vivos.
Eduardo no da cr¨¦dito cuando escucha a su abuelo leer su propia carta. ¡°Era todo un hombre dispuesto a irse a otro continente¡±
Este catal¨¢n de 96 a?os hab¨ªa pasado hasta entonces seis meses en el campo de refugiados de Argel¨¨s-sur-Mer (al sur de Francia). ¡°Campo de concentraci¨®n¡±, prefiere llamarlo ¨¦l, como muchos de los exiliados. ¡°All¨ª pas¨¦ las de Ca¨ªn¡±, resume ahora en el sal¨®n de su casa de Ciudad de M¨¦xico, reci¨¦n salido del hospital y arropado por su segunda mujer y algunos de sus nietos. Con guantes de cuero negro y bufanda, pero muy l¨²cido. "Estoy enfermo. Enfermo de 96 a?os, eso no se cura".
¡°Le ped¨ª permiso [para el traslado a M¨¦xico] al capit¨¢n franc¨¦s. Me dijo que no pod¨ªa d¨¢rmelo, que yo estaba ya considerado oficial del Ej¨¦rcito franc¨¦s. Al poco recib¨ª otra llamada, que pod¨ªa viajar en el segundo barco, pero tampoco fui. Recib¨ª de nuevo una carta de Par¨ªs diciendo que la ¨²ltima oportunidad de salir de Francia era con el Mexique el d¨ªa 14 de julio [¡]¡±. Subi¨® al barco despu¨¦s de todos los pasajeros y durante el trayecto sabore¨® los primeros tragos de libertad al disponer de alg¨²n dinero para tomarse un caf¨¦ o comer bien.
Miles de personas nos recibieron en el puerto de Veracruz con banderas y al grito de '?Viva la Rep¨²blica!"
Se acuerda con precisi¨®n de lugares, nombres y apellidos, y repasa su vida sin asomo de tristeza. Lleg¨® a M¨¦xico en julio. "Miles de personas nos recibieron en el puerto de Veracruz con banderas y al grito de '?Viva la Rep¨²blica!". De Lleida a la guerra, de la guerra a Francia, y de Francia a un pa¨ªs inmenso. "M¨¦xico me encant¨®, me maravill¨®, porque salir de un campo de concentraci¨®n y ver tantas luces, tiendas, comida, restaurantes...". Solo en Morelia (Michoac¨¢n) recuerda que los echaron a patadas de un rancho. ¡°El cura del pueblo hizo un serm¨®n el domingo diciendo que hab¨ªan llegado unos rojos asesinos y peligrosos¡±.
Perito agr¨®nomo, en Michoac¨¢n ense?¨® agronom¨ªa en M¨¦xico, como promet¨ªa al embajador en su carta. Acab¨® siendo agente de seguros (¡°Recib¨ª un premio por haber vendido 134 p¨®lizas en un a?o. Me parec¨ªa que el mundo era m¨ªo¡±) y empresario. Se cas¨® con Rosa Mar¨ªa Garc¨ªa Cortina (¡°Ella me hac¨ªa de ch¨®fer, de secretaria¡ nos llevamos muy bien y fuimos muy dichosos¡±). Tiempo despu¨¦s de quedarse viudo, conoci¨® a Dora, la mujer que hoy se encuentra a su lado y a la que mira y agarra de la mano con ternura cuando se refiere a ella. No pis¨® Espa?a hasta que muri¨® el dictador. ¡°Sin Franco s¨ª pens¨¦ en volver ", recuerda. Su segunda esposa hasta se compr¨® un piso en Barcelona cuando se qued¨® viuda de su primer marido. ¡°Pero los hijos tiran mucho. Ellos ya son mexicanos. Tengo 3 hijos, siete nietos y 16 bisnietos¡±. No en balde, en el sal¨®n de la planta baja de su casa hay ya un ¨¢rbol de Navidad preparado con paquetes de regalo para los m¨¢s peque?os.
Manuel, todav¨ªa militante en la izquierda republicana catalana, repite las palabras ¡°feliz¡± y ¡°maravilloso¡± cuando habla de su experiencia. "Fui un optimista prudente toda la vida. Siempre tuve fe en Dios y las cosas salieron. Y salieron bien". ?Est¨¢ contento en M¨¦xico? ¡°S¨ª, mucho. Y no podr¨¦ corresponder ni pagar nunca lo que este pa¨ªs me ha dado¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.