Alivio en Euskadi tras el fracaso de Mas
Un ¨¦xito rotundo de CiU hubiera supuesto m¨¢s presi¨®n soberanista sobre Urkullu
En septiembre, pocos d¨ªas despu¨¦s de que Artur Mas anunciara la convocatoria de las elecciones catalanas del 25-N con su plan soberanista, el presidente de la Generalitat se reuni¨® con el l¨ªder del PNV y candidato de este partido a las elecciones vascas del 21-O, I?igo Urkullu. En aquel encuentro, Urkullu aclar¨® a Mas que el PNV no iba a seguir su v¨ªa soberanista porque el origen de su problema, el pacto fiscal, era un objetivo logrado en Euskadi con el Concierto Econ¨®mico y, sobre todo, porque la v¨ªa soberanista de la consulta ya la hab¨ªa ensayado su partido siendo lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe, con el consiguiente fracaso.
Al poco, Urkullu inici¨® la campa?a electoral en Euskadi, cuyo debate centr¨® en la salida de la crisis econ¨®mica, mientras el PP y el PSE le atribu¨ªan unas intenciones soberanistas de las que el l¨ªder del PNV no se dio por enterado. En un momento determinado de la campa?a, se limit¨® a recordar que su programa, en su ¨²ltimo apartado, propon¨ªa para 2015 una reforma del Estatuto de Gernika, pactada con todos los partidos vascos y despu¨¦s con el Estado. Pero nada de v¨ªas soberanistas, cuestionadas, adem¨¢s, por Europa.
Por esta misma raz¨®n, el PNV no ha estado presente en la campa?a electoral de Mas ni le ha servido de ejemplo como punta de lanza soberanista, como lo fue en el pasado. La realidad es que se ha producido un intercambio de papeles hist¨®rico entre el nacionalismo catal¨¢n y el vasco. El de CiU se ha radicalizado mientras que el del PNV se ha moderado.
Una raz¨®n de fondo es que el PNV de Urkullu est¨¢ vacunado contra la experiencia soberanista. Y lo que est¨¢ viviendo Mas es, con toda certeza, un d¨¦j¨¤ vu para Urkullu, a quien entre 2005 y 2008 le toc¨® seguir desde primera fila, como l¨ªder del PNV de Vizcaya y luego de todo el partido, la experiencia soberanista del lehendakari Ibarretxe.
Primero fue la votaci¨®n de un nuevo estatuto confederal, de alcance soberanista, propuesto por Ibarretxe, con solo los apoyos del PNV, que fue derrotado en el Congreso de los Diputados en febrero de 2005. Como respuesta, Ibarretxe adelant¨® las elecciones vascas a mayo de ese a?o, con pretensiones similares a las de Mas con la convocatoria del 25-N y, al igual que el presidente catal¨¢n, lejos de ganar m¨¢s apoyos electorales, perdi¨® terreno.
Despu¨¦s vino la propuesta de consulta de Ibarretxe, que el Gobierno socialista recurri¨® ante el Tribunal Constitucional, donde fue derrotada. La aventura termin¨® con el pacto PSE-PP, que desbanc¨® a Ibarretxe tras las elecciones vascas de 2009. En consecuencia, el PNV fue desalojado por vez primera del Gobierno vasco al perder, con Ibarretxe, la centralidad pol¨ªtica. As¨ª termin¨® la aventura soberanista.
El plan de Ibarretxe dividi¨® a la sociedad vasca y la consulta lleg¨® a abrir una fisura en el seno del PNV y a enfrentar al lehendakari con Urkullu y, antes, con Josu Jon Imaz. La cuesti¨®n de fondo es que la mayor¨ªa de la sociedad vasca quiere m¨¢s autogobierno, pero se define por la autonom¨ªa y el federalismo (65%, seg¨²n el Euskobar¨®metro de mayo de 2012), frente a un 24% que est¨¢ por la independencia, y un 6% por el regreso al centralismo.
Urkullu tiene clara la lecci¨®n de que la clave de un gobernante es ocupar la centralidad. Por eso el PNV, que recuperar¨¢ Ajuria Enea a mediados de diciembre, va a centrar su pol¨ªtica en cuestiones pr¨®ximas a los ciudadanos vascos: la salida a la crisis econ¨®mica y la consolidaci¨®n del final del terrorismo de ETA.
En este sentido, el fracaso de Artur Mas, pese a que puede implicarle una mayor dependencia de ERC, lejos de presentar un problema para el nacionalismo del PNV, representa un alivio. Primero, porque ratifica su estrategia realista. Y, adem¨¢s, porque un triunfo de la estrategia de Mas hubiera implicado una mayor presi¨®n soberanista sobre el PNV por parte de Bildu-EH.
El alivio por el fracaso de Mas se extiende, l¨®gicamente, al PSE y al PP. Pero incluso Bildu-EH tampoco simpatiza con Mas y su aventura soberanista, que le ha parecido una jugada oportunista, un intento de aprovechamiento pol¨ªtico de la manifestaci¨®n de la Diada del 11 de septiembre. En la coalici¨®n de la izquierda abertzale las simpat¨ªas se reparten entre ERC, en el caso de Eusko Alkartasuna, y la Candidatura de Unidad Popular (CUP), en el de Arnaldo Otegi.
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