D¨ªaz Ferr¨¢n presion¨® a Ruiz Mateos para que usara a su mismo testaferro
?ngel de Cabo, encarcelado con la fianza m¨¢s alta de la historia judicial, ten¨ªa informes de todos los miembros de la familia jerezana
Cuando ?ngel de Cabo quiere impresionar a su audiencia en una reuni¨®n hace gala de lo mucho que trabaja y lo poco que duerme. "?A que duermo poco?", dice, volvi¨¦ndose hacia los suyos. "No duerme, no duerme", asienten ellos.
De edad madura, a mitad de camino de los 50, le gusta adoptar adem¨¢n de hombre de acci¨®n a pesar de que su cintura le traiciona. Su obsesi¨®n por la apariencia es enfermiza: acude a las reuniones con exceso de acompa?amiento y es frecuente que haga pasar a empleados por abogados. Le gusta impresionar pero, sobre todo, adora indagar en la vida privada de los dem¨¢s, sin distinci¨®n entre clientes y adversarios, actividad que ha sido la clave de su negocio. Carece de escr¨²pulos. Sus ¨¦xitos enterrando empresas y dejando a trabajadores en la estacada le han llevado a disfrutar del dudoso honor de ser el encarcelado por la Operaci¨®n Crucero con la fianza m¨¢s alta en la historia judicial, 50 millones de euros.
Queda para el juez y los investigadores determinar d¨®nde terminaba Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n y d¨®nde empezaba Cabo, porque hay testigos que afirman que la colaboraci¨®n entre ambos fue mucho m¨¢s all¨¢ del caso Marsans. Algunos indicios de ello obran en el caso de Nueva Rumasa, donde fue imputado por "pr¨¢cticas de extorsi¨®n, coacci¨®n y/o amenazas a administradores concursales, jueces de lo mercantil u otras personas que pudieran hacer peligrar sus planes". As¨ª se las gasta ?ngel de Cabo.
?Cu¨¢l es su culpa? Eloy Velasco, el juez que ha ordenado su prisi¨®n, le acusa de cooperar con el empresario D¨ªaz Ferr¨¢n en la liquidaci¨®n del grupo Marsans para ocultar su patrimonio y eludir el pago a los acreedores.
En l¨ªneas generales, ?ngel de Cabo, seg¨²n la investigaci¨®n, creaba junto a su cliente una ficci¨®n: comprar una empresa en p¨¦rdidas con ¨¢nimo de salvarla para hacer justo lo contrario. En esa maniobra, ganaban los dos: D¨ªaz Ferr¨¢n salvaba su patrimonio y dejaba de ser un empresario en dificultades, mientras Cabo ten¨ªa mano libre para quedarse con aquello que tuviera alg¨²n valor. Clientes, acreedores y trabajadores no estaban invitados a ese fest¨ªn. Esta pr¨¢ctica no fue exclusiva del caso Marsans.
El pasado reciente de ?ngel de Cabo y su equipo no ofrece dudas. Generalmente, utilizan los servicios de un despacho de abogados valenciano, Aszentia, que se presenta como una compa?¨ªa especializada en reflotar empresas. Pese a ello, empresa que tocan muere sin remedio. Muri¨® Teconsa, una inmobiliaria leonesa a la que se relacion¨® con el caso G¨¹rtel: prometieron despedir solo al 75% de la plantilla, pero nada m¨¢s llegar lo ampliaron al 90%. Y muri¨® Marsans, la agencia de viajes que elev¨® a las alturas de la patronal espa?ola a Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n. En Marsans, nadie sobrevivi¨®.
Su ¨²ltimo reto fue Nueva Rumasa, con sus m¨¢s de 100 empresas, pero all¨ª se toparon con m¨¢s dificultades de las previstas; entre otras, que hubo jueces que le quitaron la administraci¨®n de algunas sociedades.
Aunque sus or¨ªgenes parecen modestos, antiguos vecinos aseguran que Cabo siempre pens¨® a lo grande. Viv¨ªa en un discreto piso de la calle de Lladr¨® y Mall¨ª, un distrito de clase media cerca al centro de Valencia. Por entonces gestionaba una empresa de fontaner¨ªa, heredada de su padre Juan de Cabo, con sede en la calle de Mos¨¦n Fenollar.
Cabo ya fue imputado en el ¡®caso Nueva Rumasa¡¯ por extorsi¨®n
Alentado por los buenos a?os del boom inmobiliario, su empresa instalaba todo aquello que tuviera que ver con la fontaner¨ªa de edificios y urbanizaciones. No hay testimonios del personaje con el mono de trabajo, porque ten¨ªa la habilidad de subcontratar la mayor parte de las actividades. Ya hay noticias en esos tiempos de incidentes con los subcontratistas por aquello de cobrar el trabajo de otros y luego no pagar.
De esos or¨ªgenes remotos queda memoria en el bar de Patraix donde almorz¨® durante d¨¦cadas. Recuerdan a Cabo como un hombre altivo, distante y con tendencia a presumir en p¨²blico de la buena marcha de sus negocios. "Nos trataba como a una mierda", relata uno de los camareros, que confirma el gusto del arrestado por los trajes ostentosos, los puros Montecristo y Cohiba, o el g¨¹isqui Cardhu reserva. Vest¨ªa como un ejecutivo, aunque se dedicaba a coordinar el montaje de ba?eras. "A veces ven¨ªa con su hermano, que era m¨¢s joven y m¨¢s chulo todav¨ªa que ¨¦l", apunta otro empleado, que define al personaje como "un l¨ªder que infund¨ªa miedo entre los suyos".
De c¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ hizo el tr¨¢nsito entre la fontaner¨ªa y el mundo de la gesti¨®n de empresas en dificultades no hay explicaciones demasiado detalladas, salvo que empez¨® por hacerse cargo de peque?as constructoras con problemas para ir cosechando un modus operandi. Oper¨® fundamentalmente en el levante espa?ol hasta que dio un primer salto a Andaluc¨ªa, donde tom¨® las riendas de constructoras como Azagra (Sevilla), Mar¨ªn Hilinger (C¨®rdoba) o V¨ªas, Canales y Puertos (C¨¢diz).
Entre las ¨²ltimas actividades del caso de Azagra (donde figuran sociedades interpuestas como Mag3, Equipark, Resipark y Garsilia SLU) hab¨ªa una extra?a concesi¨®n municipal para construir 13 aparcamientos en Sevilla, que nunca se hicieron y para los que miles de vecinos adelantaron 2.000 euros que no volver¨¢n a ver. Un minuto antes de que la empresa entrara en concurso de acreedores, aparec¨ªan De Cabo y sus abogados para hacer una compra y gestionar el enterramiento.
Desde su firma Aszendia, fundada en 2000 y con sedes en Valencia, Castell¨®n y Madrid, rastreaba a industriales asomados al precipicio. Se presentaba como un salvador, una suerte de conseguidor bien relacionado con administradores concursales y jueces, con quienes presum¨ªa de almorzar con frecuencia. Su escenograf¨ªa un tanto hortera ¡ªreloj de oro, rodeado de gente con traje y corbata, ch¨®fer y secretarias seleccionadas por su f¨ªsico¡ª daba confianza a los desesperados. "Cuando ¨¦l aparec¨ªa, ellos se hac¨ªan cada vez m¨¢s pobres y ¨¦l cada vez m¨¢s rico", cuenta un abogado.
Vest¨ªa como un ejecutivo, pese a que entonces coordinaba el montaje de ba?eras
El industrial de la madera Jos¨¦ Tolosa Sanch¨ªs, que ronda los 70, puede contarse entre sus v¨ªctimas. Contact¨® con ¨¦l a trav¨¦s del abogado que gestion¨® el concurso de acreedores de Madeplax de L'Alc¨²dia (Valencia), un grupo de cinco empresas con un centenar de empleados en 2007. Tolosa encarg¨® a Cabo y a su abogado la negociaci¨®n de una deuda con el BBVA y les entreg¨® pagar¨¦s por valor de un mill¨®n de euros que hab¨ªa conseguido con la venta de un terreno. De Cabo nunca sald¨® la deuda y el banco continu¨® ejecutando bienes de familiares del industrial, seg¨²n la letrada de Tolosa, Cristina Oliver, que ha presentado una querella ante el Juzgado de Instrucci¨®n de Carlet (Valencia) contra el cabecilla de Aszendia y uno de sus abogados por apropiaci¨®n indebida y estafa. "En su declaraci¨®n se mostr¨® fr¨ªo y calculador", recuerda Oliver.
Fue en septiembre de 2009 cuando ?ngel de Cabo dio el gran salto al adquirir al empresario leon¨¦s Jos¨¦ Mart¨ªnez N¨²?ez la constructora Teconsa [lleg¨® a facturar 420 millones de euros y contar con 1.000 trabajadores] a trav¨¦s de la sociedad Nuevas Formas y Dise?o (NFD). A partir de ese momento, su vida se acelera. Casi un a?o despu¨¦s (junio de 2010) adquiere el Grupo Marsans [4.000 millones de facturaci¨®n en sus mejores a?os] a trav¨¦s de Posibilitum Bussines y en septiembre de 2011 compra Nueva Rumasa [100 empresas y casi 10.000 trabajadores] con la sociedad Back in Business. Todas las sociedades compradoras ten¨ªan un capital de 3.000 euros y se las hab¨ªa adquirido a un personaje peculiar llamado Ram¨®n Cerd¨¢, que escribe novelas y crea sociedades pr¨ºt ¨¤ porter.
"Era un hist¨®rico de Valencia", comenta el director de un despacho valenciano que prefiere guardar el anonimato. "Muy metido en antiguas quiebras y suspensiones de pagos. Compra matrices con muchas filiales para aprovechar la falta de control sobre esas filiales y as¨ª vender sus activos. ?l y sus hombres se pon¨ªan grandes sueldos para sacar la masa v¨ªa salarios".
"Se ponen sueldazos que cobran mensualmente, se conceden cr¨¦ditos contra la masa, provisionan operaciones de ventas de activos, contratan a sus propios despachos de abogados con minutas terribles", explica un administrador concursal.
Una abogada a?ade: "Fabricaban facturas falsas, simulaban que un apag¨®n hab¨ªa deteriorado los archivos, mandaban abogadas j¨®venes sin experiencia y sin conocimiento del caso para despistar a los jueces. Todo eso sucedi¨® en Teconsa".
Otros abogados consultados mencionan el lado m¨¢s oscuro de Cabo. "Te llamaba por la noche a tu domicilio particular para que supieras que ¨¦l sab¨ªa d¨®nde viv¨ªas", cuenta una abogada. "Sab¨ªa c¨®mo intimidar a la gente", explica otro.
"Empez¨® siendo un hombre de paja como administrador de empresas", dice un profesional que ha trabajado mucho tiempo en el mismo sector que ?ngel de Cabo, adquiriendo empresas al borde de la ruina. "Luego pas¨® a quedarse con peque?as inmobiliarias. Fue de chapuza en chapuza. Le daban mandatos de gesti¨®n y si quedaba algo, repart¨ªan. Y fue creciendo. Lo malo es cuando haces esto con acreedores con el colmillo retorcido". Y eso es lo que ha sucedido en el caso Marsans. Lean la lista de acreedores: La Caixa, Santander, Banesto, Sabadell, Bankia, Iberojet, Pullmantur, Melia, NH Hoteles... demasiados acreedores con colmillo afilado, de los que utilizan bufetes de alto standing, alguno de los cuales abandon¨® a D¨ªaz Ferr¨¢n cuando sus abogados se dieron cuenta de que estaba dispuesto a todo... aunque no fuera muy legal.
Fue hacia junio de 2011 cuando Cabo dio el salto m¨¢s grande: Nueva Rumasa. Y para esta nueva adquisici¨®n lleg¨® acompa?ado de D¨ªaz Ferr¨¢n, que visit¨® al menos dos veces a Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos para convencerle de que la soluci¨®n de Cabo era perfecta para el atolladero en el que se hab¨ªa metido con una red de empresas en dificultades y una emisi¨®n de pagar¨¦s insostenible. D¨ªaz Ferr¨¢n no solo hizo la recomendaci¨®n. As¨ª lo ha atestiguado Joaqu¨ªn Yvancos, el hombre de confianza de Ruiz Mateos desde 1987. D¨ªaz Ferr¨¢n presion¨®.
"Me inform¨¦ sobre Cabo", cuenta Yvancos. "Le visit¨¦ en su despacho valenciano un par de veces. Ya me extra?¨® que un despacho de abogados estuviera en un pol¨ªgono industrial. All¨ª fue donde me cont¨® eso de que se inspir¨® en la pel¨ªcula Pretty Woman y en el personaje de Richard Gere para dedicarse a salvar empresas. All¨ª en sus oficinas trat¨® de impresionarme. Ten¨ªa una nave con un gimnasio, un sal¨®n comedor, una sauna, una pista de p¨¢del sin usar, muchos coches en el aparcamiento, una limusina incluso; todo ello supongo que adquirido de lo que obten¨ªa de otras empresas. No hab¨ªa dos sanitarios iguales en esa nave. Yo no ve¨ªa muy clara esta operaci¨®n en la que estaban empe?ados los hijos de Ruiz Mateos. Luego lo supe: Cabo ten¨ªa dossieres de cada uno de ellos".
"As¨ª que un d¨ªa me amenaz¨®", prosigue Yvancos en su testimonio. "Me dijo eso de que sab¨ªa d¨®nde viv¨ªa mi hija en Holanda y algunas cosas m¨¢s. Yo soy nieto de un general de la Guardia Civil y no me dejo amenazar".
Yvancos no pudo parar la operaci¨®n y el acuerdo se ejecut¨®: la influencia de D¨ªaz Ferr¨¢n y lo que sab¨ªa Cabo sobre las intimidades de algunos de los hijos hizo el resto. Yvancos qued¨® apartado de Nueva Rumasa. En la confusi¨®n del momento (como sucediera en Marsans) se dijo que Cabo compraba el holding por 1.800 millones de euros. Nunca hubo tal desembolso. Yvancos decidi¨® entonces colaborar con la justicia y, entre otras cosas, investigar personalmente a Cabo.
Yvancos no es cualquier abogado. Su nombre aparece ligado a los momentos clave de Ruiz Mateos en su personal y larga cruzada contra socialistas, jueces y banqueros tras la expropiaci¨®n de Rumasa (1983), hasta que logr¨® una relativa calma y comenz¨® su aventura en Nueva Rumasa. Yvancos manej¨® numerosos informes sobre personas influyentes. Puestos a investigar sobre alguien, Yvancos ha tenido mucho m¨¢s recorrido que Cabo: algunos excolaboradores de ¨¦ste trabajan ahora para ¨¦l.
Yvancos ha seguido el rastro del patrimonio de ?ngel de Cabo entre Per¨² y Colombia, adem¨¢s de la pista sobre sus cuentas en Suiza, alguna de ellas en sucursales de bancos espa?oles.
Es en Suiza donde el juez Velasco ha bloqueado una cuenta con 4,9 millones de euros. Tiene mucha informaci¨®n sobre Esser Internacional 21, la empresa donde iba a parar una buena parte del dinero que Cabo salvaba de las empresas que hab¨ªa adquirido.
Yvancos conoc¨ªa tambi¨¦n su costumbre de tener al alcance talones al portador por cantidades muy elevadas, que renovaba cada mes. "Era una forma de tener dinero disponible si las cosas van mal; pero no lo ha conseguido". La polic¨ªa lleva incautados dos millones de euros en los registros de varios domicilios durante la Operaci¨®n Crucero, entre ellos los de su secretaria y alguno de sus colaboradores y testaferros. Ca¨ªdo en desgracia, su futuro se torna complicado: se ha negado a declarar y sabe que algunos de sus estrechos colaboradores no han sido detenidos, se?al de que pueden estar colaborando con la justicia.
A juicio de los investigadores, ?ngel de Cabo era una pieza f¨¢cil ("no tiene formaci¨®n para montajes muy complicados") y mantienen la tesis de que ha seguido siendo un hombre de paja. La secuencia Teconsa, Marsans, Nueva Rumasa, con el caso G¨¹rtel en medio y un hombre tan protegido por el PP como D¨ªaz Ferr¨¢n, promete noticias interesantes para un futuro.
Posiblemente, ?ngel de Cabo pase a ser una an¨¦cdota, ¨¦l que quer¨ªa ser protagonista. Como Richard Gere. Lo suyo era aparentar. Por eso, hasta hace bien poco, volv¨ªa por su antiguo barrio solo para una cosa, arreglarse el cabello en la peluquer¨ªa Naharros y desfilar con sus deportivos por Patraix. ¡°Era una persona normal¡±, dice el peluquero. La ¨²ltima vez que fue a su establecimiento lo hizo en un Porsche blanco.
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