Pol¨ªtica golfa
El supuesto borrador policial sobre el cobro por parte de Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de comisiones de constructoras a trav¨¦s del Palau, y en el que se insinuaba que una parte de ese dinero era desviado a cuentas del presidente Mas y de la familia Pujol en para¨ªsos fiscales, no ha sido elaborado por ning¨²n miembro de la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal de la Polic¨ªa Nacional. As¨ª lo afirmaba su comisario jefe en declaraci¨®n enviada al juez que investiga el caso Palau. Por m¨¢s que pueda contener elementos veraces procedentes de la investigaci¨®n, se trata, por tanto, de una falsificaci¨®n, dado que el documento llevaba el membrete de esa unidad. Y si lo es, el Ministerio est¨¢ obligado a identificar qui¨¦n y por qu¨¦ lo hizo.
Cualquier observador no cegado por la pasi¨®n tendr¨ªa que haber sospechado de un escrito que inclu¨ªa supuestas anotaciones como esta: ¡°Pendiente de pago el 20% de lo asignado al Palau a JP [Jordi Pujol] hijo, sacar en efectivo y entregar en mano en lugar habitual, su padre ya ha sido informado, como siempre¡±. Demasiado redondo y como de dise?o (ese ¡°como siempre¡±, a fin de implicar al padre) para resultar veros¨ªmil.
No es f¨¢cil calcular el efecto de esa manipulaci¨®n en el resultado electoral; es posible que al sector del electorado de CiU menos convencido por el giro de Mas le empujara a no votarle; pero que esa tendencia se equilibrase con la de votantes potenciales de otras formaciones que decidieran apoyarle frente a lo que consideraban un sucio ataque personal. En todo caso, un efecto ya verificado es que el episodio ha desviado la atenci¨®n del asunto de fondo: los indicios de financiaci¨®n ilegal de Converg¨¨ncia que han llevado al embargo judicial de la sede del partido en Barcelona, y que ha permanecido latente desde que Maragall aludi¨® al cobro de comisiones por adjudicaciones de obras p¨²blicas (el famoso 3%).
El clientelismo pol¨ªtico crea condiciones que favorecen el desarrollo de la corrupci¨®n
Resulta por ello algo excesivo el tono con que Jordi Pujol advirti¨® tras la publicaci¨®n del escrito que, si bien CiU ¡°necesitar¨¢ mucha gente¡± tras las elecciones, ¡°ser¨¢ de la que se haya comportado dignamente en un momento como este¡±. El transparente mensaje era que quien dudase ahora, no esperara cargo p¨²blico ma?ana, tras la esperada mayor¨ªa absoluta. Una expresi¨®n manifiesta de la l¨®gica propia del clientelismo pol¨ªtico.
La relaci¨®n entre clientelismo y corrupci¨®n es uno de los asuntos m¨¢s sugerentes analizados por Roberto Velasco en Las cloacas de la econom¨ªa, libro que acaba de publicar la editorial Catarata. Lo esencial del clientelismo es para ese autor la relaci¨®n establecida por quien controla recursos de poder y garantiza el acceso a ellos de otras personas a cambio de lealtad y apoyo pol¨ªtico. La conclusi¨®n de Velasco es que si bien son fen¨®menos distintos, el clientelismo pol¨ªtico crea condiciones que favorecen el desarrollo de la corrupci¨®n. Pues los empleos y otras ventajas dispensados a esas personas mediante decisiones administrativas implican la utilizaci¨®n de medios p¨²blicos al servicio de intereses privados (frecuentemente contra los de otros particulares, perjudicados por la decisi¨®n).
Transparency International (TI) acaba de publicar su informe anual sobre la corrupci¨®n en el mundo. Espa?a figura en el lugar 30 sobre 176 pa¨ªses ordenados de menos a m¨¢s corrupci¨®n. En otro estudio presentado en junio bajo el enunciado Dinero, pol¨ªtica y poder, TI establec¨ªa una vinculaci¨®n entre percepci¨®n de corrupci¨®n y crisis econ¨®mica. El paro y los recortes en el acceso a las prestaciones sociales determinan una mayor sensibilidad ante pr¨¢cticas que antes se pasaban por alto.
Seg¨²n una encuesta del CIS, en 2011 el 86% de los espa?oles consideraba que la corrupci¨®n est¨¢ ¡°bastante o muy extendida¡±. Es llamativo que la percepci¨®n del propio pa¨ªs como el m¨¢s corrupto de Europa sea compartida por los habitantes de Italia, Espa?a y Grecia, tres de los m¨¢s afectados por la crisis. La corrupci¨®n dificulta a su vez la salida de la depresi¨®n en la medida en que provoca efectos como la distorsi¨®n en la asignaci¨®n de recursos y en la redistribuci¨®n de la renta, la reducci¨®n de la competencia y la erosi¨®n de la confianza en el cumplimiento de los compromisos.
La compra de votos fue la manifestaci¨®n m¨¢s caracter¨ªstica del clientelismo en la Espa?a caciquil. Seg¨²n el historiador Tu?¨®n de Lara, a comienzos del siglo XX se dio el caso de que en localidades como Zamora o Coria ¡°el pueblo se amotinase en protesta porque, al no haber m¨¢s que un candidato, se frustraban sus esperanzas de vender su voto¡±. Lo que llev¨® a Manuel Aza?a a decir a sus paisanos de Alcal¨¢ en una conferencia pronunciada en 1911 que ¡°no es a los corruptores a quien hay que dirigirse, sino a los infelices corrompidos (...), v¨ªctimas de su ignorancia porque al enemigo m¨¢s cruel le entregan la ¨²nica arma que tienen para defenderse¡±. Ejemplo conmovedor de confianza en el poder del voto que contrasta con el cinismo pol¨ªtico evidenciado en el apoyo prestado en las ¨²ltimas elecciones locales a algunos de los candidatos m¨¢s corruptos de Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.